"Es capaz de ver al esclavo con ojos de Jesús: siente compasión" Pedro Nolasco, un santo del s. XIII, clama hoy por las víctimas de la Trata de Personas
"Nolasco, con mirada contemplativa, intuye y descubre a Cristo entre las víctimas crucificadas por la esclavitud"
"Es hora de romper con nuestra zona de confort, con estructuras cimentadas en poco o nada de Evangelio, con conciencias adormecidas y cerrando los oídos al clamor de las víctimas"
| Fr. Dionisio Báez, OdM, El Salvador
Hace 777 años moría Nolasco, 06 de mayo de 1245, luego de una larga vida marcada por la vivencia radical del Evangelio de la misericordia. Un hombre con una profunda experiencia de Dios, un verdadero discípulo de Jesús de Nazaret que supo leer los signos de los tiempos de la Barcelona del siglo XIII, como dirá Ignacio Ellacuría muchos siglos después, el signo es siempre el pueblo crucificado. Nolasco, con mirada contemplativa, intuye y descubre a Cristo entre las víctimas crucificadas por la esclavitud.
Era el año de 1203, unos meses más y serán ya 820 años de ese “algo” que marcó la vida de un joven de escasos 20 años de vida. Como buen mercader, pues a esas lides se dedicaba, Pedro cruza el Mediterráneo o recorre tierras Ibéricas, entre ellas visita Valencia, punto importante de comercio para vender y adquirir productos, ahí se pueden intercambiar muchas mercancías como textiles, cuero y cerámica, pero, lamentablemente, existe en el lugar un drama humano, es también un centro importante de Trata de Personas. En esas tierras bajo el dominio de los musulmanes desde el año 711, se desarrolla una red de mercadeo de esclavos, esa realidad del comercio esclavista no dejó indiferente a Nolasco.
Para el futuro fundador de la Orden de la Merced, Valencia será su Galilea, visitará y experimentará “su hora con Dios”, verá a Jesús en las periferias de la cautividad, en ese mercado de carne humana, un espacio de injusticia, marginación y dolor, un Gólgota en el que Cristo es crucificado, será el lugar donde el Dios de los cautivos se le manifestará de una manera que transformará su vida para siempre.
Nolasco, como buen samaritano, entra en relación con el otro, se convierte en prójimo del que se encuentra tirado a un lado del camino, es capaz de ver al esclavo con ojos de Jesús, siente compasión, se acerca e inicia un proceso de curación de sus heridas, cuida de la víctima de explotación y se compromete a acompañarla hasta que recobre la dignidad de persona.
El Papa Francisco denuncia constantemente las periferias existenciales que nos rodean, nos pide salir de nuestras propias seguridades y ser capaces de ver más allá de las mediocridades, de las mezquindades y miopías. Una vida como la de Nolasco se convierte en un cuestionante para la Iglesia, no podemos seguir con cegueras e indiferencias, es hora de romper con nuestra zona de confort, con estructuras cimentadas en poco o nada de Evangelio, con conciencias adormecidas y cerrando los oídos al clamor de las víctimas.
El 30 julio, Día Mundial Contra la Trata de Personas, es un llamado a descubrir en nuestra sociedad la vida encadenada de Dios. Es tiempo de ver a nuestro alrededor, al estilo de Nolasco que lo hace con los ojos y el corazón del Nazareno.
Estamos en el ahora de abrir las puertas de nuestras seguridades y salir a descubrir a Cristo en los nuevos calvarios de la esclavitud, en los mercados de carne humana donde la vida es tasada por un precio: en los centros de prostitución de España o Tailandia; entre los niños trabajadores de las minas bolivianas o en las plantaciones de cacao en África; en la explotación laboral en Qatar o China; en los matrimonios de niñas vendidas en Afganistán; en los mercados de esclavos de Libia; en las grandes plantaciones de Estados Unidos o Canadá; entre los migrantes estigmatizados cruzando fronteras de Guatemala, México o Europa; en las llagas abiertas de las pateras navegando las aguas del Mediterráneo; en las mujeres y niños secuestrados huyendo de la guerra en Ucrania; en los vientres de alquiler y tráfico de órganos de la India; en tanta pornografía infantil que inunda miles de páginas web. ¡Existen tantos gólgotas sangrantes en el mundo!
Ante la voz angustiosa y llena de dolor de millones de víctimas de la Trata de Personas, estamos llamados a ser mujeres y hombres capaces de vivir con fragancia de Evangelio y profecía al estilo de Nolasco, con el corazón puesto en Dios, viviendo una vida en clave de servicio y amor, dispuestos hasta dar la vida por el Cristo encadenado en el infernal mercado de la esclavitud de hoy.
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