"Tanto el emigrar como el no emigrar es un derecho. No un privilegio" Ser inmigrante es un privilegio (según Trump)
"Pues claro que es un privilegio ser inmigrante. Lo que es auténtico privilegio es estar humildemente a su lado. Doy fe. Hay muchos testigos"
"Deseo con toda mi alma que en el mandato de Trump las políticas migratorias no terminen siendo ofensivas a la dignidad ni los derechos de los emigrantes como algunas declaraciones previas apuntan"
La hemeroteca puede ser un espacio privilegiado para comprobar las promesas de los políticos y posteriormente su cumplimiento o no. No solo en España. Evidentemente .
Esta vez por mor de situación política mundial he recuperado algo que sobre los emigrantes declaraba Donald Trump y que dejé escrito en un antiguo portal digital.
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Lo reflejé tras el primer encuentro entre Donald Trump y Angela Merkel, cuando el próximo presidente de Estado Unidos declaró que “La inmigración un privilegio, no un derecho”. Dijo . Es verdad que es una declaración muy antigua. Del 19 de marzo 2017.
Pero permitidme que hoy siguiendo la doctrina eclesial de que hay tanto derecho emigrar como a no emigrar, aplique algunas dosis de ironía ante el privilegio por ser inmigrante. Lo hago , no tanto por cuestiones políticas sino aprovechando un texto actual de los obispos americanos y con el diccionario de la RAE en la mano
Porque deseo con toda mi alma que en el mandato de Trump las políticas migratorias no terminen siendo ofensivas a la dignidad ni los derechos de los emigrantes como algunas declaraciones previas apuntan
Las pautas de actual Presidente ,esta vez el de los obispos norteamericanos, señalan que entre los retos actuales en su país , “tenemos que ocuparnos de las preocupaciones de los pobres, de los que están al margen de la sociedad” ya que “todos tenemos la responsabilidad de abordar esas preocupaciones y tratar de aliviar algunos de esos problemas desde la raíz” como la “reforma de las leyes de inmigración” para “rectificar un sistema que está roto e intentar que responda mejor a las necesidades de la gente”, incluido en los países de origen de los migrantes. E invocó a la Virgen pidiendo que “nos guíe a defender el bien común de todos y a promover la dignidad de la persona humana, especialmente de los más vulnerables entre nosotros, incluidos los no nacidos, los pobres, los extranjeros, los ancianos y los enfermos, y los migrantes”.
La inmigración es un privilegio. ¿Quién como los inmigrantes y refugiados pueden disfrutar del privilegio de ocupar con tanta frecuencia las primeras páginas de los periódicos o de los noticieros? ¿Quién como los inmigrantes pueden ser objeto de miles de focos fotográficos con los que ganar incluso premios Pulitzer?
Pues claro que sí, Sr. Trump. La inmigración es un privilegio. ¿Quién como los inmigrantes y refugiados pueden disfrutar del privilegio de ocupar con tanta frecuencia las primeras páginas de los periódicos o de los noticieros? ¿Quién como los inmigrantes pueden ser objeto de miles de focos fotográficos con los que ganar incluso premios Pulitzer? ¿Quién como los inmigrantes pueden ser protagonistas de películas y documentales premiados tantas veces y en tan variados festivales cinematográficos? ¿Quién como ellos pueden ser eximidos de obligaciones o tener ventajas exclusivas como por ejemplo poder dormir en la calle, en el puerto, en el monte, en la vereda de todos los caminos, en los campos helados o desérticos o en los confortables y mullidos campos embarrados?
Solo ellos, y algunos otros colectivos parecidos, pueden vivir en carne propia el protagonismo de películas de guerra, bombardeos de hospitales donde se esconden, -con fuego real, oiga, no figurado (véase los campos de refugiados a atacados por Israel en Gaza ) .. O hambrunas que adelgazan sin necesidad de las odiosas y duras dietas de adelgazamiento.
La inmigración es un privilegio en las muchas acepciones que incluye el diccionario de la RAE. Se llama también de esa manera al documento que concede el privilegio, donde conste la concesión de sus títulos privilegiados… En este caso, no necesitan el papel. Lo ahorran al Estado porque lo llevan escrito en sus rostros. Por eso, probablemente porque quieren, caminan alegremente sin papeles por todo el mundo sin ser hostigados por ninguna policía, estatal, municipal, foral, autonómica, del condado, o como se llame a la de los miles de lugares donde están, ya que inmediatamente los vigilantes ven el documento grabado en sus ojos con lo que es fácil honrarlos con un montón de preguntas e identificaciones, devoluciones en caliente incluidos niños
Es también un privilegio “convencional” según otra acepción. Porque se da o concede (abundantemente por lo que parece), “mediante un pacto o convenio con el privilegiado”. Entre el generoso concesionario y el emigrante a quien por trabajar, por ejemplo en las mismas tareas que muchos de los que residen en el país, cobra muchos menos en muchas ocasiones . Sí Señor. Un privilegio.
Se habla también de “privilegios de introducción” o “de invención” es decir de aquel privilegio del que se goza de manera exclusiva durante el “plazo fijo de una producción o de unos procedimientos industriales hasta entonces no conocidos o no usados”. Por ejemplo los garfios artesanales o de modelos únicos que colocados en las manos o en las sandalias de los emigrantes que les ayudaban a subir muchas vallas. O la fabricación manual de bolsas de alimentos y botellas de agua para lanzar solidariamente a aquellos que deben sostener el viaje en Méjico en trenes atestados y peligrosos como la Bestia hacia la frontera yanqui.
Antiguamente existía también el llamado “privilegio del canon” que era aquel del que “gozaban las personas del estado clerical y religioso por el que quien injuriase o pegase a alguna de ellas incurría inmediatamente en penas canónicas”. No parece que esas penas estén siendo aplicadas civil y paralelamente a los que sin tener la condición religiosa o clerical tienen que huir de injurias y golpes o escapar de los dos tipos de guerra: la que mata por las armas y la que mata por el hambre.
También existe el llamado privilegio favorable, aquel que “favorece al privilegiado y no perjudica a nadie, como el de comer carne o lacticinios en Cuaresma”. A muchos migrantes privilegiados gracias a Dios esa dispensa se le da por supuesta. No la necesitan . La ejercen de facto
El privilegio del que goza el mayor número de emigrantes es el llamado “privilegio gracioso” que dice la RAE . Es decir aquel que se “da o concede sin atención a los méritos del privilegiado, sino solo por gracia, beneficencia o parcialidad del superior”. Quizás en estos casos se les pueda conceder abundantemente en función de la gracia o beneficencia por la cantidad de lágrimas derramadas, o por las heridas producidas en sus insensatas caminatas por el desierto y/o en manos de los traficantes de todo tipo.
Son muchos también los migrantes que gozan de los llamados privilegios locales, es decir aquellos que se conceden a los “de un lugar determinado, fuera de cuyos límites no se extiende”. Por ejemplo si pasas fronteras o no dependiendo si vienes de una guerra de un país u otro
En fin el privilegio de ser inmigrante debe ser tan valoso que lo quieren aplicar a todos como le pasó al mismo Donald Trump que se benefició de es privilegio por ser fruto genuino de la inmigración. Es familia directa de extranjeros que llegaron a Estados Unidos buscando un futuro mejor
Hoy día los llamados privilegios “personales”, es decir aquellos que se “conceden a una persona y no pasan a los sucesores” son los más difíciles de conseguir, si se trata de emigrantes. Porque por desgracia las grandes ventajas de los emigrantes y su posibilidad de negarles los sueños están pasando con demasiada facilidad de padres a hijos. No son privilegios personales sino en muchos casos heredados, cronificados y con posibilidad de trasmitirlos de generación en generación.
En fin el privilegio de ser inmigrante debe ser tan valoso que lo quieren aplicar a todos como le pasó al mismo Donald Trump que se benefició de es privilegio por ser fruto genuino de la inmigración. Es familia directa de extranjeros que llegaron a Estados Unidos buscando un futuro mejor..
Pues claro que es un privilegio ser inmigrante.
Lo que es auténtico privilegio es estar humildemente a su lado. Doy fe. Hay muchos testigos . Hacerlo, da sentido a muchas vidas. Porque “donde todos ven a un inmigrante, otros” – decía Monseñor Agrelo - “vemos a un hermano”. Ese sí que es un auténtico privilegio.
Termino con la nota reciente del Presidente de los Obispos de Estados Unidos donde se subraya que además que, "como cristianos, y como estadounidenses, tenemos el deber de tratarnos unos a otros con caridad, respeto y civismo, incluso si podemos estar en desacuerdo sobre cómo llevar a cabo asuntos de política pública"… Y “Como nación bendecida con muchos dones, también debemos preocuparnos por los que están fuera de nuestras fronteras y estar dispuestos a ofrecer ayuda a todos". Pues “no importa quién ocupe la Casa Blanca o tenga la mayoría en el Capitolio; las enseñanzas de la Iglesia permanecen inalteradas.” “Recemos por el Presidente electo Trump”
Tanto el emigrar como el no emigrar es un derecho. No un privilegio
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