Amparemos hoy como hijos de una misma Mare Josep M. Bausset: "La 'Mare de Déu dels Desemparats' es la Madre de los oprimidos"
El 10 de mayo, los valencianos celebramos la fiesta de la Virgen de los Desamparados, aunque con una situación de pandemia debido al Covid-19
Este día tan entrañable de la “Mare de Déu” lo viviremos con una extraña sensación de tristeza por las consecuencias del virus, personas enfermas, pérdida de seres queridos, pérdida del trabajo...
Todos habríamos de recordar el fragmento de la primera carta de San Juan que san Agustín comenta con estas palabras: “Si aún no eres capaz de morir por tu hermano, sé capaz de darle una parte de tus bienes"
Como hijos de la misma Mare, no habríamos de olvidar nunca que la “Mare de Déu dels Desemparats” es la Madre de los oprimidos. Es la Virgen que derroca a los poderosos del solio y levanta a los humildes
Todos habríamos de recordar el fragmento de la primera carta de San Juan que san Agustín comenta con estas palabras: “Si aún no eres capaz de morir por tu hermano, sé capaz de darle una parte de tus bienes"
Como hijos de la misma Mare, no habríamos de olvidar nunca que la “Mare de Déu dels Desemparats” es la Madre de los oprimidos. Es la Virgen que derroca a los poderosos del solio y levanta a los humildes
El 10 de mayo, los valencianos celebramos la fiesta de la Virgen de los Desamparados, aunque con una situación de pandemia debido al Covid-19. Y es por eso que los actos que cada año se celebran para honrar a la patrona de los valencianos, este año se verán alterados, sin la participación de los fieles, siempre tan numerosos en la misa de “descoberta”, a las 5 de la madrugada, cuando la santa imagen, hasta ese momento cubierta por un lienzo, queda a la vista de los que la aclaman. Tampoco la “missa d’Infants”, a las 8 de la mañana, reunirá al pueblo valenciano a los pies de la “Mare de Déu”. Y no habrá el traslado de la santa imagen, desde su basílica hasta la catedral, ni la procesión de la tarde.
Este año, como nos ha pasado desde el inicio del estado de alarma, todo se verá alterado. También la fiesta de la Virgen de los Desamparados. Este día tan entrañable de la “Mare de Déu” lo viviremos con una extraña sensación de tristeza, por los enfermos que aún se encuentran en las unidades de cuidados intensivos o en sus casas, por las personas que han perdido un ser querido y que no se han podido despedir de él como hubiesen deseado, por los hombres y las mujeres que se han quedado en el paro, por los niños y los jóvenes que ya no pueden volver a las escuelas y a los institutos, por los ancianos que viven en las residencias y que por seguridad no pueden recibir a sus hijos y nietos. Y también porque no podemos celebrar nuestra fe, reunidos en los templos, formando una comunidad pascual, aunque sí que la celebramos en casa, la iglesia doméstica, siguiendo la Eucaristía por televisión o por las redes sociales.
En este día de la “Mare de Déu”, desde la parroquia de la Asunción de Torrent, podremos unirnos en asamblea de alabanza, en la celebración de la Eucaristía que, muy acertadamente, retransmite la televisión valenciana À Punt, como un servicio a la sociedad valenciana.
El día de la Virgen de los Desamparados, todos habríamos de recordar el fragmento de la primera carta de San Juan, en un momento de sufrimiento para tantas personas, para compartir lo que somos y lo que tenemos: “Si alguien que posee bienes ve a su hermano que pasa necesidad y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede estar en él el amor de Dios” (1Jn 3:17). San Agustín comenta estos versículos en su Tratado sobre la primera carta de San Juan, así: “Si aún no eres capaz de morir por tu hermano, sé capaz de darle una parte de tus bienes. Pero a lo mejor me dirás: ¿Qué me importa a mí? ¿Yo he de dar mi dinero para que no pueda sufrir? Si eso es lo que te responde tu conciencia, el amor del Padre no está en ti. Y si el amor del Padre no está en ti, es que no has nacido de Dios. ¿Cómo puedes gloriarte de ser cristiano? Llevas el nombre, pero no llevas las obras. En cambio, si el nombre va acompañado de las obras, aunque te digan pagano, tú con las obras demuestras que eres cristiano. Y si con las obras no demuestra tu cristianismo, aunque todos te digan cristiano, ¿de qué te sirve el nombre, si no corresponde a la realidad?”.
Si todos somos hijos de una misma Mare, todos nos hemos de sentir hermanos. Pero aún lo hemos de ser más, de aquellos que están sufriendo y que como María, hemos de amparar y proteger. En estos momentos es importante recordar estas palabras del papa Francisco, para que lleguemos a hacernos cargo de todos los desamparados de un mundo que, a menudo, deja al margen a los más desvalidos. Por eso hemos de reivindicar la ética, como nos dice el papa: “Les molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad, molesta que se hable de la dignidad de los más débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia” (E.G. 203).
Hemos de recordar que fray Gilabert Jofré, en su sermón, el 1409, animó a los valencianos a construir un centro para acoger a los enfermos mentales: “Seria sancta cosa e obra molt sancta, que en la ciutat de València fos feta una habitació o hospital en la què semblants folls e innocents estiguessen, en tal manera que anassen per la ciutat, ni poguessen fer dany ni els ne fos fet”. Y años después, concretamente el 1413, mossèn Joan de Rodella urgió a los valencianos a dotar al hospital de medios materiales para asistir a estos enfermos.
De esta manera nació la Cofradía que había de cuidar a los enfermos y que propuso la construcción de una imagen de Santa María, tal como lo narra el profesor Manuel Sanchis Guarner en la su obra, “La ciutat de València”. La imagen de la Virgen de los Desamparados, amparaba a la hora de la muerte a los desamparados de la ciudad, a todos los ajusticiados, ya que iba “sobre los cossos, amb un brot de llir e una creu de fust”.
También hoy, en este día de la “Mare de Déu dels Desemparats” (igual que en tiempos del P. Jofré), todos hemos de amparar a los que viven en dificultades económicas o de salud, y a todos los que se encuentran en situación de precariedad laboral. Y sobre todo lo ha de hacer el gobierno valenciano, ya que como ha dicho Cáritas de València, “es en las políticas sociales donde se ve la preocupación de los gobiernos por el bienestar de los ciudadanos”.
Si el origen de la imagen de la “Mare de Déu dels Desemparats” y de su Cofradía, era amparar a los dementes y acompañar a los ajusticiados, también hoy la Virgen nos pide que amparemos a los que se encuentran en los hospitales o en la pobreza. Y es ella, Santa María, quien bendice al personal sanitario que, abnegadamente, está trabajando para aliviar el sufrimiento de los enfermos de Covid-19.
No habríamos de olvidar nunca que la “Mare de Déu dels Desemparats” es la Madre de los oprimidos, no de los opresores, es la madre de los que no tienen nada, de los desvalidos, de los enfermos dependientes y de los inmigrantes, de los que no tienen un plato en la mesa para comer y de los que no cuentan para nadie. Es la Virgen que derroca a los poderosos del solio y levanta a los humildes.
El papa nos ha dicho que nuestro Dios es aquel que “exige un compromiso por la justicia” (E.G. 203) y por eso todos nosotros, en este tiempo difícil que estamos viviendo, hemos de trabajar por la justicia y por la solidaridad, para que nunca más nadie se atreva a recortar la sanidad.
Hoy nuestra oración a Santa María, en esta fiesta tan entrañable para los valencianos, ha de ser: “Empareu-nos nit i dia i en tota necessitat, puix que sou, Verge Maria, Mare dels Desemparats”.