J. L. Hidalgo. Los Muertos 2. YO NO SÉ DÓNDE ESTÁS, PERO TE BUSCO

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A raíz de la muerte de Hidalgo, escribió Vicente Aleixandre un brillante ensayo sobre su amigo pintor, para quien posaba, y a quien podía observar detenidamente: "Rostro cenceño, ardido, consunto. Como si todo él hubiese pasado por una llama. Una frente desguarnecida se remataba por un ramalazo de pelo que la llama hubiese dejado después de su paso. Y del arrasamiento lo que quedaban eran dos ojos aún llameantes, negros: tizones que desde el fuego te comtemplaban..."("José Luis" 1947).

Cuando el poeta montañés escribía "Los muertos" no era novicio en estas devociones, a pesar de su juventud. Ya había publicado "Raíz",antología inicial de sus primeros versos (desde los 16 a los 22). A lo largo de estos años, su lírica se fue enriqueciendo con la lectura y experimentación de novedosos movimientos literarios, como el existencialismo, las greguerías, el ultraísmo y el surrealismo, la poesía pura... "Raíz" (1944) y "Los animales"(1945) constituyen una sorprendente cala literaria de la historia de la poesía del primer tercio de siglo.

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LA LLANURA DE LOS MUERTOS

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Movilizado José Luis en la contienda española cuando tenía 19 años, una de las misiones castrenses que le comandaron consistió en censar muertos en los frentes de Extremadura y Andalucía. Sin necesidad de aproximación a las trincheras, cualquier español de aquella época conocía bien el espanto de una guerra entre hermanos. Ya había conocido Hidalgo, de pequeño, el horror de la muerte en el fallecimiento de su propia madre cuando solo había vivido 9 o 10 años. El primer proyecto lírico del poeta cántabro había sido construir una gran elegía sobre los muertos de la guerra civil española, "La llanura de los muertos", pero afortunadamente fue perdiendo fuerza la concreción histórica, la temática bélica, para ganar en hondura y universalidad.

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HAY ALMAS, PERO CALLAN... SOBRE LOS MUERTOS VUELAN...

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El poema "Silencio" preside, en letra cursiva, la galería de "Los muertos". Dios, el cielo azul, está arriba, sobre los muertos, pesando sobre ellos. Silencio azul de Dios, en lo alto. Silencio negro de la tierra, abajo. Opresión y aplastamiento. Los muertos no hablan. Pero sobrevuela secreta vida: "hay almas, pero callan. / Sobre los cuerpos vuelan..."

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SILENCIO

Silencio sobre el mundo. Va espesando sus alas
la grave mansedumbre del corazón que escucha.
Pesa sobre los muertos, como un cielo caído,
todo el latir del tiempo sobre la tierra única.

Dios es sobre vosotros. Azul tiene su carne,
azul su vasta sangre inmensamente lúcida:
azul es el silencio del mundo que os sostiene
contra el silencio negro que vuestra carne oculta.

¿Cantar?... ¿Cantar?... ¿Quién canta? ¿Acaso un mar

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de piedra
pudo lanzar su voz sobre la tierra nunca?
¿Acaso, de estos hombres tendidos, la voz triste
podrá brotar jamás de su muerte absoluta?

Hay almas, pero callan. Sobre los cuerpos vuelan,
pasan celestemente con un roce sin música;
pero el silencio existe: pesa sobre los muertos,
sobre la tierra pesa, como una eterna luna.


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¿A QUÉ DIOS INTERPELA EL AUTOR DE “LOS MUERTOS”?

Los amigos que conocían bien a José Luis, como Leopoldo Rodriguez Alcalde, escribieron de él: “nuestro amigo carecía de fe religiosa; la sed de infinito que le atormentaba, era su tortura, precisamente por faltarle el asidero que su espíritu, íntimamente religioso, necesitaba.”

Importante testigo de la zozobra que invadía al poeta al pensar en la muerte, fue, sin duda, la confidencia de Goethe que presidía su poemario: “Cuando mi alma entera enmudezca en el tormento, dadme un Dios para decirle lo que sufro.” No esperó a sus últimas horas. El libro “Los muertos” adelantó el tiempo de las preguntas, las lágrimas, el grito, la esperanza... De los 56 poemas de “Los muertos”, casi la mitad (la totalidad de la 2ª y 3ª parte del poemario) se dirige confidencialmente a Dios.


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COMO UN RÍO ENTRE LA NIEBLA, HASTA LLEGAR A TI

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Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir... Para Hidalgo en los versos de “Te busco”, el mar es Dios. A lo largo del viaje, en ambas orillas, nos acompañan aquellos que se fueron pero siguen ahí, cerca de nosotros, cerca de Dios. Proclama finalmente el poeta su fe en la Trascendencia; porque sabe que –así le habla a Dios– “a Ti llegaré cuando mis aguas / den al mar de tus aguas verdaderas.”

Más allá de toda religión, el autor de la investigación lírica sobre el destino final de todo ser humano, de exquisita sensorialidad, principalmente del tacto y de la vista, atraviesa los sentidos físicos y adivina y describe un universo metafísico de invisibles presencias, misteriosas, fecundas.

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TE BUSCO

Déjame que, tendido en esta noche,
avance, como un río entre la niebla,
hasta llegar a Ti, Dios de los hombres,
donde las almas de los muertos velan.

Los cuerpos de los tristes que cayeron,
helados y terribles, me rodean;
como muros, encauzan mis orillas,
pero tengo desiertas mis riberas.

Yo no sé dónde estás, pero te busco;
en la noche te busco y mi alma sueña.
Por los que ya no están, sé que Tú existes
y por ellos mis aguas te desean.

Y sé que, como un mar, a todos bañas;
que las almas de todos Tú reflejas,
y que a Ti llegaré cuando mis aguas
den al mar de tus aguas verdaderas.


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JOSÉ LUIS HIDALGO

Poeta y pintor, autor de "LOS MUERTOS"

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1.Vencer a la muerte engendrando hijos

LOS HIJOS


2.Yo no sé dónde estás, pero te busco

SILENCIO
TE BUSCO


3.Luz incesante que de Él brotas

AMANECER
MANO DE DIOS
ESTA NOCHE


4.Yo quiero ser el árbol

VIVIR DOLOROSO
YO QUIERO SER EL ÁRBOL
AHORA QUE YA ESTOY SOLO


6.Miro mis manos, trastornado

HAS BAJADO
RESIGNACIÓN
MANOS QUE TE BUSCAN
LA BELLEZA



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