El informe sobre abusos en la Iglesia suiza habla de negligencia de varios obispos El cardenal Koch, acusado de encubrir a pederastas cuando era obispo de Basilea
El informe sobre abusos sexuales en la Iglesia de Suiza ha puesto en entredicho la actuación del cardenal Kurt Koch, obispo de Basilea entre 1995 y 2010, quien no habría actuado conforme a la directiva de la Conferencia Episcopal Suiza (CES) con respecto a los casos de pederastia
El informe acusa a Koch -el eclesiástico de mayor relevancia de la Iglesia suiza y, desde 2010, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos- de no informar a la fiscalía ni al Vaticano sobre uno de sus sacerdotes, K.S., quien “en el marco de las salidas de grupos juveniles invitó a menores a la sauna y les pidió que se desnudaran en público”
| RD/ J. L.
El informe sobre abusos sexuales que ha dejado en shock a la Iglesia en Suiza, y que ha contabilizado 1.002 casos desde mediados del pasado siglo, aunque son solo “la punta del iceberg”, según afirmaron durante la presentación, ayer martes, las investigadoras de la Universidad de Zurich, ha puesto en entredicho la actuación del cardenal Kurt Koch, obispo de Basilea entre 1995 y 2010, quien no habría actuado conforme a la directiva de la Conferencia Episcopal Suiza (CES) con respecto a los casos de pederastia.
El informe acusa a Koch -el eclesiástico de mayor relevancia de la Iglesia suiza y, desde 2010, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos- de no informar a la fiscalía ni al Vaticano sobre uno de sus sacerdotes, K.S., quien “en el marco de las salidas de grupos juveniles invitó a menores a la sauna y les pidió que se desnudaran en público”, según asegura en un reportaje Blick.
Según el estudio -que deja constancia también del obstruccionismo a la hora de realizar esta investigación y subraya el hecho de que dos diócesis habían destruido sus archivos-, Koch no realizó ninguna de las labores que marcan los protocolos de la Iglesia en Suiza, como presentar las acusaciones ante la fiscalía e iniciar un procedimiento eclesiástico.
En este sentido, se indica que el entonces obispo de Basilea -al igual que otros cinco pastores sobre los que también se presenta un análisis de su deficiente actuación y presunto encubrimiento- habría estado implicado en el cambio de diócesis de los sacerdotes sobre los que había denuncias de abusos.
Es el caso, que se cita con profusión, de K.S. un sacerdote que en 1985 se incardinó en la diócesis de Basilea y en 1988 fue nombrado párroco en el cantón de Berna, donde permaneció veinte años. En 2005 pidió “por motivos personales” ser incardinado en una diócesis rumana, lo cual le fue concedido, aunque siguió viviendo en Suiza, según informa Katch.ch
Dos años antes había sido denunciado por abusos, pero “la diócesis de Basilea, que convocó al sacerdote, minimizó los hechos y firmó una declaración indicando que nunca había tenido contacto sexual de ninguna forma con niños o adolescentes. La diócesis de Basilea consideró entonces que el asunto estaba resuelto y no consta en los autos ninguna consecuencia”, en una actuación que, se destaca, se saltaba las directivas de la CES, que obligan a denunciar los hechos a la fiscalía e iniciar una investigación canónica preliminar, algo que el entonces obispo Koch no hizo.
Después de 2005, otros informes apoyaron las acusaciones contra el sacerdote. Pero su traslado de la diócesis que pastoreaba Koch a Rumania complicó la sanción. Condenado penalmente dos veces por pedofilia, conserva su ministerio, debido a que sus sucesivos cambios de diócesis y país se hizo sin el debido flujo informativo entre ellas, lo que, unido a la negligente supervisión de sus obispos, le permitió eludir sus responsabilidades como autor de abusos.
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