Paul Desfargues: "La Encíclica es un motivo de esperanza, es un signo de la continuación de un camino de hermandad" Del Amazonas al desierto: obispos de todo el mundo alaban 'Fratelli Tutti'

“‘Fratelli Tutti’ es una Encíclica providencial para el tiempo que vive Bolivia”. El obispo de San Ignacio de Velasco (Bolivia), monseñor Flock, valoró la tercera encíclica papal, en especial en lo referente a la ‘sana política’.

En su reflexión, el prelado ve “providencial” que el texto “haya sido publicado en vísperas de nuestras elecciones”, y subraya cómo “hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común”.

Sin embargo, sostiene, “deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder”.

Bolivia y EEUU

"Creo que el Santo Padre describe perfectamente lo que ha sucedido en los últimos años, en Bolivia y en los EEUU", resalta el prelado, quien añade cómo el Papa insiste en que "al leer sus ideas, uno se da cuenta que no hace falta un movimiento al socialismo, sino un compromiso de caridad social basado en un amor al hermano que se hace política para crear leyes justas e instituciones sanas al servicio del pueblo".

"También explica: 'el político es un hacedor, un constructor con grandes objetivos, con mirada amplia, realista y pragmática, aún más allá de su propio país", añade Glock, quien sueña "si pudiéramos elegir el próximo domingo a políticos comprometidos para estas realidades".

"Dios sueña -finaliza- con nuestra alegría al participar de este banquete, cuya mesa, de alguna manera es la creación entera, como también la Eucaristía, y finalmente el Banquete celestial. Todos somos invitados, pero para compartir semejante fiesta, tenemos que poner a un lado nuestros propios proyectos para celebrar algo especial".

Por su parte, Paul Desfarges, Arzobispo de Argel, comenta en una entrevista concedida a la agencia I.Media, la reciente Encíclica. Un documento que toca de cerca al prelado jesuita francés, quien desde hace 50 años trabaja en Argelia y que, por lo tanto, vive en la vida cotidiana la experiencia del diálogo interreligioso en este país musulmán.

Este texto nos habla de manera especial, ya que se refiere muy claramente a la oportunidad de un diálogo con los musulmanes", recalca el prelado, quien destaca la "plena sintonía" entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar "para promover la fraternidad universal". "Es un compromiso común que se expresa una vez más. En este sentido, la Encíclica es un motivo de esperanza, es un signo de la continuación de un camino de hermandad”.

El latido de Foucauld

“Para nosotros se trata de mantener la existencia de una Iglesia en relación, presente y, si es posible, fraterna con nuestros hermanos musulmanes. Lo que el Papa nos dice es que la Iglesia no está ahí para sí misma, sino para 'salir al encuentro' y que vivimos como creyentes en un Dios que es benévolo con sus criaturas, que somos hermanos y podemos vivir como tales”, subraya monseñor Desfargues, quien destaca el hecho de que el Papa se haya inspirado en Carlos de Foucauld.

Por último, ante la pregunta referente a los "efectos" de este esfuerzo del Santo Padre Francisco por construir un puente de fraternidad, el Arzobispo de Argel señaló que, aunque es demasiado pronto para evaluarlo, la firma de la Declaración Conjunta por la más alta autoridad suní es, en sí misma, un "gesto muy fuerte": “Me sorprende ver una postura tan firme, especialmente contra la violencia terrorista. Por ejemplo, la afirmación `Dios se defiende solo´, es una de las que deben ser recordadas hoy. Muchos musulmanes quieren esto: un Islam de diálogo”.

De Laudato a Fratelli

Finalmente, los obispos de Perú sostienen que Fratelli Tutti "complementa a la perfección Laudato Si", donde "se hacía un llamado al mundo entero para el cuidado de la Casa Común. Ahora, el Papa nos llama a vivir en fraternidad, a alimentar y cultivar la amistad social en el mundo. En un mundo sin fronteras donde, el centro, sea construir un mundo mejor y más justo".

Así, para el administrador apostólico de Iquitos, Miguel Fuertes, "estamos llamados a reconstruir este mundo que nos duele, con hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que se hacen prójimo, que se levantan y rehabilitan al caído para que el bien sea común. Hoy podemos recomenzar, el Papa Francisco nos llama a ser parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades  heridas".

Por su lado, Juan Bautista Oliver, obispo del Vicariato Apostólico de Requena, destacó cómo el Papa muestra que "“nadie puede vivir como islas, sino que hemos de vivir en comunión que crea fraternidad, desde esta categoría es que podemos entender todas las cosas”. Oliver añadió que esa idea viene a significar que el hombre tiene la tarea de salir de sí mismo para entrar en relación con los demás, no solo con su propio grupo, el más cercano, sino que “todo amor auténtico ayuda a crecer y establecer nuevas formas de amistad”.

Para Alfredo Vizcarra, obispo del Vicariato Apostólico de Jaén, “el Papa busca responder a una serie de conceptos e ideas fundamentales en las que tiene mucho que ver la crisis en la que nos encontramos. Por un lado, se ve la política con dos alternativas: populismo o liberalismo. Sin embargo, no se trata de eso. En ambas visiones se corre el riesgo de perder de vista una dimensión importante que tiene que ver con el pueblo. Mirar así las cosas podría llegar a eliminar la palabra democracia, que significa el gobierno del pueblo”.

Finalmente, David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, insistió en que "el Papa pasa a hablar sobre las religiones comprometidas al servicio de la fraternidad universal, comienza rompiendo esa relación que a veces se hace entre religión y violencia,  nos dice que cuanto más profundas son nuestras convicciones religiosas, mayor es nuestro aporte y  la riqueza con la que contribuimos a toda la humanidad”. En esa línea, el obispo dominico que “cuando alguien está recurriendo a la religión para justificar su violencia, es una deformación de la religión,  la religión no justifica la violencia, ni las guerras”. Y añadió: “Los líderes religiosos son artesanos de la paz, por lo tanto deben ser los auténticos mediadores”.