El 8 de septiembre, todos los asturianos se reúnen para celebrar el Día de Asturias y a Nuestra Señora de Covadonga. Sean creyentes o no, Covadonga es un lugar que une. Es un referente que siempre llevamos en el corazón.
Desgraciadamente, como ya es conocedor de la cita anual y la campaña camorrista y panfletera que el Arzobispo lleva realizando todos estos años desde que llegó a la diócesis. Esta vez ha llegado al límite del hartazgo. Una homilía, para arengar a las masas. Todo lo contrario a una homilía en un día de fiesta.
Hasta el párroco más sencillo lo sabe. Hay días y días, pero utilizar la Santina para sus intereses, no es de recibo. Porque son eso, intereses personales. No tuvo ni una palabra de recuerdo a la Escolanía de Covadonga, institución diocesana que hoy finalmente se despide de la vida del Santuario. Escandaloso.
Después de celebrar nuestras respectivas eucaristías en nuestras parroquias, un grupo de sacerdotes nos hemos reunido para celebrar un día de fiesta y fraternidad. Estamos hartos. Queremos que esta persona se vaya. Ya no nos representa. No es imagen de la Iglesia asturiana. No concilia, divide. No genera paz, al contrario nos escandaliza profundamente con sus palabras y su tren de vida.
El problema no solo lo tiene quién le nombró, sino quienes en su responsabilidad, siendo conocedores de sus actuaciones, comportamientos y posicionamientos contrarios al Papa Francisco, mantienen a alguien así al frente de una diócesis. ¿Esa es la imagen de Iglesia que se quiere transmitir en España? ¿Qué barbaridad más ha de hacer para que se tomen decisiones al respecto?
Asturias se merece a un pastor que realmente ame a su rebaño, que respete a todos y sobre todo a sus sacerdotes.
Con su marcha, la Paz que deje será nuestro Bien.