Siete poemas de Jesús Mauleón en la muerte de su madre, A PANTALLA COMPLETA
Después de seleccionar siete poemas de Antonio Porpetta e ilustrarlos amorosamente para ser reproducidos a gran pantalla (pulsar aquí para visualizarlos), también he disfrutado estas vacaciones ambientando gráfica y musicalmente siete luminosos títulos de Jesús Mauleón, como siete cachorrillos recién nacidos en el Nido.
Me vais a permitir, en primer lugar, reproducir, completa, la presentación que abre el poemario "Este debido llanto" (Vitrubio 2010). Pero antes ilustraremos el post con la siguiente fotografía de la madre del poeta tomada el 3 de noviembre de 2005 cuando la anciana cumplía 94 años (fallecería cuatro meses después)
"MADRE MÍA QUE ESTÁS EN EL CIELO..."
NOTA PRELIMINAR
"En mi ya larga vida he visto morir a unas cuantas personas queridas a mi alrededor. Algunas de ellas dejaron marcada en mi historia íntima la cicatriz de un poema. Pero esta vez fue distinto. Nunca la muerte de alguien amado me había sumido en una especie de sosegada furia, o de éxtasis, que se prolongó durante mes y medio y me forzó a escribir, casi como un sonámbulo, uno y, en ocasiones, dos poemas diarios. Ese trance de "dolorido sentir" y de trabajada serenidad, a partes iguales, fue lo que me provocó la despedida de mi madre.
Quizá habrá que aclarar que, a pesar de mi condición de clérigo y de célibe, nunca me tuve por un hijo "enmadrado". Vivió ella en mi casa, primero con mi padre; luego, viuda, sola conmigo. Cuidó un tiempo de mí y de la casa. Más tarde la cuidé yo hasta su extrema ancianidad. Vivió feliz hasta los noventa y cuatro años largos, en posesión de sí y de un privilegiado equilibrio temperamental. La grave enfermedad que rompió en su acabamiento duró apenas cincuenta días. Es curioso: sólo tras su muerte se me revelaron las proporciones de mi afecto, tal como reconoce en la sorpresa alguno de mis poemas.
Los versos que aquí se ofrecen son el resultado de mi prolongado trance y de lo que los psicólogos, con ese trivial y aséptico tecnicismo, llaman "duelo"; cuando yo escribía estos versos, casi enajenado, me movía, por supuesto, en la absoluta ignorancia de cualquier tecnicismo. Y, entre otras cosas, la serenidad o el desasosiego iniciales y el consuelo que me proporcionaba el proceso, a veces brevísimo, de creación, no me daban lugar a pensar que estuviera siguiendo un itinerario preestablecido, y mucho menos que mi obediencia a este itinerario obligado tuviera algo que ver con el recorrido por ningún ser humano de la tierra.
Si mis versos fueron el producto de un duelo, éste fue un duelo mío, y halló una concreción literaria, dicho sea con toda la modestia del caso, única e irrepetible. Fueron los versos de alguien que sufre la muerte de la persona querida desde la raíz misma de la soledad y desde la noche, a un tiempo oscura y luminosa, que la fe proporciona.
De cualquier modo, el resultado está aquí. Y, aunque las circunstancias personales del caso sitúen mi experiencia en lo particular, espero que la conmoción que provocó y dio cuerpo a estos versos, nacidos, bien lo sé, de un desconcierto que, en el fondo, de puro común es universal, llegue incluso más allá de los reducidos límites en que de ordinario se apagan y mueren los ecos minoritarios de la poesía."
Jesús Mauleón
Barañaín, abril de 2009
CONOCEMOS, AL FIN, LOS SIETE POEMAS A PÁGINA COMPLETA
ODÍAMOS YA abrir el nuevo retablo con sus luces y su música (VER—Pantalla completa o marcar F11). Para ello pulsar yaaquí.
I OS SABEN A POCO los siete títulos, podíais conocer hasta 13 poemas de "Este debido llanto" pulsando primero aquí, y después en alguno de los cinco enlaces del índice final.