"Las procesiones son gestos y signos de sacralización del espacio" Aradillas: "Cofradías y Hermandades son ejemplos vivos de Iglesia, son Iglesia viviente"
"Las fiestas organizadas por las Cofradías y Hermandades consagran igualmente el tiempo. La liturgia, quiérase o no, sigue rigiendo e inspirando la vida de las colectividades en España y las fiestas son inequívocas muestras de ello"
"Cofradías y Hermandades son otros tantos tratados y evangelios de espiritualidad y devoción, al igual que capítulos de historia eclesiástica y devocional, con sacrosanta mención para el arte en su diversidad de expresiones"
"Una de las preocupaciones que en mayor medida y proporción alientan los cofrades es la de que sus Hermandades sean a perpetuidad caminos de encuentro con Dios y a la vez con el pueblo"
"La historia del arte religioso, con referencia gloriosa para la escultura, cuenta con múltiples casos de artistas totalmente desconocidos hasta que les fueron encargadas algunas de las imágenes titulares de las Cofradías"
"Una de las preocupaciones que en mayor medida y proporción alientan los cofrades es la de que sus Hermandades sean a perpetuidad caminos de encuentro con Dios y a la vez con el pueblo"
"La historia del arte religioso, con referencia gloriosa para la escultura, cuenta con múltiples casos de artistas totalmente desconocidos hasta que les fueron encargadas algunas de las imágenes titulares de las Cofradías"
Las Cofradías y Hermandades constituyen en la actualidad uno de los exponentes más sustantivos, elocuentes y veraces de lo que en realidad es la llamada religiosidad popular.
En unos tiempos como los presentes caracterizados por muchos como laicales, desacralizados y ateos, Cofradías y Hermandades se presentan ante propios y extraños como signos y sacramentos de creencias y comportamientos cristianos. Quienes para juzgar y documentar sus juicios acerca de la religiosidad de nuestro tiempo hayan prescindido del examen y consideración de nuestras Cofradías y Hermandades, no son merecedores de su intitulación como expertos, aun el caso de que no haya sido la mala intención, sino el despiste y la despreocupación las circunstancias que les hayan impedido estudiar y presentar el tema con fiabilidad objetiva.
Hermanos y cofrades ni jamás fueron, ni son, ni están ajenos a la vida prácticamente religiosa, como enceldados en actos de piedad o de culto y al margen o alejados de la necesidad de testimonio que su pertenencia a las Cofradías les demanda.
Desde los más remotos tiempos y propósitos fundacionales, las Cofradías y Hermandades ni sólo ni fundamentalmente respondieron y se justificaron por la cantidad y calidad de sus rezos, escapularios, distintivos, velas, colores predominantes de sus hábitos, desfiles procesionales o aptos de piedad exigidos por sus santas reglas. En grado eminente las justificaron y las justifican atenciones primordiales como las relacionadas e inspiradas por la caridad y la misericordia, con soluciones y fórmulas propias de los tiempos y de los lugares en los que se ubican. Hospitales, comedores, escuelas, hospederías, enterramientos y acompañamientos de muertos, son otros tantos capítulos de actividades cofrades, con la proyección ejemplar inherente a la fe y a la devoción, en relación con los misterios y titulares de las respectivas asociaciones en las que figuran sus nombres y en las que participan mediante el ejercicio y responsabilidad de sus cargos.
Cofradías y Hermandades son ejemplos vivos de Iglesia. Son Iglesia viviente. Lo justifican con igual o mayor verosimilitud que pueda hacerlo la misma jerarquía eclesiástica. Su condición de miembros activos del Pueblo de Dios la expresan y la desarrollan mediante el ejercicio de sus cargos, la práctica democrática al uso y la convicción de que, por su condición de seglares, son participes en igualdad de condiciones con el resto de Pueblo de Dios y les hace estar más cercanos y entrañados en la Iglesia de la que se sienten tan bien ciertamente responsables.
Es posible que esta situación explique alguna que otra incoincidencia que pueda registrarse y se registre en la relación con los hermanos-cofrades con la jerarquía diocesana local, que normalmente se subsana desde la reflexión y el convencimiento de que unos y otros-todos-lo único que pretenden es la mayor gloria de Dios mediante su disponibilidad generosa, consagración y entrega a la común-unión y al servicio fraterno.
Las procesiones son gestos y signos de sacralización del espacio. Procesionar imágenes y símbolos religiosos por las calles y plazas de las ciudades y pueblos, con devoción, sacrificios y la correspondiente proclamación de la fe en sus principales misterios equivale aconvertir el espacio vital de las relaciones cívicas en catedral, templo, santuario o capilla.
Las fiestas organizadas por las Cofradías y Hermandades consagran igualmente el tiempo. La liturgia, quiérase o no, sigue rigiendo e inspirando la vida de las colectividades en España y las fiestas son inequívocas muestras de ello. Pese a la intensa y extensa desacralización más o menos oficial del tiempo que algunos hubieran ya preferido, el pueblo- pueblo sigue respetando sus fiestas religiosas y participando en las mismas con trajes y distribuciones festivas.
Las procesiones, actos de culto y cualquier tipo de celebraciones de las Cofradías y Hermandades son otros tantos “puntos de encuentro”, y más en unas circunstancias como las actuales en las que los desencuentros, desacuerdos, desavenencias y graves disensos enmarcan la convivencia o pseudo convivencia, en la mayoría de los niveles, sin exclusión de los religiosos.
Cofradías y Hermandades son otros tantos tratados y evangelios de espiritualidad y devoción, al igual que capítulos de historia eclesiástica y devocional, con sacrosanta mención para el arte en su diversidad de expresiones.
Por fin, gracias sean dadas a Dios, la mujer, por mujer, dejó, o está a punto de dejar, de ser noticia relacionada con las Cofradías y Hermandades semanasanteras y en las mismas participan en igualdad de derechos y deberes que el hombre. Algo es algo y por algo se empieza, y más en “Nuestra Santa Madre la Iglesia”, tan perezosa y poco proclive de por sí a los cambios en los que de alguna manera la mujer resulte ser beneficiada.
-De entre las mismas destacan las excepcionales obras escultóricas que las Cofradías hicieron y hacen posibles, habiendo encargado y financiado grupos e imágenes –“Pasos”- que por sí solos enriquecen los más fastuosos museos. De la música sería obligado afirmar exactamente lo mismo, igual que de la poesía y de no pocas artes decorativas, a las que al propio valor material hay que añadirle el sentimental y religioso.
-Una de las preocupaciones que en mayor medida y proporción alientan los cofrades es la de que sus Hermandades sean a perpetuidad caminos de encuentro con Dios y a la vez con el pueblo, sea este considerado o no oficial u oficiosamente “Pueblo de Dios”. La asistencia y contemplación tan masiva en las procesiones sí lo refiere y testifica.
-Acto sublime de irrefutable profesión de fe en sus Cofradías y Hermandades es el gesto de muchos de querer ser enterrados con el hábito respectivo de las mismas. A la hora definitiva del encuentro con el Padre - Madre titular de su asociación, el cofrade prefiere hacerlo revestido de los colores que la especifican y distinguen: No les satisfacen las formas, indumentaria, trajes, uniformes o atuendos con los que ejerció su profesión u oficio y con los que fuera conocido en su vida, sino que prefiere su hábito con el que participó en los actos de religión y de culto.
-En este mismo contexto es también destacable el hecho de que la foto o imagen del titular de la Cofradía identifique la lápida del sepulcro en el que reposen sus restos a la espera de su resurrección, con expresa indicación a su afiliación devota a lo largo de su vida.
-La devota y extasiante contemplación de los gestos de las sagradas imágenes de sus Cofradías son otras tantas lecciones a imitar y a encarnar en las vidas de los cofrades. De entre ellos reclaman santos recuerdos las lágrimas que surcan las mejillas de la Virgen. La lección de aprender a llorar y a tiempo, en circunstancias y por motivos concretos resulta ser una de las más provechosas y útiles para la vida cristiana y una de las que en grado eminente es más deseada.
-La historiade las Hermandades y Cofradías ofrece constantes lecciones de agrupación y concentración. No pocas optaron por unirse con otras, aprovechando y potenciando oportunidades y esfuerzos comunes, lo que significó la salvación y fortalecimiento de ambas. La Iglesia precisa hoy de soluciones idénticas, demandando mayor unidad en asociaciones, monasterios, conventos, Órdenes y Congregaciones religiosas y en el mismo clero.
-La historia del arte religioso, con referencia gloriosa para la escultura, cuenta con múltiples casos de artistas totalmente desconocidos hasta que les fueron encargadas algunas de las imágenes titulares de las Cofradías. Precisamente gracias a ellas se hicieron célebres y mucho más cotizados entre sus colegas, adscribiendo tal hecho no a motivos estrictamente publicitarios, sino a la fe y devoción con que afrontaron el encargo efectuado por los responsables de las Cofradías.
-Algunas Hermandades y Cofradías conservan con religiosidad y reconocimiento determinados recuerdos legados por devotos/as de las mismas, como en el caso de familias pudientes, o de señores obispos, que en vida las hicieron depositarias de su báculo o “bastón de mando”, tal y como rezan los libros oficiales.
-Hay pastoralistas y teólogos remisos en aceptar como el más adecuado programa procesional y mistérico el que se suele seguir y que responde a dedicar la mayoría de los días de la Semana Mayor a conmemorar y recordar la Pasión y Muerte de Cristo, reservándole a su Resurrección solamente una procesión y esta “de prisa y corriendo”. Es posible que tal planteamiento doloriento y apenado por todos sus costados precise en ocasiones de la insistencia en la catequesis de la resurrección de Cristo, anticipo de la nuestra, como eje y meta de toda religión, y más de la cristiana.
-De todas maneras, y prestándole atención evangélica a todos y a cada uno de los “Pasos”, la lección que se percibe con mayor esplendor y convicción es la enseñanza de que la muerte de Cristo acompañada del dolor de su Madre y de sus amigos, es anticipo y ejemplo de resurrección gloriosa.
-El de los costaleros es uno de los ejemplos más contundentes, efectivos y cristianos que se pueden adivinar y experimentar en las celebraciones semanasanteras: Su actitud y comportamiento son actos y lecciones de fe. Contribuyen de modo decisivo al crecimiento de la devoción y del dogma.
-No es fácil contabilizar el número de los asistentes a las procesiones de Semana Santa en calidad de observadores contemplativos o de simples mirones. Quienes solamente ven y asisten, participan también de manera activa. Sus comentarios y gestos así lo delatan, lejos de los que suscita el paso de cualquier otra comitiva o desfile de los que configuran la vida social. Idéntica sensación, aunque con sus lógicas limitaciones, se avista en los mismos palcos de las “autoridades civiles, militares y aún religiosas”.
-“Santa Cofradía de devotos, esclavos y hermanos “pertenecientes a 'los honrados labradores de la ciudad'… ¿Se pueden expresar más y mejores conceptos cristianos con menos y fervorosas palabras?. En el manto de una de las imágenes de las Vírgenes hacen fervorosos actos de presencia dos joyas valiosas de brillantes en forma de agrarios y rústicos garbanzos.
-El tema de la presencia y actividad de la mujer en las Cofradías y Hermandades es merecedor de reflexión y revisión a la luz de la teología, de la catequesis y, por supuesto, de la historia civil y eclesiástica. En esta sugerencia es suficiente con reseñar que, pese a las dificultades obvias y en cierto sentido comprensibles, en estas asociaciones, la mujer tuvo y tiene responsabilidades y misiones seguramente más reconocidas y apreciadas que en el resto de la institución eclesiástica en general, rechazada cualquier simple y única referencia a limitarse a limpiar los objetos de culto.
-”El pan de los pobres”, “el comedor de San Antonio para medio centenar de niños y niñas necesitadas de esta ciudad, la promoción de conversiones y catequesis …” son fórmulas, determinaciones y compromisos estatutarios que rebasan las imprecisiones de liturgias y rezoque en exclusiva algunos les adscriben a los miembros de las Cofradías y Hermandades .
-Unas y otras, en tantos y tan notables casos, se adelantaron a otras de carácter de las ONG y asimilados, y aún oficiales u oficiosos, de los tiempos modernos que disponen de toda – o casi toda- clase de medios.
-¿Puede contener y expresar de manera más ejemplar, convincente y brillante los mensajes, vaticinios, presagios y auspicios de religión y de paz una Cofradía o Hermandad en la que una de sus titulares canónicamente pueda ser invocada con la advocación de “Nuestra Señora de la Buena Mañana”?.
. Como la leyenda es la historia del pueblo, por lo que su fiabilidad, aunque sea con distintos símbolos y atuendos, es idéntica, y aún superior a la de la historia sobre todo en temas relacionados con la religión, ellas -las leyendas- se hacen presentes con asiduidad fervorosa en el entorno de las Cofradías y Hermandades. Se echa de menos un buen tratado de sus leyendas. La del “Cristo de las Santas Gotas” de Burgos, en tiempos del rey Don Pedro en 1366, pudiera servir de pauta y ejemplo.
.”Tiempo de Pasión”. Es, entre tantas, una de las expresiones que definen la Semana Santa y sus aledaños… Pero que conste que el término “Pasión” no se escribe y pronuncia sólo con las letras mayúsculas referidas a los acontecimientos de los últimos días de la vida de Cristo en la tierra definidos por el sacrificio, el desconsuelo y la muerte. Se escribe y pronuncia también con las letras minúsculas de “entusiasmo, emoción, fuego y amor” de quienes con-murieron y con-resucitaron con Él, tarea, misión y vocación propias de los componentes de las Cofradías y Hermandades.
. Poetas y cantantes locales espontáneos, por promesa o devoción recitan y escriben en las procesiones, y en los programas semanasanteros páginas y espacios de oración ciertamente emocionantes. Su recopilación constituiría una aportación valiosa para la piedad, similar y aún superior a las clásicas de los devocionarios.
. ¿Hay mejor y más humilde oración que la de presentarse y actuar ,por ejemplo, como cofrade de la “Pontificia e ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento y esperanza de la salvación de las Almas”?.
. ¿Hay mejor obra de caridad que la recomendada en los estatutos de una venerable y antigua Cofradía recabando “limosnas para pagar entierros, pagar las deudas a quienes por no satisfacerlas están en la cárcel y auxiliar a las mujeres que, por falta de recursos económicos, pudiesen caer en pecado”?.
. En el organigrama de cualquier Semana Santa medianamente compuesta se le ha de reservar sagradamente un buen espacio al silencio, que en la misma se ha de escribir siempre con letras mayúsculas y que además ha de ser sujeto y objeto de solemne procesión. Procesionar el silencio es siempre una gracia y una bendición del Señor. Lo es mucho más en tiempos como los presentes en los que el silencio se desterró a perpetuidad de nuestra cultura y en los que la algarabía, el alboroto, el follón, la trifulca y los líos pugnan por alcanzar imposiblemente la categoría de expresión y palabra.
. Los capirotes-“cucuruchos de cartón cubiertos de tela, que usan los penitentes en las procesiones de Semana Santa “- son instrumentos eficaces de catequesis y evangelio. Son “palabra de Dios”. Adoctrinan y hacen practicar la humildad, la igualdad y la equipolencia, sin abyectas o absurdas concesiones y privilegios sociales o religiosos , Equipados con capirotes, de cualquier color que sean, nadie es más que nadie y todos somos, nos reconocemos y tratamos como”hijos de Dios”.
. En algunas demarcaciones procesionales semanasanteras hace acto de presencia un personaje esperpéntico conocido como “La Diablesa”. En otras, lo hace el diablo. “Diablesa” o “Diablo” - el diablo por diablo no tiene sexo, ni falta que hace - ni deja ni dejará jamás de incordiar y suscitar ciertos piques y animosidades aun dentro de las mismas Cofradías…Si piques y animosidades son constructivos y “por el Reino de Dios,” bendito sea el mismo diablo o diablesa.
. La gastronomía contribuye también a elaborar y presentar la Semana Santa con platos especiales, típicos la mayoría de ellos, e integrables todos en el contexto nutricional de la dieta mediterránea con sus adjetivaciones más suculentas que puedan idearse. No echar en olvido estos platos y servirlos a su tiempo, forma parte del ritual semanasantero y festivo que han de intentar salvaguardar las Cofradías y Hermandades.
. Hay Cofradías y Hermandades que se corresponden con asociaciones, cuerpos, agrupaciones, corporaciones o gremios .La renovación y puesta a punto de sus objetivos habrán de ser respuesta permanente y adecuada para cuantos problemas definen a estos colectivos necesitados también de pronunciamientos religiosos, además de los profesionales o políticos.
. La comprobación de determinadas desavenencias, desacuerdos o disentimientos entre los miembros de la jerarquía eclesiástica – obispos, párrocos, capellanes o directores espirituales - con las Cofradías y Hermandades no tiene por qué intranquilizar a unos y a otros , siempre y cuando, y por encima de todo, se salve y ejemplifique la unidad –común unión - de la Iglesia. La actividad y la vida, para que una y otra lo sean de verdad, llevan implícito correspondientes dosis de incoincidencias. Insistir en estos supuestos no sería decoroso, ni constructivo ni honesto.
. Convenientemente identificado y registrado en la psicología actual el “complejo del Dios Omnipotente y Todopoderoso”, aplicado a no pocos esposos y jefes, la vivencia de nuestra Semana Santa se presenta como una de sus más convincentes y efectivas panaceas. Con reflexiones basadas en la inspiración, desarrollo, iconografía y asistencia y testimonio de “hermanos” y “cofrades” semanasanteros, el complejo formulado y otros adyacentes, “pasan a mejor vida” y convierte a muchos en otras tantas personas normales, iguales y co-partícipes al menos en los más importantes proyectos y ejecuciones de la vida familiar, social, cívica y religiosa.
. La Semana Santa es en gran medida esquema de Iglesia militante y participativa, con distribución de responsabilidades entre Jerarquía y laicos, con el protagonismo debido de estos últimos -“que serán los primeros” –, acordes con la, en cierto modo restringida y cercenada capacidad de iniciativa.
. La Semana Santa es evangelio oficial – con algunos capítulos de los apócrifos - y sobre todo es catequesis eminentemente teológica, pero popular, que aprovecha los mejores recursos adoctrinadores, recomendados e impuestos por los más exigentes y bien ilustrados profesionales de la pedagogía en general.
. Cualquier sermón pronunciado por ínclitos y afamados “oradores sagrados” expertos en emociones, lágrimas y lugares comunes, jamás podrá asimilarse en seriedad , convicción y catequesis al equivalente a un “paso” o a una procesión de las Semanas Santas que se celebran en la geografía religiosa de España.
. En el marco eclesiástico hoy tan querido por muchos de grandes y espectaculares concentraciones a propósito de beatificaciones, canonizaciones, visitas del Papa o sus delegados y a las afluencias de devotos por masivas que sean en el entorno de los “pasos” de la Semana Santa se las distingue por un encendido , respetuoso , humilde y modesto espíritu de religión y piedad que es paradigma y ejemplo para esta clase de convocaciones multitudinarias, lo mismo con carácter civil como religioso.
. Los humildes, anónimos y un tanto enigmáticos capirotes deberían ser impuestos por real decreto en las procesiones de la vida social y, por supuesto, religiosa, sin ocasión para que en unas y otras se luzcan y distingan unos sobre otros. En la “Sagrada Orden de la Anonimia” se curan infinidad de enfermedades psicológicas y espirituales, por lo que es de agradecer el uso sagrado que de estos utensilios religiosos se hace en las procesiones por solemnes que sean. Es de reseñar sorprendentemente que en las mismas únicamente están exentos de su uso y anonimato quienes de alguna manera las presiden, que son los sacerdotes y los obispos.
. En unos tiempos de tantas falsías y convencionalismos pseudo-democráticos, la profundización en constituciones, reglamentos y formas de ser y actuar en las Cofradías y Hermandades es una gracia de Dios, en función del mejor desarrollo y mantenimiento de la convivencia en sus diversos niveles, sin descartar los puramente eclesiales . También estos están a la espera, ya desesperanzada, de auras de democratización y, en ocasiones, hasta de vendavales y diluvios bíblicos.
. La solicitud de declaración de “Patrimonio de la Humanidad” de parte de organismos internacionales competentes a favor de la Semana Santa española nos parece un artículo de primera necesidad. La piedad, el arte, la cultura, la identidad de pueblos y comarcas en la diversidad de regiones y Comunidades Autónomas, las tradiciones e historias, costumbres , hábitos y gastronomía, fablas y tipismos lingüísticos propios empleados en lugares, episodios y acontecimientos semanasanteros entreabren las inmensas y ricas posibilidades que entrañan y definen las celebraciones de la Semana Santa , con vocación y aptitudes para ser merecedoras del título y consideración de “Patrimonio de la Humanidad”.
. En cualquiera de estos contextos reclama atención particular el hecho de que el turismo religioso, con su imponderada capacidad de atracción y cultura, alcanza durante los días de la Semana Santa cotas de aceptación, que gloriosamente reflejan los datos y las estadísticas con satisfacción para numerosos sectores. La declaración oficial por parte de la Secretaría General de Turismo de España del título de “Fiesta de Interés Turístico” en diversos niveles y acepciones es buena y elocuente prueba de ello.
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