ORAR y4: Oración contemplativa, orar poemas con psicodrama
ORAR y4: Oración contemplativa, orar poemas con psicodrama
A veces lo más sencillo, lo más humilde, resulta lo más puro, lo más intenso. La Oración Contemplativa es esencialmente un encuentro amoroso. “Es bajar de la cabeza al corazón y poner todo nuestro ser en manos de Dios, sabiendo que Él nos ama infinitamente más de lo que nosotros creemos” (Gauthier). No se necesitan palabras, porque lo único que se desea es mirarle, conocerle mejor para amarlo más. Y dejarse amar por Él.
No es difícil descubrir al Señor en nuestro ser más profundo. El encuentro habrá de ser en la intimidad, en el silencio (“le llevaré al desierto y le hablaré al corazón”: Os 2,16). Como expresivamente escribió san Pablo: “Nosotros somos templo de Dios vivo” (2 Cor 6,16). Somos templo y somos playa (“inúndame, Señor, con el tsunami de tus mares”). Somos playa y somos campo (“Eres el sol que ilumina y fecunda el secarral de mi alma”).
Se refería, sin duda, Teresa de Jesús a la Oración de Contemplación cuando describía la intimidad con Dios como “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama” (Vida 8,5). La Contemplación es un anticipo de la Visión Beatífica: adelantar algo aquí de lo que nos prepara Dios en la otra orilla. Y está al alcance de todos. No se requiere mucha inteligencia, mucha cultura, sino, sobre todo, mucho corazón. Es la oración de los grandes santos y los humildes buscadores de Dios.
EL SOL ME ESTÁ MIRANDO DESDE ARRIBA
Para meditar hoy, hemos elegido un fervoroso soneto de Ángeles Gómez Pascual, que parte de una experiencia dolorosa pero frecuente: “Ayer me hundí. Me pudo la tristeza…” Poco a poco va serenando su malestar, porque descubre que “todo culmina y todo sana…, / y que el mundo está lleno de belleza…, en silencio me dice que estoy viva.” El último terceto nos confesará su espiritualidad de Presencia,
Me gustaría evocar aquí el archirreferido relato del Cura de Ars observando en los bancos de la iglesia a un humilde campesino con devota atención al altar y su sagrario. Le pregunta el santo sacerdote qué hace allí tanto tiempo y recibe la siguiente respuesta, tan sencilla como admirable: “Yo lo miro y Él me mira”.
Regresemos al poema en su terceto final: “y, aunque yo torpemente no lo crea, / el sol me está mirando desde arriba / y su luz me ilumina, aunque no vea.” La piadosa María Ángeles, que descubre en su entorno belleza y vida, al tiempo reconoce divino amor: “el sol me está mirando desde arriba / y su luz me ilumina, aunque no vea.” La síntesis final la facilita el aldeano de Ars: “Yo lo miro y Él me mira.” Resumiendo: la oración contemplativa necesita silencio, necesita Presencia, necesita tiempo…
AYER ME HUNDÍ. ME PUDO LA TRISTEZA...
Ayer me hundí. Me pudo la tristeza.
Me sentí desvalida, pobre, anciana.
Triste el ayer y el hoy, corto el mañana,
vida en que todo acaba y nada empieza.
Hoy he vuelto a vivir en la certeza
de que todo culmina y todo sana,
que el árbol crece, que la fuente mana
y que el mundo está lleno de belleza.
Belleza que tal vez yo no perciba,
pero existe, me cerca, me rodea,
en silencio me dice que estoy viva
y aunque yo, torpemente, no lo crea,
el sol me está mirando desde arriba
y su luz me ilumina, aunque no vea
ORAR POEMAS CON PSICODRAMA
La fantasía, “la loca de la casa”, nos disipa, nos alborota, nos dispersa, nos hace sufrir... Pero podría ser también, para nosotros, la varita mágica que dé color a nuestra vida, ilusión a nuestra actividad, llama a nuestra Oración. Me voy a permitir presentaros dos sencillos ejemplos. ¿Por qué nuestra imaginación no va a ser capaz de facilitarnos mejores aventuras espirituales?
POEMA “LA MEDITACIÓN”
Se encuentran en la sección 1. DENTRO DE MÍ, los ocho versos del poema de Moreno Villa “La meditación", que reproducimos a continuación (pulsar aquí). ¿Cómo rezarlo?
LA MEDITACIÓN
Un cerco de finas púas
ciñe toda meditación:
cada entrada en el cercado
es estría en el corazón,
o cabello cano en el pelo,
o en la frente duro tachón.
Pero, ¿quién rehuye la entrada?
¿Quién se queda sin ver a Dios?…
Después de haberlo leído y reflexionado detenidamente, ¿por qué no escenificarlo gestálticamente? Hay dos espacios: el de la Oración, donde uno se encuentra con Dios, y el del poeta (o del lector) que duda... Podría ayudar a definir el espacio de la Oración introducir una silla como “lugar sagrado” (recuerdo con emoción el conocido relato de la silla vacía: el enfermo había colocado cerca de su lecho una silla donde sentaba a Dios).
Primer momento: de pie frente a la silla, expresa el lector orante sus miedos a la vida de oración, a las dificultades encontradas en su camino hacia Dios. A quien pide luz y valentía.
Segundo momento: Se sienta el buscador en la silla de la Oración, donde se abandona a Dios, que le ama y protege. Al Dios que es Amor, Misericordia, Infinitud, Paz, Libertad, Belleza, Sabiduría... Podía repetir, orando, la frase final del poema: “¿Quién se queda sin ver a Dios?”
POEMA “EL ASTRÓNOMO”
Aunque lo podemos leer en la primera sección de Poesía para meditar: 1. Dentro de mí (pulsar aquí), parece oportuno reproducirlo seguidamente en su totalidad. El autor es Khalil Gibran, y dice así:
EL ASTRÓNOMO
A la sombra del templo
mi amigo y yo
vimos a un ciego, sentado aparte.
Y mi amigo dijo:
–Mira al hombre más sabio del mundo.
Me acerqué al ciego,
lo saludé.
Y empezamos a hablar.
Un poco después dije:
–Perdona una pregunta:
¿desde cuándo estás ciego?
–Desde que nací, contestó.
Dije yo: –¿Y qué rama de la sabiduría cultivas?
Dijo: –Soy astrónomo.
Y apoyando la mano sobre el pecho
exclamó: –Escudriño estos soles,
y lunas,
y estrellas.
Podrían dramatizarse estos versos, como el título anterior, en dos o tres espacios: de pie el orante, poeta que pregunta al ciego. Y sentado en una silla, el invidente.
Primer espacio: de pie el orante, levanta la cabeza mirando hacia el cielo. Es de noche. Arde el firmamento. Alaba al Creador de tanta belleza, de tanta inmensidad. Podría abrir los brazos en actitud de asombro, de emocionado abrazo...
Segundo espacio: Sentado en la silla representa ahora al ciego. Con ojos cerrados, la mano en el pecho, expresa: “escudriño estos soles, / y lunas, / y estrellas.” Somos Templo de Dios-Trinidad. Somos Universo, Fuente de aguas vivas. Advertía Teresa: “Hijas, que no estáis huecas...”. Más excelencia que ser Microcosmos es la Presencia en nuestro corazón, en nuestra vida, de Dios, de Cristo. Podría dialogar el orante con Jesús, como María en Betania (Lc 10, 38-42), que escogió la mejor parte.
Alternando los espacios podría, de pie, dramatizar, como observando el Universo físico con los ojos corporales; y luego, sentado con ojos cerrados, admirar, con mirada de fe, el Universo místico. Sor Isabel de la Trinidad, refiriéndose al Santuario del corazón, habla de “el cielo de tu alma”. El orante agradece, adora, pide, se entrega...
1. ME GUSTARÍA ORAR (apuntes)
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ORAR 1: Para qué…
ORAR 2: La lectura rezada
ORAR 3: Respiración y Orar con el cuerpo
ORAR y4: Oración contemplativa y Orar con psicodrama
2. POESÍA PARA MEDITAR
QUINCE ENCENDIDOS RETABLOS DE ORACIÓN (pulsar aquí).