Un entretenimiento literario de Txenti García D. Mateo. Caps 14 y 15
Dña. Sofía y Marcela hablarán de mujer a mujer, y eso lo cambia todo
Por otra parte D. Mateo tiene muy claro el papel de una clase de religión
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Cap. 14. Viernes, 9 de la mañana.
- ¡Voy! … ¡Marcela!
- Hola padre. ¿Tiene un momento?
- Sí. Claro. Pasa. ¿Qué pasa?
- Ayer a la tarde se presentó Dña. Sofía en el bar.
- ¿Dña. Sofía? ¿Y?
- Estuvimos hablando un buen rato. Tengo que darle las gracias. Es una gran mujer, y creo que será una buena madrina para Lucas. Estuvimos hablando de mujer a mujer. No sé si conoce usted a la verdadera Dña. Sofía. Detrás de esa imagen de beata hay una mujer con una historia muy dura.
- No. La verdad es que no conozco la vida privada de Dña. Sofía. Sé que es viuda de hace años, que tiene una buena posición social y que es una buena feligresa.
- Pues no seré yo quien se la cuente D. Mateo, pero le aseguro que me ha impresionado y que nos hemos entendido perfectamente. Bueno, ella nunca aprobará mi modo de vida, ya lo sé, pero tampoco me juzgará. Me ha ofrecido su amistad y su respeto.
- Pues me alegro un montón. Ya que el día empezó tan duro, se agradecen buenas noticias.
- ¿Puedo preguntarle qué le ha pasado?
- Sí Marcela. De madrugada me han llamado de casa de Roberto y Bea y les he acompañado en los últimos minutos de vida de Bea. Hace unas horas que ha fallecido.
- ¡Vaya! Era muy joven todavía. Y Roberto y ella habían logrado rehacer su vida. Cierto que el anuncio de cáncer les unió más, pero ya antes habían empezado a ser felices de verdad. …. ¿Me mira sorprendido? Mire D. Mateo, mi trabajo a veces se parece mucho al suyo. La Iglesia nos podría tener en nómina si fuese por las confesiones que escuchamos.
- ¡Si hombre! Si os mete a vosotras nosotros al paro derechos. Marcela, sé que muchas veces vosotras hacéis una labor casi de psicólogo. Que dais a muchos hombres el cariño y la atención que no encuentran, o no saben ver el que tienen en sus casas, o cubrís soledades y carencias temporales. Pero… que los maridos se vayan con otras mujeres no está bien, están siendo infieles a la palabra dada.
- Pero el problema, o el pecado D. Mateo no está en pasar una noche con nosotras. El pecado se ha cometido antes: cuando se ha dejado de hablar, de respetarse, de compartir,… Si la mayoría que vienen no han dejado de querer a sus mujeres, las siguen queriendo, pero no han hecho el esfuerzo de entenderlas, de aceptarlas,… y en la mayoría de los casos el error ha sido mutuo y recíproco. D. Mateo, a los hombres no se les educa para entender a las mujeres y a las mujeres tampoco para entender a los hombres.
- ¿Y la solución sois vosotras?
- No, solo somos un servicio de primeros auxilios. A más de uno le he ayudado a volver con su mujer. He perdido muchos clientes pero con la satisfacción de haber conservado muchas parejas, de haber salvado muchas familias. Quién sabe si un día hasta Dios me reconoce el mérito de haber ayudado a un buen sacerdote.
- Bueno. Volviendo al tema de Dña. Sofía. Entonces ya que se ha adelantado ella, no sé si hace falta que organice un encuentro entre todos.
- Sí, precisamente vengo a decirle, de parte de ella y de la mía, que sí, que nos reúna con Lucas un día. Ahora estoy convencida de que es la mejor madrina que le podía tocar a mi hijo.
- Pues bendito sea Dios Marcela. Os llamaré para la semana que viene. Bueno, si no tienes nada más me voy para la parroquia.
- No. D. Mateo. Gracias. Y descuide, aunque entrásemos en nómina, los curas tienen una misión que nadie puede hacerla por ustedes. Son el pastor del rebaño, el que cuida de todas las ovejas, hasta de las negras y descarriadas.
- ¡Ala! ¡Descarriada! Mucho me parece que lees tú la Biblia. Que tengas un buen día.
- Lo mismo.
―¡Las prostitutas en nómina! ¡Pues solo nos faltaba eso! ¡Vale que nos precedan en el reino de los cielos pero que nos quiten el curro en la Tierra! Bueno, a ver, que es broma. Que me ha hecho gracia el comentario de Marcela. Y mira tú Dña. Sofía. Sí, ya sé, que elegirla fue inspiración divina. La verdad es que me alegro un montón que se hayan entendido estas dos mujeres. Y fíjate que aparentemente son el agua y el vino. ¡Juzgamos tanto por las apariencias, por los clichés! Y así nos equivocamos. ¿Qué pensarían mis feligreses de mi si supiesen de mis dudas, de mis miedos, de mis errores, de cómo soy realmente? ¿Me seguirían respetando y queriendo igual? …‖
- ¡Padre Mateo!
- ¡Pedro! ¿Qué tal Vanessa y la niña?
- Bien D. Mateo, bien. Precisamente de la niña quería hablarle y de su bautizo.
- Ah! Pues pasa y hablamos. ¿Cuándo queréis bautizarla?
- Pues si es posible cuando cumpla los seis meses habíamos pensado.
- Por mí bien, pero me gustaría que antes y después del bautizo pudiésemos tener unos encuentros, para prepararlo y para vivirlo con sentido. Pasa a la sacristía, miro la agenda y hacemos un plan para vernos y poner el día del bautizo. ¿Y por lo demás qué tal? ¿es buena la niña? ¿Qué tal os organizáis?
- Bien D. Mateo. Todavía es pronto, pero bien. Duerme sus horas. Qué más podemos pedir.
- Bueno. Pues… mira. Los seis meses los cumple el 22, ¿no?
- Sí D. Mateo.
- Bien tenemos varias semanas para vernos antes y el bautizo lo ponemos el 24 domingo. ¿De acuerdo?
- Muy bien. Pues se lo digo a Vanessa.
- Me llamáis para quedar la semana que viene. Si podéis por la mañana mejor.
- Le llamamos. Hasta luego D. Mateo. - Hasta luego Pedro.
―Unos se mueren y otros nacen. La vida continúa. ¿Y qué mundo dejamos a los que vienen? Un mundo por seguir haciendo, como nos pasó a todos. Espero que las nuevas generaciones construyan más que destruir, que bastante hemos destruido hasta aquí. Da gusto verle a Pedro tan feliz. También pasaron lo suyo. La deja embarazada, se casan y pierden el niño. Vuelve a quedarse embarazada y otro aborto. Por fin a la tercera la vencida. Pero han demostrado a todos que se querían. Sí, han perdido su juventud y casi su adolescencia, han tenido que crecer muy rápido, pero al menos lo han hecho unidos y queriéndose. Reconozco que en su momento yo también tuve dudas sobre sí era bueno que se casasen. Pero nadie se lo impuso, la verdad es que fueron ellos quienes quisieron, en contra de muchos, hacerlo. Si no sabemos lo que nos depara el futuro a nosotros mismos cómo a veces pretendemos vaticinar el futuro de los demás. Solo Tú sabes hasta qué punto la voluntad del ser humano puede obrar milagros. Tu fe te ha curado dijiste en muchas ocasiones. Sin duda que la fe de esta pareja del uno en el otro es lo que les ha salvado. Y ahora con la pequeña ¡por cierto no le he preguntado cómo se llama!. Bueno, Mateo, prepárate para ir al cole.‖
Cap 15. Viernes. 12 del mediodía. La clase de Reli.
- ¡Buenos días chicos!
- Buenos días D. Mateo ( a coro)
- D. Mateo. ¿Puedo hacerle una pregunta?
- Claro que sí Eduardo. Dime.
- Ayer se comentó en casa que a una hija de mis primos no la van a bautizar, que sus padres han pensado que eso ya lo hará de mayor si quiere. Y mi abuela y mis padres no estaban de acuerdo, pero a mí … no lo tengo tan claro.
- ¿Os interesa a todos el tema o quedo con Eduardo después de clase para contestarle?
- Un murmullo de asentimiento le dio pie a D. Mateo para cambiar por completo la clase de religión que tenía preparada sobre el capítulo de las Bienaventuranzas.
- Escuchadme y hacedlo con atención porque esta pregunta de Eduardo nos puede llevar toda la clase. Y además consideradla parte de vuestra formación.
- Lo primero decir que entiendo la postura de la abuela y de los padres de Eduardo, y también entiendo las dudas de Eduardo. Por otro lado también respeto la decisión de los primos de Eduardo y padres de esa niña AUNQUE, no la comparto. Los Sacramentos, y creo haberlo dicho más veces, son un regalo que Dios nos hace. No es mérito nuestro, son regalos de Dios. Quienes creemos sabemos que la Gracia de Dios actúa a través de los Sacramentos. Es decir, todo lo que nos puede venir por los Sacramentos es “bueno”, no hace daño. El Bautismo es el Sacramento de iniciación cristiana, y la Iglesia lo ofrece desde el comienzo de la vida porque sabe que ofrece algo bueno que va dando sus frutos desde que somos pequeños. Con ello no deja de respetar la libre opción de los Hijos de Dios que son libres hasta para negarle y para seguir vinculados a la Iglesia. Para eso está el Sacramento de la Confirmación, donde uno, ya con una madurez mínima, decide por sí mismo si quiere o no ser discípulo de Jesús. Por eso no comparto el argumento de los primos de Eduardo y entiendo a su abuela y a sus padres.
Todos miraban a Eduardo, alguno pensando “buena la has liado”.
Ahora bien, y ¿Qué pasa con esa criatura si sus padres no la bautizan? Pues varias cosas: Una que no figurará en los libros de la Iglesia ni se la contará como cristiana de pleno derecho. Pero eso es un trámite administrativo que podrá traerle más o menos complicaciones mañana otro día pero sin gravedad. Otra cosa que pasará, y esto es una opinión personal. Que Dios mimará con más celo si cabe a esa criatura, que buscará cruzarse en su vida por todos los medios y que si sus padres decidieron no acercarla a Dios, Dios se encargará de acercarse a ella en algún momento de su vida. Y puede que lo haga con todas sus fuerzas, y puede que de mayor esa niña, no solo se bautice, sino que sea un modelo para muchos bautizados.
- ¿Pero entonces D. Mateo, da igual bautizarse que no? O casi, ¡que es mejor no bautizarse! De pequeño se entiende.
- No Víctor, no. Yo no he dicho eso. Además en el bautizo de los niños pequeños la gracia de Dios alcanza también a los mayores, a los padres y padrinos, especialmente si preparan el bautismo en conciencia y convencidos. Yo soy favorable a los bautizos desde pequeños porque para la Iglesia es una oportunidad de ofrecer una catequesis familiar que no tiene desperdicio. Es un momento en el que se puede despertar en los adultos una fe que andaba dormida o incluso en coma o en estado vegetativo. También he bautizado a adultos y es muy bonito. Pero es otra cosa. El bautizo de adultos es preparar un tú a tú con Cristo y exige otras formas, otras dinámicas.
- ¿Y qué alicientes podemos tener entonces los que fuimos bautizados desde pequeños?
- Todos los que queráis Marisa. Dios regala cada día a manos llenas, depende de nuestra actitud lo que acabemos recibiendo. Hoy mismo. En esta clase. Hay quien se la pasará dibujando en el cuaderno (Marcelo levantó la vista y se delató, aunque nadie le prestó atención). Otros escuchareis y pasareis página. Para la tarde ya no recordareis de qué se habló hoy en clase. Otros trasladarán este tema a la mesa de sus casas y escucharán la opinión de su familia, y otros, quizá, guarden el contenido de esta clase para rumiarlo en la próxima oración que hagan. Lo que hagáis cada uno está en vuestras manos.
- ¿Pero entonces D. Mateo, si el bautismo es bueno por qué muchos padres no lo quieren para sus hijos?
- Mira Elvira. Cada uno tendrá sus razones. Unos porque ellos no son creyentes. Otros porque en su entorno puede quedar mal visto, otros porque simplemente pasan. Lo que sí creo que podría afirmar sin riesgo a equivocarme, es que en la gran mayoría de los casos lo que subyace, lo que hay de fondo, es una gran incultura religiosa. Por supuesto que cada cual es libre de pedir el bautismo para sí mismo o para sus hijos, pero qué menos que saber antes lo que quieres o lo que rechazas. De ahí que los curas pensemos que es importante la catequesis y también la clase de religión. Una buena catequesis no es la que te condiciona una elección, sino la que te da las herramientas para tomar tú la elección. Una buena catequesis es la que a lo largo de los años ha logrado presentarte el verdadero rostro de Dios, el verdadero Mensaje de Jesús, la verdadera Misión de la Iglesia y las diversas vocaciones posibles dentro de la Iglesia. Y a partir de ahí, con la madurez humana y religiosa que cada cual dé el paso al frente. Y para ayudarlo están los Sacramentos, por eso desde la Iglesia se invita a ir acercándose a todos los sacramentos paulatinamente, el bautismo, la comunión, la confesión, la confirmación y luego, por lo general, el orden sagrado para unos y el matrimonio para otros. Por eso también es importante que siga habiendo curas. ¡A ver de esta clase quien se anima a ir al Seminario!
- ¡Cuando se puedan casar!
- Eso, D. Mateo ¿por qué los curas no se pueden casar?
- Bueno, bueno, eso es otro tema. Ya lo hablaremos en otro momento. Quedan cinco minutos y no nos vamos a meter en esos jardines. ¡Escuchadme! Yo tenía intención de haber hablado de las Bienaventuranzas. No lo hemos hecho y no pasa nada. Pero os pido que a lo largo de la semana las leáis y escribáis un trabajo de una sola hoja sobre una de ellas, la que más os guste u os llame la atención. ¡Ala, jospando! Y buen fin de semana. A ver a cuantos os veo el Domingo en misa.
D. Mateo recogió sus papeles mientras los chavales abandonaban la clase. Cuando salía se cruzó con Raquel, la directora del centro.
- Buenos días D. Mateo.
- Buenos días Raquel.
- ¿Tiene unos minutos?
- Sí, claro.
- Acompáñeme al despacho. ¿Qué tal ha ido la clase?
- Bien. Como en otras ocasiones, no he dado lo que tenía preparado pero creo que ha resultado más enriquecedor para ellos. Uno de los chavales ha planteado una duda sobre la opción de los padres a bautizar o no a sus hijos y me ha dado pie para hablarles de algunas cosas.
- Pase. D. Mateo. Siéntese.
- Bueno Raquel. Tú dirás.
- Ya sabe que cada año el Gobierno, el Ministerio de Educación, bueno, los que mandan en este terreno, nos van empujando a hacer modificaciones en los diseños curriculares, nos “motivan” con el tema de las subvenciones, el acceso a las nuevas tecnologías y a las nuevas corrientes de la enseñanza. El caso es que en el claustro de profesores le hemos dado vueltas y vueltas y hemos decidido que vamos a quitar la clase de religión para que podamos encajar las modificaciones. Pero tampoco creemos que haya que prescindir por completo del aporte académico y humanístico que ofrece esta asignatura y hemos pensado que quizá se podría cubrir, con menos horas y con unas charlas en horario extraescolar. Sé que le doy un disgusto con esto, pero créame que no le vemos otra alternativa. El curso que viene ya no estará la clase de religión y ofreceremos, si a usted no le parece mal, esta actividad formativa extra escolar.
D. Mateo se rascó la barbilla antes de hablar.
- Mira Raquel, no me llevo ningún disgusto. Sé que vuestro trabajo no es fácil, sé que la dependencia económica os condiciona más de lo que os gustaría. Lo que me preocupa no es que se elimine la asignatura de religión como tal asignatura, y menos el que yo tuviese que dejar de venir. Lo que me preocupa es que, en el claustro de profesores, se entienda la trascendencia real de una buena formación religiosa en las personas. Si eso se entiende bien no pasaría nada por eliminar la asignatura de religión como tal, porque la formación religiosa, y más en un centro que se llama Santa María, sería transversal, y estaría presente en la vida del centro. Lo que siempre me ha preocupado ha sido eso, que la formación religiosa o se confunda con la catequesis o se considere una” maría”, un tributo del pasado que había que extirpar de la formación de las nuevas generaciones. Y eso, Raquel, es un error. La incultura religiosa fomenta los radicalismos, la pérdida de valores, la infravaloración de la vida y la falta de respeto al prójimo. Claro que como sacerdote en mis clases he dado prevalencia al mensaje de Jesús de Nazaret, pero siempre he procurado dar a los chavales una visión global de la trascendencia que ha tenido y tiene la relación del Hombre con el Absoluto, con Dios, en sus múltiples denominaciones, desde el hombre de las cavernas hasta nuestros días. Creer o no creer en Dios o en Algo o Alguien Superior ha condicionado la vida del Ser humano, y nos condiciona cada día, desde que nos levantamos hasta el momento de enfrentarnos con el fin de nuestra existencia terrenal. Quitad si tenéis que quitar la clase de religión. Pero Raquel, no privéis a vuestros alumnos de esta formación. Y eso no lo dejaría en manos de un cura que venga a dar tres charlas al año. Trasladar esa importancia de conocer que el Hombre es un ser religioso, por aceptación o rechazo, y que ello marca nuestras vidas, podéis y debéis darlo toda la comunidad escolar.
Un silencio se hizo en el despacho. La directora evidenciaba su incapacidad para dar una respuesta al padre Mateo en ese momento. Y decidió dar por terminada la conversación.
- Gracias por su comprensión y sus palabras. Se las trasladaré al claustro de profesores.
- De nada, Raquel. De momento vuelvo la semana que viene. Y la parroquia siempre estará al servicio del colegio.
- Gracias D. Mateo. Buenos días.
D. Mateo salió del colegio retomando el discurso que había empezado en el despacho de la directora. Pero ahora lo hacía “en secreto”.
―Si ya se veía venir esto. Raquel, Raquel,… algún día tendréis que plantaros. La educación de los niños no puede ser objeto de tantos cambios. Algún día tendremos que enfrentarnos, padres, alumnos, profesores, y decir ¡Basta ya! La clase política está jugando con la educación, no son capaces de llegar a un acuerdo porque no quieren educar, quieren adoctrinar. ¡Y luego dicen de la Iglesia! Y a rio revuelto… algunos profesores aprovechan también para dejar su ideología. Y una cosa es dejar tu impronta, tu ejemplo y otra muy distinta tus ideas. La labor del docente no es dar ideas sino ayudar a construirlas, ayudar al alumno a pensar por sí mismo, a decidir por sí mismo. A ser libre. Y no hay mayor libertad que la que da la fe, y no digo la Iglesia, Señor, digo la fe. Que nosotros hemos hecho grandes cagadas a lo largo de la Historia, ya lo sé. Y esa herencia la vamos pagando y a veces repitiendo. Ya. Ya sé que no tengo que rechazar lo que me ofrece el colegio, pero tendría que conseguir que esas charlas sean más para los profesores que para los alumnos y a los chavales… a los chavales ofrecerles algo que les anime a acercarse a la parroquia. ¡Y luego ya te toca a Ti hacer algo! Digo yo.
D. Mateo llegó con sus pensamientos hasta su casa. Preparó una pasta y unas salchichas y después de comer decidió regalarse una siesta. Pero esta vez no de sofá sino de cama. Se quedó profundamente dormido al poco de tumbarse sobre la colcha.
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