"Es lo que comen los pobres y los solitarios. Y lo que ahorres, ponlo donde haya necesidad" ¿Y para esta Nochebuena? Un "bocata comunista". ¡Ven!

Un bocata (para compartir)
Un bocata (para compartir) EFE

¡“Un bocata comunista”!, dijo Alipio de repente. ¡Y abrió los ojos! Y siguió: Cómo hicieron los pastores en aquella noche. Allí no faltó alegría ni solidaridad. No brindaron con cava ni hubo uvas ya peladas. Pero algo debió tener de novedoso cuando llegó hasta nosotros la tradición. Está bien eso que dices: “Lo importante no es lo que cenamos sino con quien lo compartimos”

“Lo importante no es lo que comemos. Lo importante es salir de nosotros mismos y de nuestros ensimismamientos y aprender a compartir: Ayudarnos entre todos a salir de nuestras soledades que tanto mal nos hacen”

Ha nacido una buena amistad entre todos. ¿Quieres venir? De cinco a nueve de la tarde en Nochebuena. Pero toma en serio lo del bocata. Sólo eso. Es lo que comen los pobres y los solitarios. Y lo que ahorres, ponlo donde haya necesidad

En estos días aumentan las soledades. Incluso las tristezas y las tentaciones de suicidio. Viejecitos, enfermos, cuidadoras, adolescentes solitarios, adictos a los móviles o a internet. Niños incomprendidos, gente de mediana edad sin visión de futuro…  y ya abollados, etc.

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Lágrimas que ahogan recuerdos de tiempos idos, vividos “en el hogar bendito donde me crie”, como cantábamos en los años 60, en la canción de “Campanitas”. Eran tiempos de emigración masiva. ¡Y ya no os hablo de las cárceles! ¡De las de hoy y las de siempre! Y “de las flotantes” que inventaron ahora para los refugiados. En aguas internacionales no rige el derecho penal, ni penitenciario, ni Derechos Humanos. Y los peces, ansiosos, aguardan comida.

“Yo, a estas fechas las borraba del mapa y quemaba los calendarios”. “Todo es una mentira comercial y propagandas humillantes de la “gente guapa”. ¿Y si dejamos de quejarnos y hacemos algo en positivo? “La imaginación al poder” (Mayo francés del 68). “Solitarios del mundo uníos. Sólo una tristeza a perder y un mundo nuevo de humanidad a ganar.”

Amiga, amigo: Te cuento. En el año 1969 yo estaba de cura en Piñeiros, Narón - A Coruña. Una parroquia nueva recientemente estrenada. No teníamos nada. Ni locales, ni templo. Estábamos de prestado en todo. Éramos solo personas. Ni cosas, ni locales. Yo estaba solo. Pero ya conocía a muchas personas en profundas soledades. No había desplazamientos. Un 600 era un lujo que pocos se podían permitir. Yo tenía un “velosolex”. 

La soledad, uno de los males de nuestro tiempo
La soledad, uno de los males de nuestro tiempo Megan Holmes

El domingo anterior invité a los feligreses a cenar juntos esa Nochebuena en mi casa alquilada: “Tengo un bollo grande de pan. Un poco de fiambre. Y café con leche”. Se trata de estar juntos, no de celebrar una comilona. Lo importante es echar fuera esa morriña y esas soledades enfermizas. Por eso cada un/una traemos un bocata algo grande, por si alguien llega tarde o viene sin nada.  Así entre todos podemos partir, repartir y compartir”.

Pasaron por casa tres chicos y una joven para saludar y ofrecerme su familia. Lo agradecí mucho. Pero yo deseaba que viniera la gente en soledad. Cené solo.

Un matrimonio que acababa de perder ‘a súa única filliña’, de 8 años, María José, en un accidente de carretera, me dijo al día siguiente, en Navidad: Estuvimos ya en la calle y con la puerta cerrada por la parte de fuera. Anduvimos cien metros. Pero José se volvió atrás: “Estamos de luto. No tiene sentido que el día de hoy salgamos con esta tristeza de parranda con gente que no sabemos ni quién es. No son nuestra familia”. 

"¡Que tristeza, Dios mío! Cuánto me pesó hacerle caso", dijo Maruja.

Gente caminando
Gente caminando Timon Studler

Este año pasado, 2023, en el día diez de Nadal encontré a Alipio en la carretera de la estación de Ferrol. No teníamos mucho trato. Lo saludé y le felicité las Fiestas. Educadamente, se rebotó con rabia: Disculpa. No quiero ser maleducado. Pero, ¿qué sabes tú de mi vida? Este mundo es una farsa. Y tú no debes entrar ni alinearte también con eso. No es tu cometido. Si no fuera por alguien, a quien quiero mucho, solucionaba esto de cuajo. Pero no me atrevo.

Lo invité a un café. Lo estuve escuchando durante media hora. Cómo yo tenía ocupaciones esperándome, le propuse otra fecha para seguir hablando. Quería proponerle algo y pedirle si me podría ayudar. Llegó puntual a la nueva cita.

- El otro día casi me pones fuera de circulación. Te veo muy dolido. ¿Y si tú y yo cenamos juntos esa noche? Yo también estoy solo ese día. Sé de más gente que está tan desconcertada como tú. ¿Y si invitamos a otros por el WhatsApp o por otros medios para pasar juntos ese atardecer y creamos el comienzo de una experiencia nueva? Le hizo ilusión. - ¿Y el sitio?  - No te preocupes. Hablamos con Alfonso, el párroco, para que nos ceda un local en la Basílica de S. Paulo Extramuros, en Catabois. ¡Ya tenemos local! - ¡Qué burlón eres! En las ¡“Viviendas Sindicales”! En tiempos, ellos mismos se llamaban: “La ciudad sin ley”. ¿Y la Iglesia? Sí tiene locales. Pero “tu basílica” no levanta cuatro metros del suelo. Lo que sí es verdad es que este San Paulo también queda “Extramuros”.

- Cierto. Es la barriada más pobre de todo Ferrolterra. Yo estuve allí diez años de cura. Y no te imaginas lo que me costó ese cambio. ¡Qué gente tan buena! Bien. Lo importante no es la comida, ni lo que comamos esa noche. Lo que importa es abrirnos a la gente que está en soledad. Para eso, cada uno/una llevamos un bocata, algo grande, por si hay que compartir con alguien.

- ¡“Un bocata comunista”!, dijo Alipio de repente. ¡Y abrió los ojos! Y siguió: Cómo hicieron los pastores en aquella noche. Allí no faltó alegría ni solidaridad. No brindaron con cava ni hubo uvas ya peladas. Pero algo debió tener de novedoso cuando llegó hasta nosotros la tradición. Está bien eso que dices: “Lo importante no es lo que cenamos sino con quien lo compartimos”. Sabes que ya estoy más animado. Ya no me veo tan cerrado en mí mismo.

Dedicamos una hora en hacer una lista de gente enferma o solitaria de la que teníamos alguna noticia. Y entre todos fuimos repartiendo las llamadas para saludarlos y hablar con ellas/ellos. Para todos fue una sorpresa. ¡Cuánto lo agradecieron!

Y así fue. Entre los que pasaron a saludar y los que comimos juntos el bocata, fuimos diez. ¿Y el programa? Entre todos, fue muy fácil. ¡Es que nosotros, puestos a discurrir, no te digo! Dedicamos una hora en hacer una lista de gente enferma o solitaria de la que teníamos alguna noticia. Y entre todos fuimos repartiendo las llamadas para saludarlos y hablar con ellas/ellos. Para todos fue una sorpresa. ¡Cuánto lo agradecieron!  Llamamos a cerca de un ciento. ¡Qué poco cuestan pequeñas cosas y cuanto pueden ayudar! En la radio había un eslogan: “Haz gestos. Pequeños gestos son poderosos”.

Alguien propuso que era bueno comentar esta experiencia y sacar de nosotros mismos esas “creencias irracionales e ideas tóxicas” de las que nos hablan los psicólogos, para identificar, cambiar y gestionar mejor nuestro sistema emocional, a veces tan negativo. En esas negatividades están luego ancladas nuestras conductas tan destructivas. ¡Cuánto daño nos hacemos a nosotros mismos y perdemos la vida en sinsentidos!

Alguien pidió un tiempo para estar en soledad, en silencio personal, en la iglesita: ¡En la Basílica! Precisaba personalizar lo que estaba viviendo. Otros siguieron dialogando para ahondar en los senti-pensamientos entre el grupito. Algunos, aunque no querían, tuvieron que irse. Llamaron de casa.

Bocata de calamares
Bocata de calamares EFE

Y nos llegó la hora del “bocata comunista” y del café con leche caliente. Realmente hacía frio.

- “Cómo me prestó esta cena de Nochebuena. Es la primera vez que le encuentro el sentido profundo”, dijo Alipio. El año que viene repetimos la experiencia. Convocamos a quien quiera juntarse. 

Y aquí estamos. ¡Venid! ¡Pero ojo! Condición imprescindible: No queremos aburguesarnos ni perder de vista el objetivo: “Lo importante no es lo que comemos. Lo importante es salir de nosotros mismos y de nuestros ensimismamientos y aprender a compartir: Ayudarnos entre todos a salir de nuestras soledades que tanto mal nos hacen”.

Lía, que canta bien, se puso al armonium y llenó de música “a Basílica de S. Paulo Extramuros de Catabois”. Y cantó así:

“O pouco que Deus nos dá, colle nunha man pechada. O pouco con Deus é moito. O moito sen Deus é nada”. 

Viva o bocata “comunista!”  Y le aplaudieron.

Ha nacido una buena amistad entre todos. ¿Quieres venir? De cinco a nueve de la tarde en Nochebuena. Pero toma en serio lo del bocata. Sólo eso. Es lo que comen los pobres y los solitarios. Y lo que ahorres, ponlo donde haya necesidad.

BO NADAL!

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