La Diócesis de Vitoria, junto con los centros diocesanos de Egibide y la asociación de Médicos Babespean lanzan el proyecto ‘Casa de los Cuidados / Zaintzen Gunea’. Un espacio que se hará realidad en el antiguo convento de las Brígidas, del que se lleva hablando en algunas instancias desde hace años, aprovechando también la huerta que hoy se gestiona como proyecto de integración social de Cáritas. 

Al estilo ‘Hospice’ inglés, este centro tiene como objetivo atender y cuidar a las personas con enfermedad grave y avanzada hasta los últimos días de su vida, y a sus familiares en el período de duelo. Teniendo, como ha declarado monseñor Elizalde, “una especial atención a los más vulnerables en el final de sus vidas”. Es un proyecto innovador a nivel nacional al conjugar varios aspectos, entre ellos el investigador y formativo ya que, además de atender pacientes, será una escuela de formación e investigación para alumnos del grado sociosanitario de Egibide, que cuenta con 5 campus en Vitoria-Gasteiz.

Atender a todas las dimensiones de la persona: física, mental, emocional, social y espiritual. Ese es el espíritu de los cuidados paliativos.

Este proyecto se anuncia precisamente ahora, y viene a reforzar la idea defendida por la Iglesia de potenciar y promocionar los cuidados paliativos, en medio de la reciente la Ley de la Eutanasia, donde España se ha convertido en el sexto país del mundo en darle cabida en el sistema nacional de salud.

La formación de alumnos en los cuidados paliativos, la experiencia sanitaria de Babespean con un experimentado y capacitado equipo médico y la familia que forma la Pastoral de la Salud harán que Zaintzen Gunea sea un espacio de referencia no solo en la ciudad sino en toda España.

El anuncio de este proyecto se ha hecho coincidir con la vispera (ya hoy 9 de octubre) de la Jornada Mundial de los Cuidados Paliativos

Non solum sed etiam

La experiencia en la Iglesia le ha llevado siempre a ser cauta y mover las fichas en su momento. Este proyecto lo viene acariciando la Diócesis de Vitoria desde hace años. Un sueño que contemplaba inicialmente no solo la instalación de la residencia de paliativos, sino también el centro de formación sociosanitario y una cocina/ restaurante vinculada a la escuela de cocina de Egibide, que sirviese para dar comida a los residentes y ofrecer un servicio de restauración para un público externo, al modo de la escuela de Gamarra o Mendizorroza. Una cocina que contaría con huerta propia que gestiona desde hace varios años Cáritas Vitoria. 

En definitiva un proyecto amplio, completo, ubicado en el corazón de la ciudad, como ha declarado el obispo.  Pero un proyecto que necesitaba de un respaldo económico muy fuerte. El acondicionamiento del viejo convento exigirá una gran inversión económica. También habrá que reconocer que de salir adelante esta iniciativa colocaría a Vitoria-Gasteiz entre las ciudades de referencia en el mundo de los paliativos. Y eso es importante, y motivo a tener en cuenta para que instituciones públicas como el Ayuntamiento y la Diputación arrimen el hombro.

Pero mientras a este sueño se le van poniendo “patas”, lo que llevará un tiempo, la Iglesia y una parte de la sociedad mantiene su ritmo de ora et labora. A qué me refiero, pues a que, la diócesis, en colaboración con Babespean, la asociación integrada por profesionales de la salud que trabajan en medicina paliativa, han dado cursos muy básicos de iniciación en la atención a personas terminales en Berakah, y al que han acudido las personas migrantes que acceden a los cursos de formación y capacitación para la inserción desde la formación laboral. Por otro lado desde la Delegación de Pastoral de la Salud, ya el pasado año, y tal y como se anunció para el presente curso, se ofrecerán charlas formativas, entre las que se abordarán temas del duelo, el testamento vital y los cuidados paliativos. Y en breve la Pastoral Universitaria dará a conocer los datos de unos cursos de formación en el ámbito universitario, orientados de manera particular para el alumnado vinculado a las profesiones sanitarias. 

Sin duda este proyecto justificará todos los esfuerzos y algunas renuncias que haya que llevar a cabo para lograr ayudas, consensos, patrocinios y respaldos. Las que se anuncien y las que no sea necesario anunciar.  Porque detrás no solo hay un proyecto de cuidados paliativos, hay un deseo de instaurar una  cultura paliativa.