Sus obras eran muy didácticas, se leían con agrado y eran lecciones prácticas para la vida Adiós a Teófilo Aparicio López, escritor agustino prolijo y polifacético
Acaba de fallecer el agustino, P. Teófilo Aparicio López, a la edad de 99 años, en Valladolid, en el Real Convento de los Agustinos, donde casi pasó toda su vida
Teófilo era un hombre bueno, sano, erudito, que enseñaba y seducía. No dudo en calificarle de un intelectual asequible, didáctico, que acercaba a la ciencia, al saber de la vida, al buen y bien hacer
Acaba de fallecer el agustino, P. Teófilo Aparicio López, a la edad de 99 años, en Valladolid, en el Real Convento de los Agustinos, donde casi pasó toda su vida. “Su labor intelectual destaca por el cultivo del periodismo, el ensayo literario y el género biográfico, además de la exposición de temas históricos, morales y religiosos”. Así le califica y define Rafael Lazcano.
Había nacido en 1924, en el pueblo burgalés Nava de Roa. Profesó en los Agustinos de Valladolid. Hizo periodismo en Valladolid y Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid. Fue docente en el colegio de los Agustinos en la Provincia de Filipinas y de Valladolid, en el Estudio Teológico Agustiniano y en la Universidad de Valladolid. Fue un escritor prolijo y polifacético.
Como periodista profundizó diversos temas biográficos: Gregorio Suárez, Lope Cilleruelo, Sebastián Gili Vives, Abilio Gallego, El Martin del Tung-Ting... temas históricos: Crónica continuada de la Provincia de Filipinas, misioneros y colonizadores en Filipinas, Patrimonio Histórico, Artístico de la orden de San Agustín, Memoria de Real Colegio Seminario de Valladolid, agustinos, españoles en la vanguardia de la ciencia.
Guñia y maestro de los más jóvenes
Con sus escritos ejerció de guía y maestro de los más jóvenes. Recuerdo mis años jóvenes en el Monasterio de La Vid (Burgos), cuando todos los años escribía una reseña completa del Premio Nobel de Literatura. Recuerdo la reseña interesante de Boris Pasternak, que leí con mucho interés. Sus obras eran todas muy didácticas que se leían con agrado y eran lecciones prácticas para la vida.
Teófilo era un hombre bueno, sano, erudito, que enseñaba y seducía. No dudo en calificarle de un intelectual asequible, didáctico, que acercaba a la ciencia, al saber de la vida, al buen y bien hacer. Era maestro en escribir aplicado a la vida. Hemos perdido un maestro y un personaje histórico, que hizo el bien con su vida y sus libros. Nos queda el recuerdo histórico y su memoria agradecida.
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