Ganador del Premio Carisma de Formación y Espiritualidad de la CONFER José Ramón Busto sj: "Si abandonamos nuestra dimensión espiritual, quedamos mutilados"
"Los católicos leen mucho más y comprenden mucho mejor la Sagrada Escritura de lo que había sido habitual en los siglos siguientes a la Reforma protestante"
"Nuestra parroquia ha atraído y atrae a muchos fieles cristianos. Los dos meses en que trasmitimos la Eucaristía 'on line' llegó a haber 6.000 conexiones"
"La gente necesita y quiere elevar su mente y su corazón a Dios y busca los ámbitos en los que se le da la oportunidad de hacerlo. A mi modo de ver hay que ofrecer una espiritualidad honda, como la espiritualidad ignaciana"
"La pregunta clave de la existencia humana es: ¿existimos para acabar en el cementerio o hemos nacido para vivir eternamente como hijos de Dios?"
"Los cristianos son mucho más plurales en su compromiso político de lo que la cultura dominante da a entender, pero su compromiso político se ha de ejercer en el mundo secular y es bueno que quede fuera de la experiencia religiosa"
"La gente necesita y quiere elevar su mente y su corazón a Dios y busca los ámbitos en los que se le da la oportunidad de hacerlo. A mi modo de ver hay que ofrecer una espiritualidad honda, como la espiritualidad ignaciana"
"La pregunta clave de la existencia humana es: ¿existimos para acabar en el cementerio o hemos nacido para vivir eternamente como hijos de Dios?"
"Los cristianos son mucho más plurales en su compromiso político de lo que la cultura dominante da a entender, pero su compromiso político se ha de ejercer en el mundo secular y es bueno que quede fuera de la experiencia religiosa"
"Los cristianos son mucho más plurales en su compromiso político de lo que la cultura dominante da a entender, pero su compromiso político se ha de ejercer en el mundo secular y es bueno que quede fuera de la experiencia religiosa"
José Ramón Bustos Saiz sj (Burgos, 1950) es profesor de Exégesis del Antiguo Testamento y de Teología Bíblica. También es párroco de San Francisco de Borja, buque insignia de la Compañía en Madrid. El pasado 25 de marzo recibió el Premio Carisma de Formación y Espiritualidad, otorgado por la Conferencia de Religiosos de España (CONFER), por "su dedicación incansable, inspiradora y de calidad, a la formación e investigación en el campo de la exégesis bíblica durante cuarenta y tres años, desde 1978, en la Universidad Pontifica Comillas y en innumerables ámbitos de formación no reglada".
Ha compartido con nosotros su alegría por este galardón del que "ni siquiera sabía que fuera candidato". "Yo no he hecho otra cosa que cumplir con mi obligación de profesor en el ámbito de la Sagrada Escritura", afirma, humilde, al mismo tiempo que recuerda, como buen investigador, que la Biblia "no nos ha entregado aún sus últimos secretos". Para él, su estudio no es una tarea meramente intelectual, sino que "ha de servir también para alimentar y acrecentar la experiencia espiritual de los seguidores del Señor" puesto que "aunque a veces parezca lo contrario, los seres humanos no nos conformamos con una vida a ras de tierra pues hemos sido creados para la vida divina. Si abandonamos esta dimensión, quedamos mutilados".
Considera que para atraer a las personas a la fe, "hay que ofrecer una espiritualidad honda". Y lo pone en práctica; su parroquia se llena hasta que no cabe un alfiler. Con la pandemia, sus retransmisiones online han llegado a tener 6000 conexiones. Para él, la pregunta clave de la existencia humana es la siguiente:"¿existimos para acabar en el cementerio o hemos nacido para vivir eternamente como hijos de Dios?".
- ¿Le hizo ilusión que le hayan otorgado el Premio Carisma?
Ciertamente me hizo ilusión conocer que se me había concedido este premio. Fue para mí una sorpresa pues ni siquiera sabía que fuera candidato. Pero sobre todo suscitó en mí el agradecimiento a CONFER y al jurado por el hecho de que se hubieran fijado en mi dedicación a la enseñanza de la Sagrada Escritura y a la divulgación de la espiritualidad reflejada en los textos bíblicos.
- "Por su dedicación incansable, inspiradora y de calidad, a la formación e investigación en el campo de la exégesis bíblica durante cuarenta y tres años" ¿Comparte la motivación del premio?
Es el jurado quien ha valorado mi trabajo durante este tiempo. Yo no he hecho otra cosa que cumplir con mi obligación de profesor en el ámbito de la Sagrada Escritura. Un profesor ha de trasmitir conocimientos a sus alumnos, hacer avanzar el conocimiento mediante la investigación y difundirlo en ámbitos más amplios, fuera de los estrictamente académicos. El estudio de la Sagrada Escritura no ha tenido para mí una dimensión meramente teórica o intelectual, sino que, dado que la Biblia es Palabra de Dios y contiene la Revelación, ha de servir también para alimentar y acrecentar la experiencia espiritual de los seguidores del Señor.
- Después de tantos años, ¿le sigue apasionando el estudio de la Biblia?
El Antiguo Testamento es el principal documento escrito de todo el Oriente Antiguo y el Nuevo Testamento reúne los textos fundacionales de la fe cristiana. Ambos cuerpos de escritos no nos han entregado aún sus últimos secretos. Así que continuar investigándolos y estudiando sigue siendo una tarea inacabada y verdaderamente apasionante.
- ¿Los fieles católicos siguen teniendo déficit de lectura y conocimiento de la Biblia?
La situación ha mejorado mucho desde el Concilio Vaticano II. Los católicos leen mucho más y comprenden mucho mejor la Sagrada Escritura de lo que había sido habitual en los siglos siguientes a la Reforma protestante. Son muchos los cursos académicos y extraacadémicos que se ofrecen a las personas interesadas. La Universidad P. Comillas tiene entre sus programas un Diploma en Espiritualidad Bíblica. De modo que quienes ponen un poco de esfuerzo e interés tienen muchas posibilidades para formarse en el conocimiento de la Biblia. Sin embargo, más en extensión que en calidad, todavía queda mucha tarea por delante.
- Además de profesor de Comillas, es usted párroco de la parroquia de San Francisco de Borja, buque insignia de la Compañía en Madrid. ¿Cómo se ha adaptado la parroquia a la pandemia?
Aparte de los dos meses del año pasado que comenzaron el 14 de marzo en los que cerramos nuestra iglesia, pero desde la que trasmitimos diariamente la Eucaristía “on line” y también ejercicios espirituales y otras actividades formativas, desde mediados de mayo del 2020 mantenemos las Eucaristías y confesiones habituales, además de bautizos, bodas, funerales, así como la oración comunitaria que ofrecemos los miércoles, siempre con las limitaciones de aforo y los protocolos de seguridad sanitaria establecidos. También las catequesis. Las seis semanas que nuestro barrio ha estado confinado suspendimos las catequesis presenciales, pero las mantuvimos “on line”
- Su parroquia era de las que se llenaba antes de la pandemia. ¿Volverá la gente a retomar la asistencia a misa y a los demás sacramentos o la Iglesia va a perder definitivamente los ritos de paso?
Como digo nuestra parroquia ha atraído y atrae a muchos fieles cristianos. Los dos meses en que trasmitimos la Eucaristía “on line” llegó a haber en algún momento 6.000 conexiones y muchas de las conexiones eran seguidas no por personas individuales sino por familias enteras o por comunidades religiosas. Una vez que volvimos a tener el culto presencial, a mediados de mayo del año pasado, las limitaciones de aforo se nos quedan cortas hasta el punto de que tenemos que cerrar la puerta de la iglesia en algunas de las Eucaristías dominicales.
- ¿Cómo volver a atraer a la gente a las iglesias?
La gente necesita y quiere elevar su mente y su corazón a Dios y busca los ámbitos en los que se le da la oportunidad de hacerlo. A mi modo de ver hay que ofrecer una espiritualidad honda, - la espiritualidad ignaciana lo es - un culto cuidado y enraizado en la vida de las personas y una formación en la fe significativa para la cultura actual. Aunque a veces parezca lo contrario, los seres humanos no nos conformamos con una vida a ras de tierra pues hemos sido creados para la vida divina. El hombre actual ha abandonado a veces su dimensión espiritual agobiado como está por las preocupaciones de cada día, pero el resultado de ese abandono le deja mutilado en la dimensión de su existencia que le es más propia.
- ¿Cree que la pandemia está suscitando una mayor búsqueda de Dios o la gente ya sólo confía en la ciencia?
Las ciencias y la tecnología son muy importantes y, en este momento de pandemia, las ciencias biomédicas han alcanzado una relevancia especial, pero el hombre está hecho para Dios y su corazón está inquieto hasta que descanse en Dios, como escribió S. Agustín al principio de sus Confesiones. El discípulo de Cristo confía en los médicos y sanitarios y utiliza los avances de la medicina, pero no se conforma con ello. Por mucho que avance la higiene y la medicina el hombre es finito y, por tanto, mortal, aunque algunos se empeñen en decir lo contrario. Y la pregunta clave de la existencia humana es: ¿existimos para acabar en el cementerio o hemos nacido para vivir eternamente como hijos de Dios? Esta es la pregunta más relevante para la existencia de todo hombre, aunque muchas veces solo logre atisbar la respuesta, lo que le lleva a caminar a tientas por la vida.
- ¿Como influye en una parroquia de la calle Serrano como la suya unas elecciones tan polarizadas como las que ya estamos viviendo en Madrid?
En la parroquia nos dedicamos a anunciar y celebrar la fe. Obviamente la fe se hace operativa por la práctica de la justicia y de la caridad. Por eso todas las parroquias tienen una oficina de Cáritas. La práctica de la justicia implica el compromiso político que algunos cristianos desempeñan mediante el compromiso partidista o sindical y otros cristianos nos limitamos a ejercerlo mediante la participación ciudadana. En la parroquia nos mantenemos en el terreno de los principios y los valores, pero no ejercemos ningún papel partidista. Los cristianos son mucho más plurales en su compromiso político de lo que la cultura dominante da a entender, pero su compromiso político se ha de ejercer en el mundo secular y es bueno que quede fuera de la experiencia religiosa comunitariamente compartida en una parroquia.