La Iglesia de la secularizada Chequia responde con un gran número de grupos sinodales "No queremos que nuestros curas sean eruditos, sino cercanos": la petición de los católicos checos
“En todos estos pequeños grupos, en las parroquias y en las comunidades, todos se sienten ahora más presentes y, sobre todo, más conscientes de su corresponsabilidad en la conducción de la vida eclesial", según muestran las primeras síntesis de la fase de escucha diocesana
La mayor preocupación en la mayoría de los grupos sinodales ha sido "el riesgo de una Iglesia autorreferencial que vive en una cúpula de cristal sin suficiente contacto con el mundo circundante”
Nuevas sorpresas en el proceso sinodal puesto en marcha por el papa Francisco: la secularizada República Chequia, dondetres cuartas partes de la población declaran no pertenecer a ninguna confesión religiosa y sólo el 5% de los más de 11 millones de habitantes asiste regularmente a un servicio religioso de cualquier religión, se presenta entusiasmada con la consulta que habrá de desembocar en el Sínodo de octubre de 2023.
Así se desprende, al menos, de la participación registrada durante la fase diocesana pues, según informa la hermana Klára Malinaková, religiosa de la congregación del Niño Jesús de Praga, en Vatican News, “a pesar del escepticismo inicial de una parte del pueblo creyente, e incluso de bastantes sacerdotes, el camino ¡ha implicado nada menos que 2.312 grupos sinodales!”.
Conscientes de su corresponsabilidad
“En todos estos pequeños grupos, en las parroquias y en las comunidades, todos se sienten ahora más presentes y, sobre todo, más conscientes de su corresponsabilidad en la conducción de la vida eclesial. Mirando con más detalle: todavía se necesitará tiempo para resumir todas las síntesis diocesanas de la confrontación en una superior, a nivel nacional”, añade la religiosa.
Pero de lo que ya se ha analizado, a sor Klára, el primer punto importante que le ha llamado la atención es que “en muchas comunidades existe la queja de que el estilo sinodal está por debajo del promedio o de las expectativas del pueblo de Dios”.
Junto a eso, se constata “la necesidad de mejorar la comunicación entre sacerdotes y laicos” y que lo que estos esperan de los sacerdotes, “no es tanto su erudición teológica, como su cercanía y apertura reales, una mayor actitud de escucha y la capacidad de trabajar siempre juntos”, junto con un “claro deseo de que se confíe en ellos”.
“Cabe destacar -añade la religiosa- la observación de que cuando los sacerdotes estaban presentes en los grupos, los temas estaban más relacionados con los problemas de la transmisión de la fe en la actualidad, mientras que cuando no participaban directamente, había una mayor apertura al debate sobre los temas de la reforma de la Iglesia, el celibato de los sacerdotes y la ordenación de las mujeres”.
Una Iglesia acogedora
Destacada además aparece en las síntesis “la necesidad de una Iglesia que sepa acoger cada vez más a los marginados, a los descartados, y compartieron una clara preocupación (la más extendida en todos los grupos) por el riesgo de una Iglesia autorreferencial que vive en una cúpula de cristal sin suficiente contacto con el mundo circundante”.
Igualmente ha llamado la atención que en los temas aparece el de la soledad como un signo de los tiempos al que responder pastoralmente. “Es posible que la sensibilidad hacia este tema haya sido generada también por un problema más amplio, externo a la Iglesia, propio de nuestro tiempo, que algunos estudiosos han llamado "el siglo de la soledad", apunta la hermana Klára, que añade que “los países de Europa del Este, incluida la República Checa, se encuentran entre los que presentan un mayor nivel de soledad existencial”.
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