"Quiero terminar este año 2019 dando un abrazo agradecido a nuestro Papa Francisco" Sor Lucía Caram, a Francisco: "Sigue adelante, no te detengas"
"Ha sido él el mensajero de la Paz, el testigo creíble del Evangelio, quien ha tirado de la manta para que la verdad se sepa y se conozca"
"No ha tenido miedo a los que han traicionado el Evangelio, han vivido de la mitra, el sacerdocio, o se han servido de la fe para lucrarse, abusar y mantener cotas de poder y privilegio"
"No te has arrugado ante los poderosos que trafican con vidas humanas, condenando a los gobiernos que fomentan y provocan que el mediterráneo se haya convertido en un cementerio"
"Gracias por no tener miedo cuando las cavernas de la Iglesia y los dinosaurios martillos de herejes, que gozaron de bendiciones oficiales durante años, te atacan sin piedad y te juran la muerte y la venganza"
"No te has arrugado ante los poderosos que trafican con vidas humanas, condenando a los gobiernos que fomentan y provocan que el mediterráneo se haya convertido en un cementerio"
"Gracias por no tener miedo cuando las cavernas de la Iglesia y los dinosaurios martillos de herejes, que gozaron de bendiciones oficiales durante años, te atacan sin piedad y te juran la muerte y la venganza"
Quiero terminar este año 2019 dando un abrazo agradecido a nuestro Papa Francisco. Y quiero hacerlo públicamente porque ha sido él el mensajero de la Paz, el testigo creíble del Evangelio, quien ha tirado de la manta para que la verdad se sepa y se conozca. Él sabe que la “verdad nos hace libres” y por eso no ha tenido miedo a los que han traicionado el Evangelio, han vivido de la mitra, el sacerdocio, o se han servido de la fe para lucrarse, abusar y mantener cotas de poder y privilegio.
Sí, Francisco has tirado de la manta, has sacado el látigo, tal como lo hizo Jesús un día en el templo, para expulsar a los que han convertido la Casa del Padre, en una cueva de bandidos.
No te ha temblado el pulso al aplicar la tolerancia cero a los abusos de menores, a la corrupción y a la estafa en las finanzas vaticanas y eclesiales.
Has sido valiente al convocar un Sínodo amazónico para escuchar a los “descartados, a los últimos, a los que no cuentan” y escuchándolos has clamado y reclamado, una vez más, el abrazo de la humanidad con la tierra, un abrazo de reconciliación que quiere conducir al cuidado de la casa común en la que estamos llamado a amarnos, acogernos, respetarnos.
No te has arrugado ante los poderosos que trafican con vidas humanas, condenando a los gobiernos que fomentan y provocan que el mediterráneo se haya convertido en un cementerio. Has alentado a los que se dejan la piel en medio del mar, para rescatar a los humillados que huyen del horror, la miseria y la guerra.
Imagino tu soledad cuando tomas decisiones que te abocan a beber el trago amargo de Getsemaní, en el que ves que lo más importante es cumplir la voluntad del Padre de todos, que permitir que se sigan violando los derechos fundamentales de las personas. Y bebes el cáliz, aunque esto desate la ira de los que se sirvieron de la Iglesia para robar, abusar, estafar, mentir....
Francisco, sigue adelante, no te detengas. Necesitamos que nos sigas señalando el camino que lleva a Jesús. Necesitamos que nos ayudes a superar el miedo de aquellos que en las filas de la Iglesia se toman represalias cuando se les pone al descubierto como raza de víboras y sepulcros blanqueados.
Francisco, continúa con la reforma y la restauración de la Iglesia de Jesús. Somos muchos los que necesitamos tus palabras de aliento, cuando experimentamos –como tú- que decir la verdad y no pactar con la mediocridad y el engaño, nos hace ganarnos enemigos.
Gracias por no tener miedo cuando las cavernas de la Iglesia y los dinosaurios martillos de herejes, que gozaron de bendiciones oficiales durante años, te atacan sin piedad y te juran la muerte y la venganza. Sabes que pueden matar el cuerpo pero no el Espíritu que te anima. A ellos la verdad que proclamas cada día les puso al descubierto, les quitó la piel de cordero que lucían para disimular su verdadero rostro de lobos feroces hambrientos y sedientos de venganza.
Gracias porque una vez más nos recuerdas nuestros compromisos con el Evangelio y con los más pobres, nos repites con Jesús que no podemos servir a dos señores, y porque nos invitas a confiar en la providencia y no a lucrar con la venta de bienes cuando se cierran los conventos, porque ellos no son nuestros aunque los hayamos habitado, son, como tú dices del Cuerpo de Cristo, que son los más empobrecidos.
Francisco: Tu mensaje es exigente. Suena a Evangelio, huele a buena noticia y deja resonar la voz de Jesús que viene cada día y nos invita a seguirlo con un corazón reconciliado.
Gracias por estos años de esperanza. Que en el 2020 nos encuentres como colaboradores dispuestos a seguir hasta el final, porque a nosotros, como a Jesús, nadie nos quieta la vida: la damos libremente.
Francisco, sigue adelante. No te detengas.