Ramón de Garciasol 4. NO SEAS NIÑA, MADRE
Uno de los temas maestros de la poesía de Garciasol (seudónimo, recordemos, de Miguel Alonso Calvo) ha sido el tema de la madre, de su madre, de todas las madres. Ya en su primera obra lírica de posguerra, “Defensa del hombre” (1950), se refiere a ella en varias ocasiones.
Me permitiré reproducir también las primeras líneas del poema “Autorretrato”, fechado el 19–IX–59: “Miguel Alonso Calvo, hijo / de Fermín y Josefa. Él, artesano, / pasión por lo bien hecho, una mano / de trabajado honor, el entresijo / de hombría –más deberes que derechos–, / cumplidor de lo dicho, mientras ella, / la madre, pajareo, apenas huella / de su paso, dulzura sin barbechos, / siempre en tarea y trigo humildemente.”
DESGARRADORES VERSOS DE "LA MADRE"
En 1958 publica el poeta alcarreño su más existencial poemario: “La madre”, compuesto por 131 sonetos,dirigidos, en su mayoría, directamente a la madre. Todo el libro es un angustiado repertorio de preguntas sobre el dolor, el tiempo, la muerte, la pareja, los hijos... Recordará el hijo paisajes de su niñez y, sobre todo, cómo no, las virtudes de su madre. El sentimiento es tierno y desgarrado. Y no faltan destellos de tenue luz, exhalaciones de esperanza. Escogeremos, casi al azar, un cordial soneto para cantar a nuestras madres:
"Me digo dentro, madre. Y se me llena / de sol cordial la sangre, de sosiego / vegetal que se sabe, manso fuego, / agua de paz sin cauce, por la arena / que grano a grano cae, tiempo mío / que no ha de pasar más. Madre, y me sabe / la saliva a raíz, y no me cabe / la voz en la garganta, el ancho río / que soy y voy creciendo gota a gota, / día a día que me hace y me deshace, / luz devuelta a la luz. Madre, y me brota / un hambre de quedarme aquí plantado, / hermano de la hierba que me nace / en la herida sonora del costado."
Y SEA TODO, MADRE, COMO ERA
"No seas niña, madre" me parece un soneto perfecto. Se celebra la Navidad a orillas del Belén, con sus Pastores y su Virgen lavandera. Se cantan villancicos, se toca la zambomba, el almirez, el sonajero, la campanilla, el tambor, las palmas... Todo como entonces... Allí está, viva, la madre en el corazón de todos..., dirigiendo la fiesta, encendiendo en fe y amor, un año más, la hoguera de la Tradición... "Besa la herida... / y sea todo, madre, como era..."
NO SEAS NIÑA, MADRE
No seas niña, madre, criatura.
Esto no es nada, tonta; casi nada.
Está la Nochebuena tan cargada
de infancia, madre, que tu sepultura
ha traído de golpe a la garganta
olas de villancicos, viejos bronces
de repicar a fiesta, a cuna, a entonces.
No es nada, madre; nada. El niño canta
y el hombre llora, pero tú no llores,
que tú tienes que darnos la salida
y refrescarnos lo de los Pastores
de Belén y la Virgen lavandera.
Tú, no, madre; tú, no. Besa la herida
y sea todo, madre, como era.
CON UNA LLAMA QUE SE ENCIENDE
EN TI Y EN MÍ TERMINA
Desgarrador poema dirigido, como una confesión, a la madre fallecida. Valorando la riqueza existencial de morir con hijos y prolongar así el ciclo de la vida, le llora Garciasol a su madre, a pocas fechas de su matrimonio, que no tendrá descendencia. El agua de la vida se secará en su tumba y no llegará al mar... "Nadie me cantará, como te canto, / madre..."
Refiere José Ruiz Guirado que una tarde, dirigiéndose con Ramón al metro madrileño de Nuevos Ministerios, le confidenció el poeta: "Mira, Pepe. Yo he sufrido persecución, hambre, frío y cárcel. He sido del bando perdedor de la guerra. Ya han tenido conmigo suficiente, para que lo continuasen con mi sangre." Estremecedora anécdota.
NADIE ME CANTARÁ
COMO TE CANTO...
Nadie me cantará como te canto,
madre, con una llama que se enciende
en ti y en mi termina. Nadie entiende
la sangre de su fin y de mi llanto.
Yo no tengo semilla que me cante
en hijos de consuelo, salvadores,
por el tiempo y los hombres, labradores
que vuelvan a sembrar para adelante
la vida en criatura, y aún en pena,
pasajera, que luego se enardece
en la flor sin memoria ni condena
de la santa alegría. Aquí se apaga
el agua que se agota en sí, perece
sin salir a la mar que la propaga.
PARA QUE NO ME RIÑAS...
Se dirige de nuevo a la madre y la describe: “sencilla, / candeal, de otro mundo...” (Del padre leíamos en la “Autobiografía”: “pasión por lo bien hecho”, “más deberes que derechos...”). Interiorizó Miguelito Alonso (“Garciasol”) la bondad de la madre, el perfeccionismo del padre... Por eso, como si quisiera esconder a su progenitora la realidad de su difícil vida, cierra el soneto con antológicos versos: “para que no me riñas cuando vaya / sin nidos, desgarrado, sucio, a verte...” Referido a la imagen de Dios que elaboraba Ramón, acaso nos ilustre su credo personal:“Yo no creo en un Dios justiciero, sino en un Dios paternal que nos explique, al menos, por qué tanto dolor...”
LA MADRE
Ni tú debes saber –¿a qué?– por dónde
he venido a parar, por qué camino,
a la paz de no ser un asesino.
Tú no debes saber nunca qué esconde
por detrás la palabra. Eras sencilla,
candeal, de otro mundo. Tu frontera
daba al campo de abril, cuando abril era
gozoso arco solar sobre Castilla.
Yo pasé la barrera pueril. Llevo
los ojos ya muy lejos de la playa
donde eché a navegar, y no me atrevo
a decírselo todo ni a la muerte,
para que no me riñas cuando vaya
sin nidos, desgarrado, sucio, a verte.
RAMÓN DE GARCIASOL
nacido hace cien años
1.Nosotros sí que celebramos el centenario de Ramón de Garciasol
LIMOSNA
CANCIONCILLA DEL MENDIGO
CANCIONCILLA DE LA INVITACIÓN A LA SERENIDAD
2.Treinta dioptrías en las gafas
MIRAR SIN VER
QUISIERA DESPEDIRME
PERO A TU SOMBRA, AMOR
3.Herido ver
HERIDO VER
MILAGRO
ORACIÓN POR LOS OTROS
4.No seas niña, madre
NO SEAS NIÑA, MADRE
NADIE ME CANTARÁ COMO TE CANTO
LA MADRE
5.Madre: padre va solo
MADRE: PADRE VA SOLO
PADRE ANCIANO
6.Del amor de cada día
DEL AMOR DE CADA DÍA
CANCIÓN DE LA COMPAÑERA
CANCIONCILLA DE LA ESPOSA EN EL DÍA DE LA MADRE
7.Arenga a las rosas y a los hombres
ARENGA A LAS ROSAS Y A LOS HOMBRES
FRATERNIDAD CON LAS COSAS
8.Los que viven por sus manos
YO SOY PLAZA