"La sinodalidad no es una estrategia de “gestión” de la Iglesia sino un modo de ser y de estar en el mundo" La Iglesia será sinodal o no será. La sinfonía del Poliedro del Papa Francisco
"La Iglesia sinodal es también la Iglesia que escucha y dialoga, la Iglesia que acoge, sana y perdona"
"La actitud clericalista no solamente está presente en los clérigos, tanto sacerdotes y obispos, también puede estar presente en los laicos. ¡Cuántos curas pintados de laicos!, es decir, laicos clericalistas"
"La Iglesia siempre ha sido sinodal, aunque durante mucho tiempo con una sinodalidad clerical. Quizás sea tiempo de una sinodalidad inclusiva, que abarque a todos, como acontecerá en este sínodo"
"La Iglesia siempre ha sido sinodal, aunque durante mucho tiempo con una sinodalidad clerical. Quizás sea tiempo de una sinodalidad inclusiva, que abarque a todos, como acontecerá en este sínodo"
| Pbro. Juan Manuel Ribeiro, Coordinador del Consejo de Escuelas Parroquiales del Arzobispado de Buenos Aires
Me animo a decir que el Sínodo es superior al espacio, parafraseando EG. Todo sínodo es un tiempo “para discernir, a la luz de la Palabra de Dios y escuchando al Espíritu Santo” por donde quiere Jesús Buen y Verdadero Pastor que su Iglesia camine.
El Papa Francisco al crear a los nuevos cardenales les decía que están llamados a ser como una orquesta sinfónica, que representa la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia. De hecho, comparó a la Iglesia sinodal con una orquesta. Me gusta pensar que el camino de discernimiento sinodal busca que esa orquesta este en armonía con la voz de Dios para este tiempo. Todo proceso sinodal está llamado a estar, como decía el Beato Enrique Angelelli: “con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio”.
El sínodo representa la sinfonía del poliedro, reúne la diversidad, le permite conservar su originalidad y lo mejor de cada parte en armonía con el todo (EG, nro. 236)
La Iglesia sinodal es también la Iglesia que escucha y dialoga, la Iglesia que acoge, sana y perdona.
La sinodalidad no es una estrategia de “gestión” de la Iglesia sino un modo de ser y de estar como comunidad creyente en el mundo. La sinodalidad no es autoreferencialsino que ayuda a ser una Iglesia en salida.
La sinodalidad nace de la “Iglesia como misterio de comunión misionera”, como señalaba el siervo de Dios Eduardo Cardenal Pironio.
La sinodalidad como tiempo más que como espacio, va a privilegiar los procesos de escucha y de diálogo. Me llama mucho la atención, algunas críticas al sínodo de la sinodalidad, en especial, aquellas provenientes de teólogos, algunos obispos y cardenales, que con su expertis teológica no comprenden la hondura y profundidad de lo que significa “escuchar dócilmente” la voz de Dios. ¿Estarán mas aferrados a costumbres y tradiciones humanas como los fariseos?. ¿Por qué les preocupa tanto la diversidad y las voces de quienes nunca tuvieron voz?
“Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre”. (Heb. 13, 8) pero parece que los nuevos fariseos también son los mismosayer, hoy y siempre. ¿Preferirán una Iglesia de anatemas?; ¿Querrán una Iglesia exclusiva para los puros que no necesitan de la misericordia como el fariseo autojustificado?. Por favor, no nos asustemos de la misericordia, prefiramos “el escándalo de la misericordia” al escándalo de los neofariseos.
Recordemos las palabras del Papa Francisco en la JMJ de Lisboa: “En la Iglesia, ninguno sobra. Ninguno está de más. Hay espacio para todos. Así como somos. Todos. Y eso Jesús lo dice claramente. Cuando manda a los apóstoles a llamar para el banquete de ese señor que lo había preparado, dice: "Vayan y traigan a todos", jóvenes y viejos, sanos, enfermos, justos y pecadores. ¡Todos, todos, todos!”
Esta apertura y este llamado es una actitud sinodal permanente de la Iglesia, para ¡Todos, todos, todos!. La “Ecclesia semper reformanda” es la Iglesia Sinodal atenta a las mociones el Espíritu Santo, a las novedades que el Espíritu de Dios inspira a la Iglesia.
Leí que algún cardenal y obispo se quejaba diciendo: “Si en el sínodo tienen voz y voto, los laicos, y aun mas las mujeres, entonces no va a ser un sínodo”.
Quizás algunos en la Iglesia deban recordar que la sinodalidad incluye a todos, recordando la máxima sinodal: “Lo que concierne a todos, debe ser tratado por todos”.
La actitud clericalista que acabo de nombrar no solamente está presente en los clérigos, tanto sacerdotes y obispos, también puede estar presente en los laicos. ¡Cuántos curas pintados de laicos!, es decir, laicos clericalistas. Esto también es parte de la cultura eclesial que debemos cambiar, no sea cosa que pasemos de un clericalismo de clérigos a un clericalismo de laicos. El clericalismo es lo opuesto a la sinodalidad. El clericalismo es piramidal y centrado en la búsqueda del poder. La sinodalidad es poliédrica y el acento este puesto no en los cargos sino en el servicio, que es la mejor presentación de los cristianos.
En definitiva, la Iglesia siempre ha sido sinodal, aunque durante mucho tiempo con una sinodalidad clerical. Quizás sea tiempo de una sinodalidad inclusiva, que abarque a todos, como acontecerá en este sínodo.
Estoy convencido que la Iglesia del siglo XXI será sinodal o no será. También estoy convencido que las palabras de San Juan XIII en la apertura del Concilio Vaticano II cobran una especial vigencia, profundidad y peso en este camino sinodal “La Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad” (. . .) “quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad”.
Por favor, a quienes cuidan y se sienten preocupados por la ortodoxia y la fidelidad a la doctrina de la Iglesia, no teman, nadie invitará a la apostasía en este Sínodo, solo a un cambio profundo de actitud, para tener “el gesto y la palabra oportuna” que este mundo necesita: “Misericordia” en una Iglesia servidora, pobre y sinodal.