Ramón de Garciasol 7. ARENGA A LAS ROSAS Y A LOS HOMBRES
En entrevista publicada en la revista Alcarria Alta (noviembre de 1988), le preguntan a Garciasol por la cuestión religiosa. “Yo tengo mucha fe, responde, y soy profundamente religioso en el sentido de estar religado al origen y a la trascendencia del mundo. No soy hombre de práctica religiosa y, en este sentido, soy más bien agnóstico...”
Prologando la necesaria antología de Ramón de Garciasol, “Segunda Selección de mis Poemas”, reflexiona Buero Vallejo sobre la religiosidad del poeta amigo y señala: “Ramón tiene abierto su corazón al espeso misterio que somos, no de otro modo es la poesía religiosa verdadera, y en ella es Garciasol uno de los grandes...”
DOS POEMAS ABRAZANDO A LOS HOMBRES Y A LAS ROSAS
Estudiaremos hoy dos poemas “Arenga a las rosas y a los hombres”(Palabras mayores, 1952). Y, anterior, “Fraternidad con las cosas” (Defensa del hombre, 1950). Escribiría el autor los dos poemas a pocas fechas de la terrible Segunda Guerra Mundial (1939–1945). No se vino abajo el escritor republicano que permaneció represaliado en la España de posguerra, y sería, después, testigo del exterminio de una Europa desolada por los cuatro jinetes de la Guerra, del Hambre, la Enfermedad y la Muerte... El mensaje de Garciasol es decidido y esperanzado: “Nosotros encendemos las estrellas... Por nosotros se hará la paz...” Y también: “Abrid los ojos, rosas, hombres, al bien y a la belleza...” Pasemos ya a los textos...
ROSAS, CRECED, PUJAD, MULTIPLICAOS...
Sorprende el título, “Arenga a las rosas y a los hombres”, aunque me atrevería a adivinar ciertos fervores místicos a la manera de Francisco que predicaba a las avecillas y a los peces. Aquí se encuentran y conspiran la hermana rosa y el hermano hombre, y les anima el poeta alcarreño a emprender una valiente y solidaria actividad contra la guerra y el mal. Abundantes enumeraciones dinamizan la arenga y la enriquecen, embarazando de plenitud y exigencia órdenes imperativas como “Rosas, creced, pujad, multiplicaos... ¡Creced! ¡Cantad!... ¡Avanzad, rosas, hombres! ¡Ocupad el mundo!...”
Destaquemos algunas reflexiones misteriosas y hondas, lapidarias y frescas: “Vamos a proclamar la resistencia de amor contra la guerra... Están madurando los dolores, y el sentido va a revelarse al mundo... Abrid los ojos, rosas, hombres, al bien y a la belleza... Nosotros encendemos las estrellas y traemos el día... Por nosotros se hará la paz...”
Se me ocurre que el mensaje central del poeta/profeta podría inspirarse en Romanos 12, 21: “No te dejes vencer por el mal, sino vence al mal con abundancia de bien...” Que, en expresión garciasolar, podría ser: “Ahoguemos a los bárbaros en luces...” Por cierto que este poema se hizo, y sigue siéndolo, popular y celebrado a este costado y al otro del Atlántico.
ARENGA A LAS ROSAS
Y A LOS HOMBRES
Rosas, creced, pujad, multiplicaos
hasta invadir las cajas de caudales,
hasta impedir las ametralladoras,
hasta sembrar la pólvora y el hierro
de luz y primavera,
hasta ocupar el odio y las entrañas
de obuses, bombas, balas y morteros.
¡Creced, rosas, creced! ¡Pujad sin tregua!
Llenad los ojos de los tocineros,
floreced los cerebros belicosos,
corroed de esperanza a los podridos,
iluminad la mente de las bestias,
que se alimentan de oro, y sangre, y lágrimas;
que son capaces de matar la vida
porque palpita y brilla en nuestras manos.
Árboles, aguas, pájaros, frutales,
mieses, vides, obreros, plantas, madres,
óleos, músicas, máquinas, ideas,
vamos a proclamar la resistencia
de amor contra la guerra.
Están sembrando el aire de temores
para amargarnos la alegría,
para que nos matemos tú y yo, hermano,
ahora que ya maduran los dolores, y el sentido
va a revelarse al mundo.
Trabajad de espaldas al temor. Abrid los ojos,
rosas, hombres, al bien y a la belleza.
¡Creced! ¡Cantad! La vida es nuestra.
La tierra es nuestra, y nuestro es el futuro.
Trabajos, pensamientos, esperanzas,
vuestros y nuestros, rosas, hombres.
Nosotros encendemos las estrellas
y traemos el día. Por nosotros
se hará la paz.
Estamos en peligro, rosas, hombres,
perfume, sol, materia, inteligencia,
ciencia, fe, muerte, piedra, gracia, Dios.
¡Ahoguemos a los bárbaros en luces!
¡Avanzad, rosas, hombres! ¡Ocupad el mundo!
EN EL CORAZÓN DE DIOS ENCUENTRA SU MANANTÍO...
En su Poéticapara la Antología Religiosa de Leopoldo de Luis, Ramón de Garciasol confiesa: “Yo necesito que haya Dios –la razón suprema– para comprender lo que ahora no entiendo, lo que no logro decir por incapacidad o por imposibilidades antinaturales. Y de ese querer y no poder injustificados, de la necesidad de alumbramiento mana mi canto. Es decir, de una limitación: dolor, amor, soledad. Y ya sabes: quien habla solo, espera hablar a Dios un día.”
Habla Ramón a Dios y le pregunta por el sentido último de todo. Los romanceados versos de “Fraternidad con las cosas” se cargan de luz al situar al hombre en el santuario del Cosmos. Del corazón del hombre, “de sangre sonora herido”, brota “un tallo verde” (un acto de conciencia, un poema). Pero esta floración se integra en el Universo (“En el corazón de Dios / encuentra su manantío / y Dios permite que a Él / acompase su latido”). Un único Corazón late en el mundo (“La sangre, la estrella, el orden, / y cada cosa en su sitio”). Aunque integrado el poeta en el Cosmos, ciencia y razón le plantean dudas, y ya no sabe bien si es el hombre un espejo de Dios, o Dios mismo; si lo que canta es su propia alegría de vivir, o el misterio de Dios presente en cada ser...
FRATERNIDAD
CON LAS COSAS
Un tallo verde en el viento
de sangre sonora herido.
Sus raíces, en mi pecho.
En sus flores, mi rocío
como una lluvia de ideas,
y entre los dos, un camino
sin parar que hace mi vida
a un inalterable ritmo
consonante con la estrella
y cuanto tiene sentido.
En el corazón de Dios
encuentra su manantío
y Dios permite que a El
acompase su latido.
La sangre, la estrella, el orden,
y cada cosa en su sitio.
¿Serán la estrella y mi canto
reflejo de Dios, Dios mismo?
¿Este que canta, soy yo,
o es que estoy de Dios bebido?
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(Qué pena que desde el mundo
me haga la razón sus guiños.)
RAMÓN DE GARCIASOL
nacido hace cien años
1.Nosotros sí que celebramos el centenario de Ramón de Garciasol
LIMOSNA
CANCIONCILLA DEL MENDIGO
CANCIONCILLA DE LA INVITACIÓN A LA SERENIDAD
2.Treinta dioptrías en las gafas
MIRAR SIN VER
QUISIERA DESPEDIRME
PERO A TU SOMBRA, AMOR
3.Herido ver
HERIDO VER
MILAGRO
ORACIÓN POR LOS OTROS
4.No seas niña, madre
NO SEAS NIÑA, MADRE
NADIE ME CANTARÁ COMO TE CANTO
LA MADRE
5.Madre: padre va solo
MADRE: PADRE VA SOLO
PADRE ANCIANO
6.Del amor de cada día
DEL AMOR DE CADA DÍA
CANCIÓN DE LA COMPAÑERA
CANCIONCILLA DE LA ESPOSA EN EL DÍA DE LA MADRE
7.Arenga a las rosas y a los hombres
ARENGA A LAS ROSAS Y A LOS HOMBRES
FRATERNIDAD CON LAS COSAS
8.Los que viven por sus manos
YO SOY PLAZA