Ramón de Garciasol 3. HERIDO VER
Aproximándose al medio siglo de penosísima y progresiva dificultad para ver, un 1 de febrero de 1961 es operado Garciasol de su miopía congénita por el doctor García Castellón, cuando padecía más de 30 dioptrías, que quedaron reducidas a 4 o 5. Dejó pasar algún tiempo para observar si se mantenía la mejora, y cuatro años después publicaría el poemario “Herido ver”, expresando líricamente, en emocionados versos, su fecunda experiencia. La razón de escribir no fue otra que “testimoniar con un hombre pasajero y real... el sagrado sufrimiento de los demás hombres, su dolorida soledad y su esperanza solidaria...”
Hemos elegido para hoy tres sonetos que se corresponden con diversos momentos del proceso: 1 La ceguera (“Herido ver”). 2 Convalecencia y visión (“Milagro”). Y 3 Acción de gracias solidaria (“Oración por los otros”). En los últimos años ha progresado y se ha generalizado espectacularmente la cirugía de cataratas y otros problemas oculares, sobre todo en personas mayores. Pero es difícil imaginar el pánico del intelectual, licenciado en derecho y corrector de pruebas en una importante editorial, que iba perdiendo vista y se veía muy cerca de la ceguera total y la pérdida de trabajo... Y su indescriptible alegría al distanciarse de semejante destino.
¡EN TI COMIENZA, HERIDO VER, EL CLARO ENTENDIMIENTO!
Este poema da título al libro desde su último verso: “herido ver”. No todo es negativo en la tragedia de perder la vista: “Tú me has abierto las demás ventanas / que dan al mundo externo...” Y se van recorriendo algunos sentidos, como el olfato y el oído (la alusión al sonido de campanas parece evocar religiosidad:“respuesta del destino, / y un oleaje de alas, un divino diálogo...”).
Por las manos se enciende la luz del tacto... La frase final es un pensamiento muy garciasolar: “¡En ti comienza, / herido ver, el claro entendimiento!”Nos encontramos frente a una poesía de experiencia, sí, pero también de conocimiento...” A cada título del poemario se le enriquece con una fecha de calendario; aquí, en concreto, el “17–XI–60”, a menos de tres meses de la operación de ojos.
HERIDO VER
Tú me has abierto las demás ventanas
que dan al mundo externo y sin sentido.
Aire, consciente olor. Por el oído
me significa el ritmo, las campanas
sé dónde tocan y me sabe el nombre
en la boca a respuesta del destino,
y un oleaje de alas, un divino diálogo
de contornos hasta el hombre
que soy llega en el tacto, y en las manos
puedo pesar la luz y la simienza
percibir en la carne, y por los llanos
de mi Castilla agraria andar el viento
de tomillo en canción. ¡En ti comienza,
herido ver, el claro entendimiento!
ABRIR LOS OJOS, VER, TAN SIMPLEMENTE...
Curioso: este soneto está fechado el 10–II–61, ¡solo diez días después de la operación de ojos! Se levanta el apósito ¡y se ve! Todo es mágico, como un milagro, como el primer día de la creación, cuando fue descubriendo Adán las cosas y les ponía nombre (aquí es al revés: se sabe el nombre y se descubre la realidad bautizada con el nombre). Lo primero que vislumbra el poeta es lo más próximo y querido, ¡ella, su lazarilla Mariuca!: sus pendientes, su rostro, la blancura del cepillo de dientes...
MILAGRO
Abrir los ojos, ver, tan simplemente.
Amanecer a tu sonrisa, esposa,
al azul de febrero, a la gloriosa
nominación: el sol, mundo luciente,
el asa consonante de la mano,
el perfil para el tacto y la mejilla.
Abrir los ojos, ver, oh maravilla
desatendida -¡ver!-, oh cotidiano
presente de las cosas, milagroso
estar aquí y ahora. Tal un niño,
Adán mío, el primer día dichoso,
nombrar y ver: espejo, tus pendientes...
O pensar para adentro con cariño:
¡qué blanco es el cepillo de los dientes!
SIN VER LA CARA –HIJO, ESPOSA- QUE PASA POR SU LADO
Poeta de la solidaridad y la compasión, Ramón de Garciasol, curados sus ojos, observa con sufrimiento a los invidentes: podía haber sido uno de ellos. Y se dirige con piedad a Dios: “Señor, desde mis ojos ruego / por los que pisan sombra...” Y recrimina al cielo: “La luz se hizo / ¿para qué, para quién, Señor?” Se lamenta de no entender el misterioso reparto, desde la voluntad de Dios, de la salud y la enfermedad. Confiesa, finalmente, que no puede vivir feliz con sus nuevos ojos, mientras exista en el mundo tanta y tanta desgracia... (La situación de los ciegos de entonces ha mejorado mucho entre nosotros, tanto en el tema de la autonomía funcional y la salud, como en la vertiente psicológica y social.)
ORACIÓN POR LOS OTROS
Habida gracia para mí, no para
ellos, Señor, desde mis ojos ruego
por los que pisan sombra, el paso ciego,
palpando huecos y sin ver la cara
–hijo, esposa– que pasa por su lado.
Señor, cegar es grave. Más si viene
la marea de luto cuando tiene
alegría el camino, no volado
entusiasmo la fe. La luz se hizo,
¿para qué, para quién, Señor? Perdona,
no comprendo este bárbaro granizo
sobre la viña en flor, no me consuelo
de ver sin ver con ellos. Mi persona
se degrada si no duele su duelo.
RAMÓN DE GARCIASOL
nacido hace cien años
1.Nosotros sí que celebramos el centenario de Ramón de Garciasol
LIMOSNA
CANCIONCILLA DEL MENDIGO
CANCIONCILLA DE LA INVITACIÓN A LA SERENIDAD
2.Treinta dioptrías en las gafas
MIRAR SIN VER
QUISIERA DESPEDIRME
PERO A TU SOMBRA, AMOR
3.Herido ver
HERIDO VER
MILAGRO
ORACIÓN POR LOS OTROS
4.No seas niña, madre
NO SEAS NIÑA, MADRE
NADIE ME CANTARÁ COMO TE CANTO
LA MADRE
5.Madre: padre va solo
MADRE: PADRE VA SOLO
PADRE ANCIANO
6.Del amor de cada día
DEL AMOR DE CADA DÍA
CANCIÓN DE LA COMPAÑERA
CANCIONCILLA DE LA ESPOSA EN EL DÍA DE LA MADRE
7.Arenga a las rosas y a los hombres
ARENGA A LAS ROSAS Y A LOS HOMBRES
FRATERNIDAD CON LAS COSAS
8.Los que viven por sus manos
YO SOY PLAZA