El exministro ha declarado que "vuelve la persecución religiosa" Agrelo, a Fernández Díaz: "Yo encendí la luz y ladré cuando usted empujaba a Cristo hacia las cuchillas de la frontera española"
En medio de la polémica por la exhumación de Franco, el arzobispo emérito de Tánger le recuerda al político que, en la Frontera Sur de España, "usted molía a golpes a Cristos de carne y hueso"
Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior del gobierno de España, ha escrito que “el cierre del recinto del Valle de los Caídos para exhumar a Franco… es un hecho de una gravedad que no podemos ignorar”; y comparte también con los lectores su personal interpretación política de la exhumación.
Lo mismo para la consideración que para la interpretación, le asisten derecho y libertad, y seguramente que serán muchos los que suscriban lo que él escribe. Pero ha ido más allá de las cosas terrenales, y, haciéndose portavoz de la divina inspiración, denuncia que “todo ello” se ha hecho “con el silencio cómplice de los «guías ciegos» y «perros mudos» que condena la Escritura con santa indignación”. Y añade: “Que no se quejen los actuales «Pilatos políticos y eclesiásticos ante los sucesos que vendrán: Vuelve la persecución religiosa”.
Querido amigo: lo que voy a escribir, no lo hago por defender a mis hermanos «mudos», «ciegos» y «Pilatos»; tampoco para prevenir esa persecución que, según usted vaticina, está a punto de volver. Lo hago sólo por usted, por si puedo ayudarle a salvar el alma, negocio que a usted debiera preocuparle más que la suerte de los restos mortales de nadie.
Yo encendí la luz y ladré cuando usted empujaba a Cristo hacia las cuchillas de la frontera española en las que se iba a desangrar. Yo encendí la luz y ladré cuando usted empujaba a Cristo hasta ahogarlo en el mar que separa África de España. Yo encendí la luz y ladré cuando, en esa frontera de su competencia, usted molía a golpes a Cristos de carne y hueso. Yo encendí la luz y ladré, pero usted no vio, usted no oyó. ¿O tal vez sí?
Pues volveré a recordar, para usted y para mí, lo que parece que hemos olvidado: “Tuve hambre y no me disteis de comer. Tuve sed y no me disteis de beber… fui forastero y no me acogisteis”… Volveré a encender la luz y a ladrar, porque no quisiera que usted y yo, siempre tan a la derecha, precisamente en aquel día que no tiene vuelta atrás, nos encontremos irremediablemente a la izquierda.
Deje que los muertos entierren a sus muertos. Bueno será que usted y yo, olvidados los muertos, nos pongamos de una vez a seguir a Cristo Jesús y cuidar de él en su cuerpo vivo que son los pobres.