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Ayer viernes se cumplió un año de la entrada en prisión de Monseñor Rolando Álvarez, el Romero de Nicaragua, y grupos cristianos organizaron una velada de oración con este motivo. Desde RD quisiéramos sumarnos a la plegaria.
Hoy hicimos nuestra oración pensando en él: nosotros en una postura cómoda, él en una celda incómoda. Pedimos que se le haga experiencia real aquella frase del salmo: “Tu Gracia vale más que la vida”.
Pedimos que alguien le diga al Judas del sandinismo, y con el mismo cariño de Jesús: “Judas, ¿por unos años de poder entregas al Hijo del Hombre?”.
Y para todos los esbirros del dictador deseamos que ojalá pudieran ver aquella vieja película sobre la época nazi (El pianista) y, al ver cómo actuaba la policía de Hitler, comprender hasta qué grado de inhumanidad podemos llegar los hombres, cuando nos movemos por esa tríada maldita (Posesión, Poder, Prestigio) con que el Nuevo Testamento define la maldad humana (“concupiscencia de los ojos, concupiscencia de la carne y soberbia de la vida”: 1ª Juan 2,16).
Y entendimos un poco lo que significa pedir que el Espíritu nos haga a todos capaces de perdonar…
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