El presidente de AVA llega a un acuerdo con el arzobispo de Pamplona para indemnizar económicamente a las víctimas Jesús Zudaire: "La relación con don Florencio ha sido en todo momento fluida, cordial, humana, 'católica y cristiana'"

El día 28/02/2025, el Sr. Arzobispo de Pamplona do Florencio Roselló dio una rueda de prensa para informar de los últimos movimientos del Plan Priva, organizado por la CEE, que preside el arzobispo de Valladolid Sr Argüello.

El pasado 20/02 recibí una llamada telefónica del Sr. Arzobispo de Pamplona. Era la Secretaria del Sr Arzobispo, preguntándome si podría acudir a su despacho el viernes 14/02, para ponerme al día del Plan Priva, y del Informe Para Dar la Luz. Este último, una vez revisado y corregido, se restringe a uso interno, no sé si lo suficiente exclusivamente para trabajo de la Reparación de Las Víctimas de Abusos.

Don Florencio Roselló, a los pocos días de aterrizar en Pamplona, Capital de La Comunidad Foral de Navarra, ya me llamó para conocernos y colaborar, en la medida de lo posible, en La Reparación de los Delitos cometidos contra La Libertad Sexual y Abusos de Poder, Físicos y Psicológicos por parte de sacerdotes, frailes y diverso personal laico de la iglesia católica en España.

La reunión transcurrió de forma cordial, con el lógico escepticismo del desconocimiento de las posturas entre uno y otros. Yo acudí con el compañero Juan Arbizu, secretario tesorero de AVA. A groso modo, don Florencio nos trasladó sus primeras impresiones después de haber tomado posesión del nuevo cargo de arzobispo de la archidiócesis de la Comunidad Foral y tener los primeros contactos con el arzobispo cesante, don Francisco Pérez, por jubilación debido a su edad. 

Lo primero que nos comunicó fue su apoyo y credibilidad de todas las víctimas de Navarra y su intención, y la de su equipo, de subsanar sin dilaciones y en lo posible la reparación integral de las víctimas, entre las cuales figura de la indemnización económica. Se habló de una partida para los gastos médicos, psiquiátricos, psicológicos, traslados para acudir a las distintas terapias y lucro cesante, como consecuencia de las secuelas acaecidas por los graves e irreparables efectos producidos por los execrables comportamientos de parte de de los miembros de la Iglesia.

A continuación, nos hizo saber que no sólo nos apoyaba, sino que, una vez puesto al día de la grave problemática surgida sobre todo a partir de mediados del siglo XX, había tomado la decisión de indemnizarnos económicamente, cosa que agradecimos porque aunque el dinero no sana y, por tanto, no es lo más importante, sí nos ayuda para continuar con los tratamientos que tantos años llevamos arrastrando (entre los cuales me incluyo) y donde el tiempo corre en nuestra contra. Tenemos una media de entre 70 y 74 años, y en la primavera del pasado 2024 nos dejó (falleció) nuestro compañero y asociado Ander, de AVA.

La reunión terminó en condiciones cordiales, cercanas, humildes y, aunque no sea creyente (pues perdí la fe por razones obvias: en la niñez, durante 7 años, sufrí más de 300 abusos de todo tipo), de forma católica y cristiana.

El pasado 17 de febrero, volví a recibir la tan esperada llamada de la secretaria de don Florencio, para consultarme si podíamos reunirnos el día 21, a la que acudí en solitario, esperanzado por las buenas impresiones que me llevé las las primeras reuniones.

Él estaba acompañado por doña Maite Quintana, licenciada en Derecho Canónico, presidenta de Cáritas Navarra y anterior presidenta de la Oficina de Protección al Menor del arzobispado, y de don Alfredo Irujo, licenciado en Derecho, representante de la Iglesia en La Comisión del Gobierno de Navarra.

Don Florencio nos informó de que ya estaban recabando para las víctimas el reconocimiento oficial de la condición de víctimas de delitos de abusos sexuales físicos y psicológicos, y un documento firmado por el que la Iglesia se comprometía al buen uso de toda la información que les fue entregada voluntariamente, de las denuncias de la justicia ordinaria y canónica y, sobre todo, de nuestros relatos de los abusos sufridos en nuestra niñez, cumpliendo así la Ley de Protección de Datos y posibilitando la petición individual de reparación e indemnización, a recibir en un plazo aproximado de 4 o 5 meses, sin conocimiento de las cuantías.

Nos hizo saber que el arzobispado se hace cargo únicamente de las víctimas del Colegio Diocesano Del Puy de Estella Lizarra, del que es directamente responsable por la condición de diocesano de dicho colegio. Nueve o diez víctimas, pese a las centenares habidas en los 14 años que ejerció de director y promotor de su construcción don José San Julián Luna.

Se me informa que de las cincuenta y tantas denuncias habidas en Navarra, de momento solo hemos recibido el título de víctimas veintitrés por la Comisión del Gobierno de Navarra, Presidida por el psicólogo forense del Gabinete Psimae, Josean Echaurl.

Si a estas veintitrés víctimas le restamos las nueve del Puy, quedan catorce víctimas correspondientes a la Confer, formada por 408 Congregaciones religiosas en todo el Estado Español. Tan solo una docena, o no llegan a 20 congregaciones, las que se prestan a reparar y reconocer a las víctimas conjuntamente con la CEE.

Han contratado a un equipo de 10 profesionales independientes de la Judicatura, la Fiscalía y la Abogacía, que han tomado como referencia sentencias de juicios realizados y sentenciados de abuso, casos de pederastia, delitos contra la libertad sexual etc., del derecho y de los importes pagados por las diócesis de países vecinos.

Don Florencio se ha ofrecido como mediador entre las víctimas de la Confer y sus superiores, hablando con éstos y tramitándoles los expedientes.

La relación con don Florencio ha sido en todo momento fluida, cordial, humana y "católica y cristiana", según lo que predican, pero no obran algunos otros, por ejemplo, la CEE, que se niega a colaborar con don Ángel Gabilondo, Defensor del Pueblo y con el Gobierno para elaborar un Fondo Común de indemnización. Sólo vamos a cobrar los que no podemos ir a la justicia Ordinaria por prescripción del delito o muerte del pederasta o victimario, o por ambas.