"Estar atentos a los signos que nos abren un horizonte de esperanza" Antonio Salas: "Hace falta enseñar a escuchar"
"Nos disponemos a estar atentos a los signos que nos abren un horizonte de esperanza: la llegada de un Niño que con su mirada nos muestra el verdadero rostro de Dios. Y esa atención requiere abrirnos a la escucha"
"Hace falta decir muy alto el bien que hace al alumnado una enseñanza alejada de dogmatismos e intolerancias"
"Queremos que nuestros alumnos y alumnas sean gente de bien que sabe saborear el regalo de la vida, de la paz, de la libertad, de la solidaridad"
"Queremos que nuestros alumnos y alumnas sean gente de bien que sabe saborear el regalo de la vida, de la paz, de la libertad, de la solidaridad"
| Antonio Salas Ximelis
Si en el número 29 de Aldebarán sugeríamos «enseñar a mirar», en este número 30 nos gustaría que aprendiéramos a «escuchar» y a escucharnos, y enseñásemos a nuestros alumnos a ir por la vida escuchando, «con orejas de Dumbo».
Nos disponemos a estar atentos a los signos que nos abren un horizonte de esperanza: la llegada de un Niño que con su mirada nos muestra el verdadero rostro de Dios. Y esa atención requiere abrirnos a la escucha.
No son tiempos fáciles para quienes intentamos poner en el centro de la educación a la persona. Y no lo son porque las ideologías y, sobre todo, los prejuicios y las imposiciones están ondeando sus banderas de intransigencia e intolerancia aun vulnerando estos derechos fundamentales: el derecho a una educación integral, el derecho a elegir los padres el modelo educativo que queremos para nuestros hijos, el derecho a que reciban la enseñanza religiosa y moral de acuerdo con nuestras convicciones. Estos derechos están siendo cuestionados por quienes tienen poder (potestas) y les falta autoridad (auctoritas).
Hace falta enseñar a escuchar. Hace falta decir muy alto el bien que hace al alumnado una enseñanza alejada de dogmatismos e intolerancias. Decir bien alto cómo una enseñanza basada en los valores, en las virtudes y en las creencias les hace crecer en dignidad, en libertad, en sabiduría y en bondad.
A los que deseen socavar nuestras raíces, nuestra cultura, nuestras convicciones, nuestras creencias hay que decirles que nuestra ilusión y nuestra pasión por la tarea docente es más fuerte. Queremos que nuestros alumnos y alumnas sean gente de bien que sabe saborear el regalo de la vida, de la paz, de la libertad, de la solidaridad. Aprendamos a escucharlos, enseñémosles a escuchar el latido de esperanza que se nos da en un Niño que con su mirada nos habla de Dios.
Feliz Adviento, feliz Navidad.
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