"Me duele el dolor de las víctimas de varios agresores removidas por tu escrito" Carta abierta a Xabier Pikaza: No revictimizar
"Seguro que no te molesta que reivindique en público el dolor de las personas sufrientes a las que has dedicado buena parte de tu magisterio"
"Me dicen que, aunque no hayan sido víctimas directas de la persona fallecida, les duele infinitamente que “los palmeros de los abusadores”, por inocencia o con maldad (tu caso es el primero, sin atisbo de duda), 'blanqueen lo que no se puede blanquear'"
"Si es posible, por favor, retira esa entrada del blog con un obituario que está humillando a las víctimas y frisando bienes jurídicos protegidos penalmente aunque no fuera tu intención"
"Si es posible, por favor, retira esa entrada del blog con un obituario que está humillando a las víctimas y frisando bienes jurídicos protegidos penalmente aunque no fuera tu intención"
| José Luis Segovia*
Querido Xabier:
Iría mucho más conmigo el escribirte en privado. Pero seguro que no te molesta que reivindique en público el dolor de las personas sufrientes a las que has dedicado buena parte de tu magisterio. La verdad es la verdad, y a ti te sobra generosidad para aceptar la corrección fraterna.
No es la primera vez que me quedo sorprendido por este tema. Tu legítimo sentimiento de amistad con una persona que ha cometido graves crímenes ya no llega a tiempo de ayudarle a enmendar sus yerros y se ha tornado -sé que no es tu intención- en doloroso machaque para las víctimas (las que depusieron en la causa y las que aún permanecen en el anonimato repensando cuándo “salir del armario”). En una persona buena e inteligente como tú, lo atribuyo a la ceguera a que induce el cariño que profesas al victimario, al manifiesto desconocimiento desde el que escribes en este punto o, sería aún peor, a una información maquillada o manipulada que ha abusado de tu ingenuidad.
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En cualquier caso, no es acertado ni respetuoso con un dolor tan reciente “canonizar” a su muerte a quien ha sido, Dios le haya perdonado, una persona consagrada que ha hecho mucho daño abusando sexualmente de mujeres. Yo también he leído sus libros y me han ayudado. Sin duda alguna ayudó a mucha gente. Sin embargo, en demasiados casos pretendió ocupar el lugar de Dios para satisfacer sus desequilibrios afectivos y cometió crímenes horribles, incluso delante del Santísimo para darles un marchamo de “santidad” y debilitar las barreras de sus víctimas facilitando así sus perversiones sexuales. Indudablemente tampoco encontró el suficiente contraste de verdad y de acierto entre los suyos.
En general, Xabier, por sorprendente que parezca, las víctimas al interior de la Iglesia están más enfadadas con la Institución que con los agresores. De ella se espera la escucha, el respeto y la reparación. En las últimas horas he recibido varias protestas airadas tras tu escrito. Me dicen que, aunque no hayan sido víctimas directas de la persona fallecida, les duele infinitamente que “los palmeros de los abusadores”, por inocencia o con maldad (tu caso es el primero, sin atisbo de duda), “blanqueen lo que no se puede blanquear”. Sería una ayuda no pequeña a una dinámica de encubrimiento que el Papa literalmente llama corrupción. Y esta se multiplica por la perversión de unos muy pocos, el silencio de bastantes, el disimulo de los más y la candidez de quienes se atreven a opinar sobre lo que manifiestamente desconocen.
Entérate bien, querido Xabier, la Rota no ha condenado “unas terapias psicológicas”. La Rota ha llegado hasta donde ha podido -desgraciadamente tenemos un Derecho Canónico manifiestamente mejorable- en el enjuiciamiento y condena de salvajadas acreditadas imputables a una persona. Por cierto, no todas perseguibles con el rigor que su gravedad merece, por razones de discutible técnica jurídica y no porque haya la más mínima duda acerca de la veracidad de los hechos.
Contribuye a tu desconocimiento el insufrible régimen de desfasado secretismo intraeclesial que un ordenamiento jurídico obsoleto y una mala praxis eclesial imponen al respecto. Si se publicasen las resoluciones, sin reflejar por supuesto el nombre de las víctimas y de los agresores como se hace en el ámbito civil, te habrías ahorrado escribir de oídas o fiado de versiones tan falsas como interesadas. Además, otros Tribunales eclesiásticos podrían tomar nota de los fundamentos jurídicos de las resoluciones y el Derecho aplicado evolucionaria con más agilidad.
Me duele el dolor de las víctimas de varios agresores removidas por tu escrito, el grave daño involuntario que las hace y el flaco favor que genera a la causa del Reino de Dios y su justicia por la que tanto te has desvivido.
Espero que comprendas y rectifiques tus desafortunadas valoraciones sobre la actuación de la Rota y de sus jueces. Hay que decirlo alto y claro: a pesar de un sinfín de obstrucciones por parte del legítimo derecho a la defensa del condenado y la actividad diletante de algunos encubridores, este Tribunal ha tenido una actuación impecable, humana, cristiana y jurídicamente rigurosa y dotada de todo lo que tú incomprensiblemente dices que ha estado ayuna. El colmo es tener que leerte que el condenado prácticamente desistió de su defensa y poco menos que perdonaba a quienes le hacían tanto daño con el proceso... ¡Qué manera de faltar a la verdad y tornar al lobo en cordero inocente y revictimizar a las denunciantes! No sé de qué fuentes bebes, pero lo mejor es que te hagas con la sentencia y salgas de dudas por ti mismo.
Referirte al difunto victimario confeso como “referente de la Iglesia hispana en los últimos decenios” es un exceso retórico movido por el cariño personal. Pero reconocerás que, con los datos objetivos del caso en la mano, además de una innecesaria afrenta a las víctimas, sería una invitación a salir corriendo de esa Iglesia.
Créeme, Xabier, tu amigo y tú no habéis llevado vidas paralelas como ilusoriamente dices. La tuya ha tenido importantes vaivenes, pero tú has tratado de vivirlos con verdad y coherencia en sus diferentes etapas. Y, desde luego, no has generado infiernos indecibles a multitud de personas.
Acabo. Querido profesor Pikaza: te lo ruego; por favor, ahórranos la segunda parte que anuncias. Si es posible, por favor, retira esa entrada del blog con un obituario que está humillando a las víctimas y frisando bienes jurídicos protegidos penalmente aunque no fuera tu intención. Ahora es tiempo de callar y de orar. Recemos juntos por el eterno descanso de tu amigo, para que la misericordia de Dios le acoja como esperamos que nos acoja a todos. Y recemos también por sus víctimas y por todas las víctimas, especialmente las que sufren en silencio, en soledad y se sienten maltratadas a veces por los buenos.
Vamos a callarnos todos. Yo también.
Gracias de verdad por tu atención.
Un abrazo fraternal,
*José Luis Segovia, Presbítero y coautor de Víctimas de la Iglesia. Un camino de sanación.
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