Elevación del filipino, cardenal de las tierras de misión Macario Ofilada: "Ahora Tagle está en el ojo de esta tormenta primaveral que promete, sin duda, una bonanza bella"
"Se dice que los cardenales obispos son los que ostentan el mayor rango en el Colegio de Cardenales. Mas en realidad solo significa que el purpurado ostenta el episcopado en una de las siete diócesis suburbicarias"
"Desde el lado humano, es esta elevación signo de favor del papa actual y que hace que Tagle pertenezca al grupo de más elite dentro del colegio cardenalicio"
"Debe redescubrirse la dimensión profunda del oficio de los cardenales"
"Debe redescubrirse la dimensión profunda del oficio de los cardenales"
| Macario Ofilada Mina
El 01.05.2020, el papa Francisco ha elevado o promocionado al Cardenal Tagle, prefecto de la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos, al orden episcopal dentro del colegio cardenalicio. Al Cardenal le ha sido encomendada su iglesia titular de San Felice da Cantalice a Centocelle elevada al rango de las iglesias
suburbicarias.
Tagle, nacido el 21.06.1957 en Parañaque, Filipinas, pero de raíces caviteñas, es el primer filipino y asiático a ostentar este honor singular tradicionalmente asignado a seis purpurados. A cada uno de estos se le asigna una sede episcopal suburbicaria, a
saber: Ostia, Velletri-Segni, Frascati, Porto-Santa, Rufina, Albano, Palestrina y Sabina-Poggio Mirteto. Pero desde tiempos de Francisco, el número de estos cardenales obispos ha aumentado.
El 26.06.2018, se anunció, que amén de los Cardenales de Rito Oriental que ya pertenecen a esta categoría, que cuatro purpurados de la Orden de Presbíteros se formarían parte de esta categoría selecta de Obispos, a saber: Leandro Sandri (vicedecano del colegio cardenalicio y prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales y argentino como el papa Francisco), Pietro Parolín (Italiano y Secretario de Estado de la Santa Sede), Marc Ouellet (Canadiense, Prefecto de Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina) y el italiano Fernando Filoni (Antiguo Nuncio de S.S. en Filipinas, ahora Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y antecesor de Tagle al frente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos).
Se dice que los cardenales obispos son los que ostentan el mayor rango en el Colegio de Cardenales. Mas en realidad solo significa que el purpurado ostenta el episcopado en una de las siete diócesis suburbicarias o sufragáneas de la diócesis de Roma, que es la del Papa -si bien cada una de estas iglesias o diócesis tiene su propio obispo con potestad ordinaria- o bien es un Patriarca de las Iglesias Orientales Católicas (una innovación
introducida por san Pablo VI quien era un gran amante de la iglesia universal y no solo de la latina).
Desde el lado humano, es esta elevación signo de favor del papa actual y que hace que Tagle pertenezca al grupo de más elite dentro del colegio cardenalicio. Mientras que la elección de un nuevo Sumo Pontífice es competencia de todos los cardenales, de las tres órdenes, la del Cardenal Decano, que ostenta funciones importantísimas sobre todo durante una sede vacante, es función exclusivamente de los cardenales obispos.
Es decir, los cardenales obispos constituyen un grupo de élite dentro de un club exclusivo que es el colegio cardenalicio. Es una pena que se siga pensando que esta elevación es una promoción y no se le vea desde un punto de vista histórico y cultural ya que su dimensión pastoral es simplemente honorífica dado que, como ya queda dicho, la tarea pastoral para las mencionadas iglesias sufragáneas de la iglesia de Roma la ejercen los obispos titulares y no los cardenales titulares cuyos escudos figuran en sus catedrales. Debe redescubrirse la dimensión profunda del oficio de los cardenales empezando con el color de su traje, que representa el martirio, la fidelidad hasta derramar la sangre que supone una colaboración más íntima y directa con el papa en el ejercicio del Ministerio Petrino.
Tagle, sin o con esta elevación novedosa, como purpurado elevado por Benedicto XVI el 24.11.2012, en el segundo consistorio de ese año, preludio a la dimisión del papa alemán el 28.02.2013, es colaborador directo del Sucesor de Pedro. Esta sorprendente elevación, cuyo sentido no se entendía del todo en su día, permitió a Tagle y a los purpurados creados por el papa Ratzinger aquel mismo día, es decir a última hora, participar en el cónclave en que fue elegido al solio pontificio el Cardenal Jorge Mario Bergoglio de Buenos Aires, Argentina.
Pero las categorías conceptuales hoy en día que brotan del clericalismo no permiten una lectura evangélica de estos cargos que son responsabilidades compartidas y no honores.
Sobre todo desde el 08.12.2019, Tagle ha sido un colaborador más físicamente cerca del Sucesor de Pedro al ser nombrado el papa rojo o el cardenal encargado de las tierras de misión.
El papa Francisco ha elegido un filipino, hijo de una antigua tierra de misión para encargarse de la dimensión fundamental de la iglesia en el mundo: la misionera. Más que honores o beneficios, esto conlleva tareas, responsabilidades, retos. Y los comienzos para Tagle de este nuevo oficio siguen siendo duros debido al azote del
coronavirus. Su tarea más grande es conservar y transmitir este sentido evangelizador y misionero, en el nombre del papa, pero desde las coordenadas que dictamine la normalidad nueva de la llamada, deseada y temida época poscorónica, séame permitido
sugerir este neologismo, a la que gradualmente estamos todos intentando transicionar (otra vez pido perdón por este neologismo).
En esta tarea ardua y todavía no definida del todo -debido a que el estado de la cuestión sigue pendiente debido al rumbo histórico aún indeterminado por la situación-, le deseamos todo lo mejor, asegurando al purpurado filipino que está muy presente en nuestras oraciones aunque sean pobres.
Durante esta peregrinación mortal nos hallamos en época de transiciones, de novedades y no solo por el coronavirus por lo que hemos de confeccionar nuevos vocablos, conceptualizar nuevas ideas, elaborar un nuevo plan, forjar un nuevo pacto de convivencia.
Este honor a Tagle, y a su tierra filipina y continente asiático, forma parte de las novedades sorprendentes de Francisco en su primavera eclesial. Francisco no solo está
pensando en la elección de su sucesor. Ante todo el papa gaucho desea una iglesia renovada, menos clerical, más servidora, evangelizadora, trabajadora. Seguramente todo esto necesitará nuevas ideas, palabras, ejecuciones. Y ahora Tagle está en el ojo de esta tormenta primaveral que promete, sin duda, una bonanza bella.
Tagle había sido nombrado arzobispo de Manila el 13.10.2011 para suceder al muy evangélico y pastoral Cardenal Gaudencio Borbón Rosales. Había sido ordenado sacerdote para la diócesis de Imus, Cavite en 1982 y consagrado obispo de esta misma diócesis el 12.12.2001 por uno de sus antecesores en la sede manileña, el Cardenal Jaime Sin. Su experiencia presbiteral se centró sobre todo en su gestión como rector del Seminario Diocesano de Imus (Tahanan ng Mabuting Pastol) de 1983 a 2011, incluso cuando era ya obispo de dicha diócesis. También es presidente de Caritas Internationale.
Hizo los estudios institucionales en filosofía y teología en la Escuela de Teología de Loyola de los Jesuitas (Ateneo de Manila University). Se doctoró en teología por la Catholic University of America, Washington, D.C. Aunque abandonó tierras filipinas en febrero de 2020, el abandono solo puede calificarse en el sentido físico, pues sigue presente en las misas en línea desde el Collegio Filippino en Roma que muchos filipinos siguen en estos tiempos de confinamiento forzado.
También se anunció que seguiría con su programa televisivo filipino y de hecho dio unos retiros cuaresmales en tiempos de pandemia a sus feligreses filipinos desde la distancia
de la Urbe. ¡Es sorprendente cómo puede conjugar muchos factores y tareas este purpurado diminuto! Claramente su cuerpo delgado y rostro sonriente no pueden contener el ímpetu que le permite seguir siendo obispo de Filipinas a la vez ostentando el cargo de cardenal para toda la Iglesia universal, particularmente sobre tierras de misiones, transmitiendo a las mismas las solicitudes pastorales y evangélicas del Sucesor de Pedro.