Si tuviera que quedarme con un solo gesto del Papa Francisco me quedaría con sus abrazos. Posiblemente Francisco ostente el récord de abrazos en el mundo. 

El pasado día 10 de enero falleció Vinicio Riva, el hombre que ha protagonizado quizá uno de los abrazos más impresionantes del Papa Francisco. Lo recordarán porque es un hombre que sufría la enfermedad de von Recklinghausen que le generó diversos tumores y deformidades por todo el cuerpo.  Francisco le transmitió el abrazo del Padre, el abrazo del Amor. 

Abrazos que él ha dado y abrazos que a él le han dado como el de el pequeño Nathan que durante la JMJ de Río de Janeiro logró sortear la seguridad y llegar hasta el vehículo del Papa para darle un abrazo. Hoy este joven es seminarista y se prepara para el sacerdocio. 

Abrazos alegres, abrazos tristes, abrazos acogedores. 

Francisco ha abrazado a víctimas de todo tipo de violencia y con su abrazo les ha hecho llegar el Amor de Dios hacia ellos. 

Abrazos a bebés a quienes da un cálido beso de abuelo.

Los abrazos a sus amigos, aquellas personas con las que se ha ido cruzando en la vida y que hoy, ya Papa, vuelven a encontrarse aunque solo sea por unos minutos.

Siempre he pensado que abrazar a Francisco tiene que ser como abrazar a la humanidad, a todos los que él ha abrazado.

Si un día tuviese la suerte de estar con el Papa Francisco le pediría que por favor me dejase darle un abrazo.