J. L. Hidalgo. Los Muertos 6. MIRO MIS MANOS, TRASTORNADO

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Nuestra modesta cala en la religiosidad del poemario "Los muertos", de José Luis Hidalgo, se cierra hoy. Pensamos que Manuel Mantero, en su documentado estudio "Poetas españoles de posguerra",sitúa con perspicacia el quid de la espiritualidad de Hidalgo y el desconcierto que provocan en los lectores sus dudas y certezas, blasfemias y arrebatos místicos... Así nos lo aclara Mantero:“El libro parece contradictorio a primera vista. En algunos poemas afirma la existencia de Dios, en otros la niega y en otros más la pone en evidencia. ¿Cómo es posible este triple foco en un libro? Hidalgo es poeta existencial, muy subjetivo, y la verdad de cada emoción es su verdad. No ha de buscarse objetividad en Hidalgo, cuyos estados de ánimo, variados y apasionados, forman un perfil de zozobra. Triple foco -creer, no creer, dudar- de luz: luz blanca, negra y sombría. Pero luz lanzada al espacio desde su alma.”

Conozcamos otro interesante testimonio de lectura inteligente y clarificadora. Es ahora Román García-Camino quien reflexiona sobre la expresión existencial del poeta montañés: “No se trata de un Dios concebido desde la religiosidad cristiana y devota, sino que es un Dios creado por Hidalgo para establecer un diálogo y mostrarle todas sus preocupaciones existenciales, la indignación causada por la inexorable muerte, las ansias de eternidad.”

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JOSÉ LUIS HIDALGO Y UNAMUNO

No es laborioso descubrir ciertas semejanzas entre la poesía religiosa de Unamuno y las expresiones hidalguianas de amor y duda hacia el Ser Supremo, de búsqueda y desaliento, de queja y grito por la sentencia de muerte para todos.

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Veamos un ejemplo de paralelismo teológico entre el vasco y el montañés. En su extenso poema "En un cementerio de lugar castellano", describe Unamuno un humilde camposanto. Hacia el final, refiere cómo desciende el Señor a contar las ovejas de su "corral de muertos": "¡Y desde el cielo de la noche, Cristo, / el Pastor Soberano, / con infinitos ojos centelleantes, / recuenta las ovejas del rebaño!" Inspirado, imagino, en esta tremenda metáfora del divino Pastor que controla su rebaño de muertos, compone Hidalgo su personal escena:

HAS BAJADO

Has bajado a la tierra, cuando nadie te oía,
y has mirado a los vivos y contado tus muertos.
Señor, duerme sereno; ya cumpliste tu día.
Puedes cerrar los ojos que tenías abiertos.

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JUEGA, JUEGA, SEÑOR...

Rabioso con el problema de la mortalidad, acusa Hidalgo a Dios con tremendas palabras que alguien resumiría como "torturador" ("los golpeas / con el tiempo implacable de los años": la vejez), "sádico" ("los desintegras de la tierra oscura": la nada final), "asesino" ("por matarnos..."). Noche oscura del alma. Resignación. Acaso, en sueños, un ángel le anuncie que Dios es Vida, es Camino, es Amor.

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RESIGNACIÓN

¡Qué piedad por los muertos vas a tener, Señor,
si ya tu voluntad los ha matado,
si ya los has hundido, para siempre,
en un silencio eterno y sin descanso!

Sangran los muertos, sangran. Los golpeas
con el tiempo implacable de los años;
los desintegras de la tierra oscura,
los pudres a furiosos latigazos.

Te comprendo, Señor; veo tu juego,
tu total e infinito solitario.
Juega, juega, Señor, pero perdónanos
la carne que nos diste, por matarnos.


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MIS MANOS SE LEVANTAN SOBRE TODA LA TIERRA

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El poema se desenvuelve de noche, tiempo escogido por Hidalgo para acercarse a Dios. Lo busca. Lo busca desesperadamente. Como un ciego, va tanteando la oscuridad por si tropieza con Él. Sus manos son pájaros que baten alas en ascensión a las estrellas. Pero no es posible el vuelo. La pregunta final que se hace el místico buscador es estremecedora: ¿te conoceré, Señor, por fin, cuando me muera, y atraviese el umbral de tu luminosa Morada?

MANOS QUE TE BUSCAN

Como dos ciegos pájaros
que no te conocieran,
mis manos se levantan
sobre toda la tierra
y en lo oscuro te buscan
creciendo a las estrellas.

Toda la noche está
cerrándome la puerta.
Toda la noche, toda
como una duda, alerta,
pesándome en las alas
con una sombra negra.

¿He de morir, Señor,
para encontrar la brecha
por dónde derramarme
en tu luz verdadera?


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¿QUÉ ES LO QUE ANOCHE SENTÍ ARDER?

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"Silencio", el primer poema de "Los muertos", y "Belleza", el último, tienen en común que el texto de ambos viene, por excepción, tipografiado en cursiva. Se abre el poemario con dramáticos versos de aplastamiento y silencio: pesa sobre los muertos un cielo caído. Aunque no todo está perdido: "Hay almas, pero callan. Sobre los cuerpos vuelan..." El poeta observa y describe, sin implicarse.

El último título del libro, "Belleza", es un poema personal, sorprendente, de gran impacto emocional. De noche, la hora bruja de los ensueños y, ¿por qué no decirlo?, de los sueños sobre la almohada, se entreabre el corazón al misterio de la Belleza, que arde en el silencio, silencio de Presencia. Más tarde, "el Dios oculto que nos vela" irá refrescando su fuego, desvaneciendo su huella. ¿Y qué siente el poeta después de la experiencia? "Miro mis manos, trastornado, / y no lo puedo comprender..." ¿Habrá metido la mano, como Tomás, en el costado abierto del Señor?

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LA BELLEZA

Arde, en la noche, la belleza
de las cosas que no se ven,
y la ceniza se derrama
sobre el silencio de su ser.

El Dios oculto que nos vela,
en ella pisa con su pie;
su huella efímera se apaga
cuando brota el amanecer.

Soy el poeta. Me pregunto:
¿Qué es lo que anoche sentí arder?
Miro mis manos, trastornado,
y no lo puedo comprender.

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ENLACES A PÁGINAS DE INTERNET

Para profundizar en el poemario “LOS MUERTOS”, de José Luis Hidalgo, podrían ser útiles las siguientes direcciones:

SUS POEMAS. Pulsar primero aquí, y volver a pulsar, al entrar en la página, a la izquierda, en Los muertos. Se nos facilita el poemario completo. Otra entrada más directa: pulsar aquí.

SUS POEMAS.
Cervantes Virtual. Antología poética. Pulsar aquí.

SUS POEMAS. 22 poemas que no están incluidos en “Los muertos”, pulsando aquí.

CRÍTICA. José Luis Hidalgo, por Ángel Raimundo Fernández y Francisco Susinos Ruiz. Excelente trabajo, en pdf, de 92 páginas (pero está deshabilitado el Copiar). Pulsar aquí.

CRÍTICA. Cervantes Virtual. Diversos artículos, pulsando aquí. Y pulsar de nuevo -ya en la página- "www" con fondo azul, para acceder a los trabajos.

CRÍTICA. J. L. Hidalgo, poeta de los muertos, de Gonzalo Sobejano. Pulsar aquí.

CRÏTICA. J. L. Hidalgo, poeta de Los Muertos, por Román García-Camino Mateos. 15 páginas en pdf. Pedirlo en Texto completo. Pulsar aquí.

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JOSÉ LUIS HIDALGO

Poeta y pintor, autor de "LOS MUERTOS"

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1.Vencer a la muerte engendrando hijos

LOS HIJOS


2.Yo no sé dónde estás, pero te busco

SILENCIO
TE BUSCO


3.Luz incesante que de Él brotas

AMANECER
MANO DE DIOS
ESTA NOCHE


4.Yo quiero ser el árbol

VIVIR DOLOROSO
YO QUIERO SER EL ÁRBOL
AHORA QUE YA ESTOY SOLO


6.Miro mis manos, trastornado

HAS BAJADO
RESIGNACIÓN
MANOS QUE TE BUSCAN
LA BELLEZA



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