Un acercamiento a personajes interculturales de la Biblia Identidad compartida: una mirada desde la corporeidad de Moisés hijo de Amram
Un acercamiento a personajes interculturales de la Biblia permite comprender la identidad compartida de hombres y mujeres procedentes de varias culturas, para desde allí, distinguir escenarios de trasformación y liberación humana
Entender y discernir sobre la presencia de Dios, sus actividades, enseñanzas y su incidencia en los acontecimientos de la historia, nos permite ser más conscientes de nuestra realidad, para dar respuesta a los cuestionamientos más profundos de nuestra vida y ayudar al prójimo
Por esto, la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana busca formar estudiantes con sentido humano y moral, que brinden servicios de asesoría espiritual, y que con el ejercicio pastoral transformen los problemas que aquejan a nuestra sociedad
Por esto, la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana busca formar estudiantes con sentido humano y moral, que brinden servicios de asesoría espiritual, y que con el ejercicio pastoral transformen los problemas que aquejan a nuestra sociedad
| Adriana Alejandra Hoyos Camacho. Docente del Centro de Formación Teológica. Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana
Un acercamiento a personajes interculturales de la Biblia permite comprender la identidad compartida[1] de personas procedentes de varias culturas, y así vislumbrar escenarios de trasformación y liberación humana. Las personas interculturales están configuradas por rasgos físicos, religiosos, sociales, tecnológicos, económicos y políticos provenientes de diferentes culturas. Dichas características crean una identidad posible de captar por medio de la corporeidad[2], que es el espacio de relación y revelación consigo mismo y con los otros[3] y un escenario válido para promover la construcción de una sociedad más humana y comprometida con la diversidad cultural y la naturaleza.
Existen varios rasgos de la corporeidad: conciencia del propio ser, conciencia de orientación hacia el futuro y procedencia, cuerpo como entidad que comunica, cuerpo relacional y cuerpo simbólico[4]. Estos rasgos, reconocidos en Moisés, permiten comprender su “identidad compartida”, que nace tanto de sus raíces hebreas como de su identidad egipcia. Pero, ¿quién fue Moisés? Fue un hebreo que creció como príncipe egipcio y fue descendiente de Leví. Transmitió la Ley de Dios a los hebreos y estableció las bases para el sacerdocio y culto israelita; además, actuó como intermediario entre el imperio egipcio y los extranjeros oprimidos de procedencia hebrea[5].
Por estas razones, en Moisés se identifican los siguientes rasgos de corporeidad[6]:
Conciencia del propio ser. Se trata de la responsabilidad y capacidad de reconocer que la existencia se da en medio de la complejidad de la vida. Al respecto, Moisés comprendió la dureza de la labor que hacían los trabajadores de su hermano: vio a un egipcio agredir a un hebreo. Dicha situación lo confrontó, tanto en sus raíces hebreas como egipcias, y según el relato, al ver la injusticia, Moisés asesinó al provocador. Frente a la ira del faraón, huyó hacia la comarca de los Madianitas, donde permaneció por largo tiempo (Ex 2,11-22).
Conciencia de proceder y orientación hacia el futuro. Orientarse hacia el futuro supone unos valores y objetivos. Tener conciencia del proceder da valor a la historia personal. Al respecto, Moisés sabe que es hijo de Amram, de la tribu de Leví, y descendiente de Jacob. Su madre era Iojebed/Jocabed como indica Ex 2,1. Su hermana era Miriam y su hermano egipcio Aarón. Su abuelo, llamado Coat, llegó a Egipto con varios descendientes de Jacob. Moisés era parte de la segunda generación de israelitas nacidos en Egipto[7]. Después de nacido fue entregado a la princesa y ella lo adoptó y educó como ciudadano egipcio[8] (Ex 2,10).
Cuerpo como entidad que comunica. Este rasgo describe la capacidad que tiene el cuerpo humano de emitir mensajes, emociones y sentimientos propios. El cuerpo se comunica para adentrarse en los designios del hombre y en el misterio de Dios[9]. Al respecto, Moisés regresa de nuevo a Egipto para cumplir el encargo que Dios le encomendó en el desierto[10]. Yahveh le dice que debe regresar a Egipto y liberar a su pueblo de la esclavitud faraónica; y desde ese momento Moisés se convirtió en la voz y mediación de Dios (Ex 3,1-14).
Cuerpo que se relaciona. Aquí se destaca la necesidad de relación de la persona consigo misma, las cosas, los demás y con Dios. Asimismo, se hace hincapié en la capacidad de compromiso y solidaridad con los demás en medio de las diferencias. Al respecto, en la tierra de Madián, Moisés se detuvo en un lugar cerca de un pozo, y allí protegió a siete pastoras de una banda de hombres malos. Como sucedió en Egipto, salió al encuentro y defensa del necesitado y débil, revelando en sus actitudes compasión y misericordia por los demás (Ex 2,16- 22).
Cuerpo simbólico. Se expresa a través de varios lenguajes: los gestos, los movimientos, las palabras y las posturas. Dicho cuerpo manifiesta su parecer sobre situaciones y aspectos de la vida. Al respecto, para el cristianismo y judaísmo, la figura de Moisés es símbolo de liberación del pueblo hebreo, hasta entonces sometido al dictamen de un faraón. Él es el profeta de las tablas de la Ley, es representado como el guardián del pueblo hebreo y el portador de los diez mandamientos de Dios.
Es de subrayar que ser parte de dos culturas, incluso en medio de situaciones complejas, suscita en este personaje el sentido de la identidad, una visión amplia del mundo, la tolerancia frente a la diferencia y el espíritu crítico para cuestionar la injusticia y la opresión de un imperio.
Entender y discernir sobre la presencia de Dios, sus actividades, enseñanzas y su incidencia en los acontecimientos de la historia, nos permite ser más conscientes de nuestra realidad, para dar respuesta a los cuestionamientos más profundos de nuestra vida y ayudar al prójimo. Por esto, la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana busca formar estudiantes con sentido humano y moral, que brinden servicios de asesoría espiritual, y que con el ejercicio pastoral transformen los problemas que aquejan a nuestra sociedad.
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[1] Así lo concibe la autora de esta reflexión.
[2] Una visión integradora del cuerpo humano llamada corporeidad.
[3] Lluis Duch y Joan Carles Mélich, “Escenarios de la corporeidad” (Madrid: Trotta, 2005), 150.
[4] Adriana Hoyos, “Resignificar la noción de cuerpo humano desde la corporeidad” (Coisas do Género 1/2 [2015]: 129-135). Ampliar con Duch y Mélich.
[5] Siegfried Herrmann, Historia de Israel: en la época del Antiguo Testamento (Salamanca: Sígueme, 1985), 90.
[6] Hoyos, “Resignificar la noción de cuerpo humano”, 129-135.
[7] Busca biografías:https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/11919/Moises
[8] Herrmann, Historia de Israel, 91.
[9] Anselm Grün, El alimento del amor. Relaciones humanas y espiritualidad, 121.
[10] Herrmann, Historia de Israel, 90.
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