Recién acabamos de celebrar los 75 años de Misiones Diocesanas Vascas, un proyecto de evangelización pionero en la Iglesia que permitió llevar la Palabra de Dios a diversas tierras de Latinoamérica, y en particular a Ecuador. 

Los vínculos con aquellas tierras por parte de las Diócesis vascas se mantienen pero han cambiado muchas cosas. La semilla del Evangelio germinó y ahora son las Voces del Sur las que vienen a nosotros a decirnos una palabra, pero la colaboración humana y material sigue teniendo su espacio, y es por ello que misioneros vascos como JuanRa Echevarría se encuentran desde hace años embarcados en un hermoso proyecto cual es la recuperación de la cultura Montubia. 

Este jueves JuanRa Etxebarría ha presentado en Vitoria-Gasteiz, su tierra, los avances que este proyecto, fundamentalmente cultural, pero también pastoral, está dando. La construcción del Museo de la Cultura Montubia, la recopilación del testimonio de las personas mayores recuperando tradiciones, cantos, usos y costumbres antes de que desaparezcan en el olvido; proyectos autosostenibles de granjas y cultivos; la escuela de arte y de comunicación donde los jóvenes montubios se encuentran con sus raíces y su rico pasado. 

JuanRa empezó por recordar que este proyecto se puso en marcha hace ya cinco años, que su objetivo principal es la recuperación de las tradiciones ancestrales y la cultura Montubia. Todo ello se ha trabajado desde los valores de la escucha, evangélica y misionera, poniendo a las personas en el centro del proyecto, particularmente a las personas mayores custodias de esta cultura. 

El trabajo ha logrado recorrer y visitar 57 de las 65 comunidades de la provincia de San Isidro. En ellas se ha ido recolectando el testimonio de muchas personas, hasta la fecha tienen registradas 567 entrevistas a personas mayores. Las entrevistas han ido recuperando el testimonio de mayores y jóvenes, pero también se ha centrado en el testimonio de las mujeres y los niños. Entre los temas que se están recuperando están  todo lo referente a la medicina tradicional, medicina natural, a los usos y costumbres del pueblo montubio a su rica gastronomía, y a la recuperación de algunas herramientas que se han usado para el cultivo de la tierra y otros oficios. 

Una de las joyas del proyecto “Raíces y Sueños” es el Museo etnológico que va ya muy avanzado. En este museo se albergarán las historias recogidas, los diferentes materiales que han sido donados y que cuentan la historia de este pueblo, pero también en los terrenos de este espacio museístico se han puesto en marcha varias granjas y cultivos que servirán también para hacer autosostenible el proyecto. Y por último citar la casa de las culturas donde se cultivan diversas artes como la música, la danza o el teatro que rescata las raíces montubias. En este proyecto es muy importante el papel de los jóvenes. La implicación de las nuevas generaciones convierte a este proyecto en un proyecto vivo y con futuro, no es una simple mirada nostálgica al pasado sino un proyecto con proyección de futuro. 

Para poner en marcha este proyecto se creó una fundación y además se cuenta con la colaboración externa de instituciones locales y el apoyo que desde Euskadi se está dando a través de Misiones Diocesanas Vascas, además de convenios con universidades y otras entidades. 

Etxebarría se confesó enamorado de este proyecto al que está dedicando sus años misioneros, convencido de que su trabajo sigue la estela de los primeros misioneros vascos que llegaron en 1948. 

Non solum sed etiam 

Gracias al contacto directo con JuanRa dispongo de información puntual sobre el desarrollo de este proyecto de Raíces y Sueños desde su inicio.  Hay dos cuestiones que sobremanera me han encantado desde sus orígenes, y ambas además están muy conectadas: la implicación de jóvenes y mayores en el proyecto. Los mayores como custodios de una herencia y los jóvenes como rescatadores de esa herencia y actualizadores de la misma.  Auguro un bonito futuro  a este proyecto no solo por la recuperación de datos, usos y tradiciones que en unos años podrían haberse perdido para siempre, sino también porque con la juventud implicada sabrán hacer coexistir la vieja sapiencia de las mayores con las nuevas tecnologías. Ojalá un día pueda conocer en persona este pueblo y sus logros por sobrevivir en este mundo globalizado.