J. L. Hidalgo. Los Muertos 1. VENCER A LA MUERTE ENGENDRANDO HIJOS
Citaré tan solo un testimonio de hoy, el de José Luis García Martín, que en su comentario a la edición completa de la poesía de Hidalgo, define así el asombroso poemario: “Los Muertos es una de las indagaciones más hondas y estremecedoras que se hayan escrito nunca sobre la condición humana.”
JOSÉ LUIS HIDALGO, ENFERMO GRAVE
Residiendo en Valencia, se desplazaba Hidalgo a pintar paisajes a la Albufera. Allí contrajo, a comienzos de 1946, una grave enfermedad pulmonar.Se trasladaría en mayo a Madrid, y fue atendido en el Sanatorio de Chamartín de la Rosa. En vista de lo avanzado de su dolencia, le ayudaron sus amigos, con urgencia, a recopilar poemas, ordenarlos, titular cada uno de ellos y entregarlos a Adonáis para su inmediata publicación. Pero la edición, fechada el 9 de febrero de 1947, no llegó a tiempo, pues había fallecido el autor de “Los muertos” pocos días antes: ¡el 3 de febrero! En imagen, José Luis, hospitalizado, en compañía de José Hierro.
EL POEMA “LOS HIJOS”, ESTRATAGEMA PARA SEGUIR VIVIENDO
Como vamos a dedicar varias entregas a conocer con cierto detalle algún poema de “Los muertos”, me permito presentar uno de ellos, muy hermoso, “Los hijos”. Ante la corazonada de que después de la muerte no hay otra vida personal, intuye José Luis que la continuidad en la descendencia podría ser un acontecimiento clave para ganar el pulso a la muerte.
El texto de Gabriela Mistral que preside estos versos es muy intenso, como todo lo suyo: ante la expectativa de que moriría sin hijos, escribe acongojada: “Mis pobres muertos miran el sol y los ponientes con un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan...” Leamos al poeta montañés, no menos emocionado, y observemos cómo se comunica con el Señor; no nos resulta fácil comprender la imagen de la divinidad que se adivina en sus versos:
LOS HIJOS
Yo quisiera morir, cuando ya tenga
mi sangre en otras sangres derramada
y ya mi corazón sea semilla
que florezca su flor en otra rama.
Porque entonces, Señor, mi tronco seco,
sin la savia de Ti, se irá a la nada,
pero las ramas altas de mi vida
seguirán por tu luz alimentadas.
Y pasarán los años; mi madera
sobre el suelo caerá, por Ti talada,
y en su carne, ya tierra para siempre,
crecerán las raíces de sus ramas.
Así podré tenerte, con mis hijos
podré llegar a Ti; por sus palabras,
podré llorar de Ti, podré soñarte,
buscando en el futuro tus entrañas.
Pero si no es así, si en mí ciegan
los ríos de la sangre que te cantan,
jamás te encontraré, porque los muertos
están muertos, y mueren y se acaban.
JOSÉ LUIS HIDALGO
Poeta y pintor, autor de "LOS MUERTOS"
1.Vencer a la muerte engendrando hijos
LOS HIJOS
2.Yo no sé dónde estás, pero te busco
SILENCIO
TE BUSCO
3.Luz incesante que de Él brotas
AMANECER
MANO DE DIOS
ESTA NOCHE
4.Yo quiero ser el árbol
VIVIR DOLOROSO
YO QUIERO SER EL ÁRBOL
AHORA QUE YA ESTOY SOLO
6.Miro mis manos, trastornado
HAS BAJADO
RESIGNACIÓN
MANOS QUE TE BUSCAN
LA BELLEZA