El cardenal Artime cerrará la 54 Semana Nacional de Institutos de Vida Consagrada La afectividad (y su efectividad), eje del 'cónclave' pascual de la vida religiosa española

Semana Nacional del ITVR
Semana Nacional del ITVR

"Lo afectivo es lo efectivo: fuerza y gracia de la afectividad en la vida consagrada". Con ese lema, el 23 al 26 de abril el aula magna del CEU San Pablo (y a través de las redes sociales) acogerá la 54 Semana Nacional de Institutos de Vida Consagrada

"Formar la afectividad es una ardua tarea de vida; no formarla es caminar hacia el abismo, aunque de momento se viva en el  espejismo de una efectividad ilimitada. Basta pensar en consagrados muy  efectistas y eficaces que por vivir una afectividad convulsa han causado enormes escándalos", incluyendo los abusos

Vivimos un momento en el que "se privatizan los afectos, se secularizan los  vínculos, se niega toda racionalidad a lo amoroso, se mira,  percibe y siente de modo diferente al propio cuerpo, se reorganizan las  fechas y los tiempos del amor, se resignifica la expresión de los afectos, etc..."

"Lo afectivo es lo efectivo: fuerza y gracia de la afectividad en la vida consagrada". Con ese lema, el 23 al 26 de abril el aula magna del CEU San Pablo (y a través de las redes sociales) acogerá la 54 Semana Nacional de Institutos de Vida Consagrada, el encuentro anual de la vida religiosa española que siempre se celebra justo después de Pascua.

Este año, con una dimensión especial, y con la mirada puesta en la preocupación por el estado de salud del Papa, tal y como subrayó en su saludo inicial el director del ITVR, Antonio Bellella. Entre los asistentes, destaca la presencia del cardenal Ángel Fernández Artime, pro-prefecto de DIVCSVA; el jesuita Cristóbal Fones, responsable de la Red Mundial de Oración por el Papa; o el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín, encargado de la inauguración. Y a través de cuatro núcleos: Tu tesoro, tu corazón; Los sentimientos de Cristo; Como yo os he amado; y Sois el cuerpo de Cristo. 

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En la presentación, Bellela recalcó la relevancia del mundo digital para estas jornadas, que desde la pandemia han logrado "colarse hasta la cocina de las casas religiosas", para conseguir que los religiosos mayores, y aquellos que no pueden desplazarse hasta Madrid, tengan ocasión de participar en las mismas. "Cada año no se reduce, sino que aumenta el número de los que participan en modalidad on line", incidió el claretiano. 

Semana Nacional para Institutos de Vida Religiosa

En cuanto al tema, Bellella destacó la "afectividad" como una de las fuerzas, y los dramas, de la vida consagrada, un tema que había sido solicitado con fuerza por muchos religiosos en los últimos años. "Merece la pena aceptar el desafío, y eso es lo que hemos hecho". 

¿Por qué? En primer lugar, por la relevancia de considerar a la persona "como un ser abierto y relacional", algo que ya se ha puesto de manifiesto en los últimos cinco años de las Semanas Nacionales del ITVR. "Todo ello en un contexto eclesial que propone una nueva praxis relacional: la sinodalidad", sostuvo Bellella. Este año, el tema se ha visto reforzado por la publicación de la encíclia 'Dilexit Nos'

"Basarse en el afecto llevaría a actuar por impulsos tan fatuos como efectistas, pues en el fondo adolecerían de falta de garantía y  continuidad. Se consideraba un error no basarse en lo razonable, en la  disciplina y la voluntad férrea, y en su lugar echarse en brazos del gusto, el  sentimiento y el deseo"

En segundo término, por la urgencia de abordar la "inmadurez" de la persona a la hora de plantear la efectividad de lo efectivo. "Basarse en el afecto llevaría a actuar por impulsos tan fatuos como efectistas, pues en el fondo adolecerían de falta de garantía y  continuidad. Se consideraba un error no basarse en lo razonable, en la  disciplina y la voluntad férrea, y en su lugar echarse en brazos del gusto, el  sentimiento y el deseo", reflexionó.

Una ardua tarea de vida

De algún modo, lo afectivo se identificaba, además  de con lo inmaduro, con lo caprichoso, lo irracional, lo inconsistente, lo subjetivo y lo ingenuamente romántico. "Hoy ya no es así", aclaró, pues "formar la afectividad es una ardua tarea de vida; no formarla es caminar hacia el abismo, aunque de momento se viva en el  espejismo de una efectividad ilimitada. Basta pensar en consagrados muy  efectistas y eficaces que por vivir una afectividad convulsa han causado  enormes escándalos", incluyendo los abusos, en los que la Iglesia ha tardado en entrar, pero que, cuando lo ha hecho, "lo está afrontando con todas sus consecuencias para responder a las víctimas, y lo que implica para la institución".

"Ni se ha caminado a mil por hora, ni a uno por hora", añadió Bellella. "Hemos dado pasos decididos dentro de nuestra pluralidad", insistió, reivindicando la necesidad de reflexionar y formar en una afectividad efectiva. "Creo que es una expresión interesada, el celibato no implica que a la persona no le quede otro remedio que llegar a extremos delictivos. Eso no depende de si eres célibe o no", cerró.

Antonio Bellella y Laura Zamora, secretaria académica del itvr
Antonio Bellella y Laura Zamora, secretaria académica del itvr

Finalmente, el "proceso de gestación de una nueva cultura  afectiva en la que, casi sin darnos cuenta, ya estamos sumergidos", en un momento en el que "se privatizan los afectos, se secularizan los  vínculos, se niega toda racionalidad a lo amoroso, se mira,  percibe y siente de modo diferente al propio cuerpo, se reorganizan las  fechas y los tiempos del amor, se resignifica la expresión de los afectos, etc...", incidió Antonio Bellella.

La sociedad está en ebullición afectiva, recomponiendo al ritmo  de la técnica los conceptos de privacidad e intimidad. Las personas  reescriben sus biografías, mientras las relaciones interpersonales se  comercializan, robotizan y tecnifican

En esta realidad, "los consagrados participamos como  espectadores inteligentes y perplejos en esta nueva «feria del amor», en la  que se construyen y deconstruyen sucesivamente las identidades  personales". Y es que, en su opinión, "la sociedad está en ebullición afectiva, recomponiendo al ritmo  de la técnica los conceptos de privacidad e intimidad. Las personas  reescriben sus biografías, mientras las relaciones interpersonales se  comercializan, robotizan y tecnifican".

En este contexto, "las personas  consagradas, aunque pretendan lo contrario, se ven conducidas o  arrastradas por una realidad que les supera. Ciertamente, es casi imposible  mantenerse indiferentes. o presumir de estar inmunizados ante algo que nos  toca tan dentro". Todo un reto a asumir, con un enfoque transversal, interdisciplinar y diversificado, proactivo e identitario.

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