Asamblea continental africana: Una Iglesia 'familia de Dios' Las mujeres africanas mantienen unida a la Iglesia; son mayoría y forman su columna vertebral
La Asamblea sinodal de África celebrada en Adís Abeba, Etiopía, del 2 al 6 de marzo fue un momento clave para lanzar la renovación de la Iglesia en este continente
Tras las dos sesiones de trabajo celebradas en Accra, Ghana, y Nairobi, Kenia, en diciembre de 2022 y enero de 2023 respectivamente, se indican las prioridades de una Iglesia que quiere ser una presencia acogedora e inclusiva, abierta a los jóvenes y a las mujeres
| Adriana Masotti
Entre ellos había nueve cardenales, veintinueve obispos y cuarenta y un sacerdotes, pero la mayoría de los participantes eran laicos, personas consagradas, incluidos jóvenes, y miembros de otras tradiciones y confesiones cristianas. "Con valentía y alegría, confianza y humildad – reza el comunicado – nos hemos escuchado unos a otros y al Espíritu Santo”.
En un espíritu de discernimiento, escuchamos lo que el Pueblo de Dios de todo el mundo tenía que decir en el primer año del Sínodo. En oración y silencio, examinamos las ideas que habían surgido, debatimos las cuestiones y los temas, e identificamos las prioridadespara preparar un Documento sinodal africano que represente la auténtica voz de África".
Iglesia sinodal o sea la familia de Dios en África
"La Asamblea sinodal continental confirmó el camino de la Iglesia en África. La sinodalidad forma parte de lo que somos y de cómo vivimos como familia de Dios en África – reza el texto – la familia de Dios es nuestra tienda en África y es un espacio abierto de encuentro. La familia sinodal africana es una Iglesia que: se extiende e incluye todas nuestras diferencias, diversidades, tensiones y fortalezas; acoge al otro y da cabida a su diversidad; se vacía, pero sin perder los cimientos y fundamentos de nuestra fe; es una Iglesia que puede moverse".
El comunicado final se afirma además que el continente africano "ha sido bendecido con los ricos principios y valores de nuestras culturas y tradiciones". En efecto, enraizada en los principios antropológicos y los valores culturales africanos, en particular Palaver, Ubuntu y Ujamaa, que hacen hincapié en el espíritu de comunidad, el sentido de familia, el trabajo en equipo, la solidaridad, la inclusión, la hospitalidad y la convivencia, la Iglesia católica en África ha crecido como una familia de Dios. Estos principios y valores son semillas buenas y sanas para el nacimiento y el crecimiento de una Iglesia verdaderamente sinodal en África y en el mundo".
Deseamos una reforma auténtica
Fueron muchos los compromisos que la Asamblea continental se propuso asumir. "Como familia sinodal de Dios en África, afirmamos y celebramos nuestra común dignidad bautismal que nos hace sentir plenamente en casa en una Iglesia sinodal, donde se valoran todas las vocaciones. Como familia sinodal de Dios, somos una Iglesia que escucha. Escuchamos sin juzgar, especialmente a los que no se sienten suficientemente reconocidos en la Iglesia, a los que se sienten exiliados, abandonados y excluidos. Como familia sinodal de Dios – continúa el comunicado – buscamos una auténtica conversión y reforma”.
"Nos comprometemos a superar las estructuras jerárquicas rígidas, las tendencias autocráticas malsanas, el clericalismo nocivo y el individualismo aislante que socavan y debilitan las relaciones entre obispos, sacerdotes y laicos"
Solidaridad con los "heridos" y la fuerza de los jóvenes
No falta la confrontación con las difíciles realidades que afectan al continente africano, sus numerosas heridas. "Durante nuestra asamblea sinodal continental, hemos sentido el dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas de África. La familia sinodal de Dios camina con los afectados por la guerra, los conflictos étnicos, la intolerancia religiosa, el terrorismo y todas las formas de conflicto, tensión y violencia". Y luego sobre la presencia de los jóvenes se afirma:
"La Iglesia en África es vibrante gracias a la energía, la pasión y la creatividad de los jóvenes. Su contribución a la misión y al ministerio de la Iglesia es un don para construir una Iglesia verdaderamente sinodal en África. Los jóvenes tienen un lugar importante y un papel central en la familia sinodal de Dios en África"
Las mujeres son un don para la Iglesia
La participación de las mujeres en la Iglesia también se debatió durante la Asamblea sinodal continental, en la que las mujeres "fueron parte activa en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento". En el comunicado se lee: "De ellas aprendimos a ser una Iglesia sinodal. Las mujeres africanas mantienen unida a la Iglesia; son mayoría y forman su columna vertebral”.
"Caminar juntos como Iglesia sinodal significa reconocer sus dones, talentos, carismas y contribuciones. Para las mujeres de África y de todo el mundo, la sinodalidad es una oportunidad de participación plena e igualitaria en la vida de la Iglesia. Las mujeres son un don para la Iglesia. La verdadera sinodalidad no puede darse en la Iglesia si no se considera a las mujeres como socias en pie de igualdad"
Una Iglesia sinodal que se pone a la escucha
Para superar y erradicar la cizaña del clericalismo, el autoritarismo y la indiferencia, es necesario "generar nuevas formas de liderazgo", afirma el comunicado, por lo que la Iglesia en África se compromete a "crear espacios y ensanchar nuestra tienda para el posible ejercicio de diversas formas de ministerio laical" y a crecer "en una espiritualidad que apoye la práctica de la sinodalidad", basada en la escucha del Espíritu Santo.
"Animados por el espíritu de interculturalidad, ecumenismo y encuentro interreligioso caminamos junto a los demás, apreciando las diferencias culturales, entendiendo esas particularidades como elementos que nos ayudan a crecer. Escuchamos la espiritualidad y la sabiduría de los pueblos indígenas y las culturas locales"
Una experiencia que debe continuar
Los días transcurridos en Adís Abeba en marzo fueron testigos de abundantes gracias y bendiciones de Dios. El comunicado expresa la alegría experimentada al "caminar juntos" y el deseo de seguir haciéndolo. Y concluye:
"Este es el momento de alegrarnos: no dejemos que la cizaña nos obstaculice; dejemos que el Espíritu Santo nos guíe hacia adelante para seguir sembrando nuevas semillas y recoger abundantes frutos de sinodalidad"
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