Serrat MH13 "CERCA DEL AGUA"
El Comisario poeta Miguel Hernández sufrió, a lo largo de algunos años, cárcel y condena a muerte conmutada por 30 años de reclusión. En este tiempo fue muy grande su sufrimiento, mayor que el de otros que no habían vivido la libertad del pastor en el campo, del muchacho testigo directo del nacimiento de las flores silvestres, del apareamiento y parto de animales, de refrescantes, desnudos baños en escondidas pozas...
Necesita moverse de nuevo, respirar la brisa salvaje de sus cerros, oler azahares, beber cielo azul sin muros, hasta volverse pájaro... Desde la prisión del Conde de Toreno escribe con tristeza a Josefina, a pocas fechas de la sentencia de Muerte:
"Me distraigo mucho mirando el cielo y la tierra como se ven detrás de estas rejas, y los dos perales del patio, que pronto harán sombra... Yo no sé a quién voy a besar, a abrazar por ti y por mí, como no sea a un tronco de un peral.
Pero hasta el peral tiene demasiada cara de preso para sentir ganas de abrazarlo, y yo tengo solamente ganas de mi niño y mi niña. Algún día desembocaré en los dos y te voy a parecer un río revuelto..."
Herido en el alma porque ha llegado la primavera y casi se le ha olvidado en prisión cómo era por los cerros y las huertas del Segura, escribe líricamente Miguel (Las Cárceles):
Se da contra las piedras del sinsentido un hombre...
El preso levantino "que ha soñado con las aguas del mar" es quien ha escrito los románticos versos de la canción de hoy "Cerca del agua..."
A TREINTA QUILÓMETROS DEL MAR...
Decepcionado por haber quedado excedente de cupo en la prestación del servicio militar, acude a Alicante, al Gobierno Militar, a ver si era posible lograr el ingreso o una rectificación, y así escapar del padre y de las cabras. Conoció en el tren a un joven periodista, Joaquín Hernández Quixano, que fue testigo de un importante acontecimiento en la vida de Miguel. Lo refiere José Luis Ferris en su hermosa biografía del poeta oriolano. Habla Quixano:
«Fue en aquel viaje cuando Miguel vio por primera vez el mar. Estando sólo a treinta quilómetros, no lo había visto todavía. Le produjo una gran impresión. Se levantó y, asomado a la ventanilla, decía repetidas veces con insistencia: "¡Qué inmenso y grandioso es el mar, cómo se junta con el cielo!"».
No haber descubierto todavía el Mediterráneo, tan próximo, por sus intensos estudios y el trabajo con el rebaño, no implicaba que no le gustara el agua.(En imagen, Miguel bañándose, en 1937, en una playa valenciana.)Explica Elvira, su hermana mayor:
"En cualquier momento ahí estaba Miguel en el huerto duchándose en pleno día, inclusive en invierno, con un cubo de agua fría sacada del pozo, echándosela desde un árbol o, a veces, ayudado por algún amigo o compañero del pastoreo. Y alguna vez, en un día lluvioso, ponerse en el huerto desnudo para recibir la lluvia; y bajar al río, al Segura, aún en invierno, y bañarse, tomando el sol en pleno campo."
CERCA DEL AGUA PERDIDA DEL MAR
Y llegamos, finalmente, a la canción "Cerca del agua". La versión inicial de Hernández y la cantada por Serrat son, prácticamente, idénticas. Ha seleccionado Joan Manuel, como estribillo a repetir, el pareado "Cerca del agua perdida del mar, / que no se puede perder ni encontrar".
Para el preso condenado a años y años de cárcel, el agua del mar, verdaderamente, es un "agua perdida". Lo que no se ha perdido es la oscuridad de la mazmorra, la maldición de la condena. Pero tampoco los sueños de colores, el vuelo de la poesía, el indomable milagro de la esperanza...
Esta canción es un viaje difícil, imaginario, el que separa la celda del agua. "Es impresionante –comenta Serrat–, porque de la oscuridad se traslada a la luz, es una reafirmación de su libertad, quiere escapar al mar. Es todo un ejercicio de resistencia e imaginación."
CERCA DEL AGUA
Cerca del agua te quiero llevar
porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser.
Cerca del agua perdida del mar,
que no se puede perder ni encontrar.
Cerca del agua te quiero sentir
porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero, mujer,
ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar,
que no se puede perder ni encontrar.
La deliciosa melodía de esta canción transcurre en permanente diálogo con el instrumento popular más querido de Miguel: la armónica. El músico Joan Albert Amargós, en esta pieza como en casi todo el CD, ha creado un notable juego de armonía y sencillez que enamoran.
Acaso porque resuenan por mi corazón ecos habaneros de la cercana Torrevieja, no puedo ocultar el movimiento de hombros que me provoca, como vaivén de olas al que Hernández era tan aficionado y tan maestro; como cuando, refiriéndose al pie de la amada, escribe: "A tu pie, tan espuma como playa, / arena y mar, me arrimo y desarrimo...", o al hablar de la pena y la rumia mental:"pena que vas, cavilación que vienes / como el mar de la playa a las arenas..."
Escuchemos ya el vaivén de olas, la serenidad del mar, el latido de un corazón herido de luz, en la canción "Cerca del agua" (pulsar aquí).
Y, a modo de epitafio, me permito citaros los últimos misteriosos versos que se conservan del probablemente ya enfermísimo Miguel Hernández (y aquí de nuevo aparece latir de olas): "Me tendí en la arena / para que el mar me enterrara, / me dejara, me cogiera, / ¡ay de la ausencia!"
“HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA”
Se dedica un artículo a cada una de las trece canciones
con texto de Miguel Hernández y música de Serrat
00. INTRODUCCIÓN GENERAL
01.UNO DE AQUELLOS
02.DEL AY AL AY POR EL AY
03.CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO
04.LA PALMERA LEVANTINA
05.EL MUNDO DE LOS DEMÁS
06.DALE QUE DALE
07.CERCA DEL AGUA
08.EL HAMBRE
09.TUS CARTAS SON UN VINO
10.SI ME MATAN; BUENO
11.LAS ABARCAS DESIERTAS
12.SÓLO QUIEN AMA VUELA
13.HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA