DENTRO DE MÍ 1
En el mismísimo centro de nuestro ser
Iniciamos hoy el camino de la Meditación y la Oración, no por Catedrales o Ermitas, ni siquiera por la Naturaleza, la Música o los Tratados Místicos. Por algo más próximo, más a la mano, más al corazón: iniciamos el camino de la Oración por nuestra propia casa, nuestra propia capilla personal, habitada por Dios que nos espera, presente allí, en el mismísimo centro de nuestro ser. Orar o Meditar es algo natural que, si consigo silencio fuera y “dentro de mí”, no sólo no me iré a aburrir sino que alcanzaré paz, alegría, esperanza, armonía, pasión, fraternidad...
AL IR A MEDITAR, ENTRA EN TU APOSENTO. Si Dios es fecundidad de Agua, también es Luz, Calor, Alegría, riqueza de Sol sobre los campos del alma... Cerramos esta introducción con la invitación que nos hace Jesús a dedicar un tiempo a la Oración, pero sin farisea trompetería sino en el silencio y la intimidad, a solas con Dios: “Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento; y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6,6).
CONTIGO SOY ALGUIEN…
A la vanguardia de la Poesía Social de los años 50, Gabriel Celaya, en “A solas soy alguien”, ensaya versos humanistas más personalizados: “A solas soy alguien. / En la calle, nadie.” Es muy interesante la propuesta inicial, “Le hablo a Dios...”, y la sorpresa de un Dios mudo: “Responde, / cóncavo, el silencio.” Podría facilitar la oración de un creyente sustituir “A solas soy alguien...” por “Contigo, soy alguien...”, dirigiéndose al Señor, presente en su alma.
A SOLAS SOY ALGUIEN
A solas, soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas, medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde,
cóncavo, el silencio.
Pero existe siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.
A solas, soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos peleles.
Pasan gabardinas,
pasan hombres “N”.
Todos son como uno,
pobres diablos. Gente.
En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.
A solas, existo;
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.
A solas, soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle nadie
vale lo que vale.
A solas, soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mí doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.
A solas, soy alguien.
En la calle, nadie.
APOYANDO LA MANO SOBRE EL PECHO
Sugerencia: expresando corporalmente el poema de Kahlil Gibran"El astrónomo", podría escenificarse un movimiento gestáltico, al estilo de las dos sillas, dramatizando el mediador, de pie, la vivencia de contemplar el cielo físico iluminado en la noche por millones de estrellas. En un segundo momento, se identifica con el ciego que, sentado, acaricia en el pecho el mágico universo de su vida interior. Agradece, adora, pide, se entrega...
EL ASTRÓNOMO
A la sombra del templo
mi amigo y yo
vimos a un ciego, sentado aparte.
Y mi amigo dijo:
–Mira al hombre más sabio del mundo.
Me acerqué al ciego,
lo saludé.
Y empezamos a hablar.
Un poco después dije:
–Perdona una pregunta:
¿desde cuándo estás ciego?
–Desde que nací, contestó.
Dije yo: –¿Y qué rama de la sabiduría cultivas?
Dijo: –Soy astrónomo.
Y apoyando la mano sobre el pecho
exclamó: –Escudriño estos soles,
y lunas,
y estrellas.
DIOS ESTÁ EN LA HABITACIÓN DEL POETA
Sugerencia: leyendo detenidamente el poema “Universo abreviado” de Jesús Mauleón, al encontrar una palabra o frase interesante, detenerse en ella, jugar con las palabras y repetirlas y rezarlas con sentimiento y devoción. Finalmente, en total libertad, el meditador dialoga con Dios. Le habla. Le escucha. Le ama en silencio... Está el Señor en la habitación del poeta (en el corazón del poeta y en el pecho del orante). Y con Dios está el Universo, la Totalidad de la Creación.
UNIVERSO ABREVIADO
Estás. Estás. Estás.
La plenitud florece
ante tanta evidencia.
Cierro los ojos:
no me pesa la nada.
Perfumas Tú mi cuarto,
lo levantas en alas,
lo llenas del mismo aire
que sostiene a los pájaros,
lo ensanchas con el mundo
traspasando paredes,
introduciendo ríos,
fronda, caminos, mares,
astros lejanos
dentro de mí
para decirme
que estás y que sostienes
lo que existe
felizmente conmigo.
Estás.
Tan alto ritmo tienes, que este cuarto
abrevia el Universo.
POESÍA PARA MEDITAR
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1. DENTRO DE MÍ
1. En el mismísimo centro de nuestro ser
A SOLAS SOY ALGUIEN, de Gabriel Celaya
EL ASTRÓNOMO, de Kahlil Gibran
UNIVERSO ABREVIADO, de Jesús Mauleón
2. Si al silencio llegaras, dulce Dios
SI AL SILENCIO LLEGARAS, de Concha Zardoya
EL MANANTIAL, de Segundo de Dios
LA FE, de Carlos Salomón
y3. Voz de lejos, más allá de la frontera del corazón
LA MEDITACIÓN, de Moreno Villa
DESDE DÓNDE ME LLAMAN, de Jesús Tomé
ESTÁS EN MÍ, SR., EN MÍ TE ENCUENTRO, de Gómez Pascual
2. VERSOS PARA ORAR EN LA NATURALEZA
1. Hermano sol, hermana luna
LA TIERRA ES TUYA, de Concha Zardoya
GRACIAS, DIOS MÍO POR TU INVITACIÓN, de R. Alfaro
CONTEMPLO CADA COSA Y DIGO: DIOS, de Jesús Tomé
2.Buenos días, felices días nos dé Dios
MAÑANA FELIZ, de Carlos Sahagún
MI AMADO, LAS MONTAÑAS, de Rafael Alfaro
VISIÓN, de Ernestina de Champourcin
3.Sí, pero aquella noche…
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, de Eugenio Florit
EL HUERTO, de Antonio Pereira
ESTE ÚLTIMO AÑO, de Juan Mollá
4.Una mano invisible le alisa la pelambre
CRUZÓ EL PERRO LA CALLE, de Ernestina de Champourcin
ME DA PENA, SEÑOR, de Susana March
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS, de san Francisco de Asís