"Solo le disgustan los 'consejos de guerra'" Antonio Aradillas: "A Francisco Cerro lo ha nombrado arzobispo Primado la Santísima Virgen de Guadalupe"
"El tema del destierro forzado de la patrona “civil” y eclesiástica de Extremadura es de gravedad en el organigrama de la Iglesia"
"Si hasta el presente, y según reconocimientos oficiales y “oficiosos”, Guadalupe no dejaba de ser toledana, fue porque así lo deseaba don Braulio"
A quienes pudiera parecerles que “dar consejos a un superior” –en este caso nada menos que al arzobispo Primado de España- es un atrevimiento, una falta de respeto y hasta una insolencia, me atrevo a recordarles catequísticamente, que una de las obras de misericordia más convivenciales, es la “dar consejo a quien los ha de merecer”, y que, gracias sean dadas a Dios, todos somos sus menesterosos. Además, me consta que a don Francisco solo le disgustan y aterran los “consejos de guerra”, pero no los consejos de verdad, vengan de donde vengan. Por otra parte, y sin más, académicamente “consejo” es “la opinión o juicio que se da o se toma sobre cómo se debe actuar en un asunto“.
Como hoy se sabe todo, don Francisco no desconoce que en la terna “oficial” de la Iglesia “rouconiana”, del extinto Nuncio Fratini, con las omnímodas bendiciones de la “Santa Sede”, su nombre jamás tuvo acomodo. Toledo es mucho Toledo y el sucesor del frustrado Cardenal don Braulio habría de proceder al menos de otros arzobispos.
Sin más rodeos, artilugios y con entendederas coloquiales, queda claro que a don Francisco, ahora obispo cesante de Coria-Cáceres, lo ha nombrado arzobispo Primado la Santísima Virgen de Guadalupe. El tema del destierro forzado de la patrona “civil” y eclesiástica de Extremadura en las amantísimas tierras castellano-manchegas toledanas -caso único en el orbe católico- es de tal gravedad en el organigrama de la Iglesia y más si esta se encuentra en calidad de “en salida” y no entre las retrógradas, con inclusión de privilegios, poderes y euros.
"Hay liturgos y liturgias que dan la impresión de que lo único que tristemente pretenden es escandalizar al personal"
Sin los padrinos, y menos “rouconianos” de los que disponía don Braulio, aparece la Virgen de Guadalupe designando a don Francisco como mediador en la sacrosanta tarea de la redención canónica de Extremadura. Y es que, en este como en tantos otros casos, al igual que “quien no tiene padrino no se bautiza”, tampoco llega a obispo, y menos a arzobispo de la archidiócesis Primada de las Españas, a la vez que dueño y señor de Guadalupe, con su monasterio y su santuario “Patrimonio de la Humanidad” por más señas. Si hasta el presente, y según reconocimientos oficiales y “oficiosos”, Guadalupe no dejaba de ser toledana, fue porque así lo deseaba don Braulio, de aquí en adelante, y conociendo los deseos e intenciones pastorales de Mons. Cerro, Guadalupe adquirirá plenos derechos para avecindarse administrativamente, y pastorear, en las tierras extremeñas….
¿Soluciones canónicas? De las fórmulas administrativas que puedan existir ni soy competente, ni a los extremeños nos importan en demasía. La adscripción a cualquiera de las diócesis coincidentes con el territorio irredento que constituyen la provincia eclesiástica de esta Comunidad Autónoma, o la creación de una nueva diócesis con territorio todavía en manos de los ex-topododerosos arzobispos toledanos, resolvería el problema de manera coherente y en conformidad con los tiempos que dejaron de ser feudales en todo, con excepción de cuanto se relaciona con la Iglesia jerárquica.
Mi personal convencimiento es el de que Mons. Cerro consultará con los sacerdotes, laicos y “laicas” de las diócesis afectadas y tendrá en cuenta sus consejos, si bien estoy aún más convencido de que ya “está todo atado y bien atado” y con el consentimiento y bendición de la Santa Sede y en conformidad con fórmulas “italianas” aplicadas a santuarios de proyección nacional, como es el caso de Guadalupe. Mons. Cerro sabe, y así lo ha experimentado él mismo, que lo de “primado” –“Primus inter pares”- no es un privilegio sino un servicio nuevo y singular e inédito en la práctica de la teología y en la pastoral de la “Iglesia en salida” del papa Francisco.
Sin desviarme del tema, sugiero que el correspondiente “maestro de ceremonias” toledano, le aconseje y le imponga al nuevo arzobispo primado “desdramatizar” las portentosas, ostentosas e imperiales ceremonias de la “toma de posesión”, o “entrada triunfal” de los tiempos de los godos propios de la “dives toletana”, hoy inexplicables, extrañas, paganas y desajustadas de los santos evangelios... Además, no es estilo propio de quienes se apellidan “de Asís”, como en los casos del papa Francisco y del nuevo arzobispo. Hay liturgos y liturgias que dan la impresión de que lo único que tristemente pretenden es escandalizar al personal - pueblo de Dios- y arrojar a Jesús de los templos y más de las catedrales…
En el mismo contexto “primacial” no estará de más recordar que seguir haciendo del suntuoso palacio episcopal toledano residencia habitual de los otrora “terceros reyes de España” es para muchos, y sin más, un escándalo. Lo es más aún, cuando por su arco se acceda a la catedral, como rehuyendo del “populacho”.
Las incoherencias jamás serán episcopales, y menos, “primadas”. Ni siquiera pasaron 24 horas de las declaraciones públicas de don Braulio descalificando como “especulaciones y rumores” el nombramiento de su sustituto, -del que todos teníamos referencias exactas-, dando la impresión de que lo mejor, aún para la jerarquía, había sido, era y será siempre “vivir en el mejor de los mundos” y al margen de las realidades terrenales.
¡Por favor, Mons. Cerro, no olvide usted que es arzobispo primado, gracias a la intervención de la Virgen, bajo la advocación expresa de Guadalupe! De ello podemos dar fe algunas personas…