Las falacias de nuestro políticos El arte de la mentira política
Los Srs. Guardiola y Linde, en un artículo publicado en noviembre de 2019, decían que Swift i Arbuthnot definían la mentira política como “el arte de hacer creer al pueblo, falsedades saludables”
Y añadían: “en una sociedad política moderna integrada por ciudadanos, habríamos de rechazar la mentira política y penalizar a sus autores”
Como las mentiras quitan credibilidad a los que las dicen, los políticos habrían de huir de cualquier mentira, ya que la hemeroteca es su condena
Los buenos políticos habrían de reflexionar sobre las palabras del papa Francisco, cuando en junio de 2013 dijo: “La política es una de las formas más altas de caridad, porque busca el bien común”
Como las mentiras quitan credibilidad a los que las dicen, los políticos habrían de huir de cualquier mentira, ya que la hemeroteca es su condena
Los buenos políticos habrían de reflexionar sobre las palabras del papa Francisco, cuando en junio de 2013 dijo: “La política es una de las formas más altas de caridad, porque busca el bien común”
Este era título del artículo de los Srs. Felipe Guardiola y Enrique Linde (Levante, 29 de noviembre de 2019), donde sus autores hacían referencia al opúsculo: “El arte de la mentira política”, de Jonathan Swift y John Arbuthnot, publicado en edición bilingüe en inglés y castellano. Como decían los Srs. Guardiola y Linde, Swift i Arbuthnot definían la mentira política como “el arte de hacer creer al pueblo, falsedades saludables”.
Como muy acertadamente decían los Srs. Guardiola y Linde en su artículo, “en una sociedad política moderna integrada por ciudadanos, habríamos de rechazar la mentira política y penalizar a sus autores”. Y es que, como decían los columnistas, “en la actualidad en España se escucha con frecuencia que nuestros políticos mienten”.
Y los Srs. Linde y Guardiola nos recordaban los ejemplos de la ministra de Economía en el gobierno del presidente Rodríguez Zapatero, que durante la campaña electoral de 2012 nos mintió cuando dijo que se estaba cumpliendo la cifra de déficit público acordada por la Comisión Europea, cuando eso era falso. O el presidente Felipe González que pasó del lema: “OTAN, de entrada no”, a defender la entrada de España en la OTAN. O el cambio vertiginoso que se ha producido en el presidente Pedro Sánchez, que ha pasado de demonizar a Unidas Podemos, al abrazo efusivo con el Sr. Iglesias. O el presidente Rajoy, que prometió que no subiría el IVA y lo subió. O cuando nos mintió diciendo que no había ningún militante del PP condenado por el caso Gürtel. O el Sr. Aznar cuando dijo, en relación al independentismo vasco, que “sin violencia” se podía “hablar de todo”, cosa que hemos visto que es mentira. Y aun, cuando nos mintió diciéndonos que en Iraq había “armes de destrucción masivas” y era falso.
Pero el caso más reciente ha sido el cambio de actitud del Ministerio de Fomento por lo que respecta al Corredor Mediterráneo, tan esperado y tan difícil de llevar a término.
El Sr. José Luis Ábalos, actual ministro en funciones de Fomento, dijo que el Corredor Mediterráneo estaría listo el 2021 (Público, 27 de septiembre de 2018). Delante de 1400 empresarios, directivos y profesionales de España, reunidos en Barcelona, con la presencia del Sr. Ximo Puig, presidente de la Generalitat del País Valenciano y del presidente de Murcia, Fernando López Miras, el ministre Ábalos afirmó que tendríamos el Corredor el 2021.
Pero oh milagro, en la reunión en Elx el pasado 28 de noviembre, el Sr. Pedro Saura, secretario de estado de Infraestructuras del Ministerio de Fomento, y ante más de 1500 empresarios (que esperan impacientes la finalización del Corredor), afirmó que Fomento quiere tener acabada esta infraestructura tan importante, el 2025 (Levante, 28 de noviembre de 2019). Con más razón que un santo, el Sr. Vicente Boluda, presidente de la Asociación Empresarial Valenciana, afirmó que “el Corredor va muy lento” y que “la Unión Europea y el gobierno hacen cosas, pero podrían hacer más”. Y el Sr. Juan Roig, en la misma línea que el Sr. Boluda, también dijo que “no se entiende que ciudades como València y Alacant, aun no estén unidas con AVE”.
Todos habrían de defender la verdad y huir de la mentira, pero aun más lo habrían de hacer los políticos, porque las mentirasno hacen sino desacreditar la clase política. Por eso la Palabra de Dios nos pide que no caigamos en la mentira y que tengamos siempre la verdad en los labios y en el corazón. Así, el salmo 11 denuncia la actitud y la manera de obrar de aquellos que “todo lo que dicen es mentira” (Ps 11:3). Y el salmo 100 también rechaza a los mentirosos (Ps 100:7). Y aun, San Pablo también desaprueba a aquellos que han “cambiado la verdad por la mentira” (Rm 1:25).
Gandhi decía: “Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira”. Y Aristóteles también desaprobaba la mentira cuando decía: “El castigo del mentiroso es no ser creído cuando dice la verdad”. Y Nietzsche decía: “Lo que más me molestó no es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante, no podré creer en ti”. Por eso, ¿será verdad, como ha dicho Fomento que la autopista AP-7 será gratuita (finalmente) a partir del 1 de enero de 2020?
Como las mentiras quitan credibilidad a los que las dicen, los políticos habrían de huir de cualquier mentira, ya que la hemeroteca es su condena. Por eso estoy de acuerdo con la afirmación de los Srs. Guardiola y Linde: “En una sociedad política moderna integrada por ciudadanos, habríamos de rechazar la mentira política y penalizar a sus autores”.
Tenemos que tener en cuenta, como ha dicho Jason Stanley, que “los gobiernos siempre nos han mentido”. Por eso el Sr. Stanley, autor del libro: “Facha”, dice que su deber “como filósofo es defender la veridad”, cosa que habrían de hacer también todos los políticos. Y es que como nos dice Jesús, “la verdad os hará libres” (Jo 8:32)
El Sr. Xavier Domènech nos recordaba (Regió 7, 5 de diciembre de 2019) la conferencia, que hace cien años, pronunció el sociólogo alemán Max Weber y que tenía per título: “La política como vocación”. Max Weber, con pesimismo, retrataba a los políticos de su tiempo así: “Quien hace política pacta con los poderes diabólicos que están al lado de cualquier poder”. Weber contraponía a estos políticos, la actitud de los “grandes virtuosos del amor al prójimo y del bien cósmico de Nazaret, de Asís o de los palacios de la India”, que “no operaron con medios políticos, con el poder”. Weber, viendo el comportamiento de los políticos de su tiempo, afirmaba con pesimismo, que “quien busca la salvación de su alma, que no la busque por el camino de la política, las tareas de la cual solo pueden ser cumplidas mediante la fuerza”. Weber decía también que “el genio o demonio de la política vive en tensión interna con el dios del amor, incluido el dios cristiano”.
Por eso los políticos, los buenos políticos, habrían de reflexionar sobre las palabras del papa Francisco, cuando en junio de 2013 dijo: “La política es una de las formas más altas de caridad, porque busca el bien común”, entendiendo la caridad como la solicitud por los demás (Video, minuto 2’53’’). Por eso el papa añadía aun: “es un deber trabajar por la política”, cuando los políticos, alejados de la mentira y del engaño, no se aprovechan de los ciudadanos, sino que están a su servicio.