Una delegación viajó a Kiev y prepara un encuentro con el patriarca de Moscú El Consejo Mundial de las Iglesias también presenta su 'plan de paz' a Ucrania y Rusia
"El pueblo ucraniano necesita unión, no división, especialmente en estos tiempos de guerra en que Ucrania se enfrenta a la invasión de su territorio por parte de las fuerzas rusas", constata el CMI
"La armonía entre las comunidades religiosas de Ucrania es un factor esencial de la unidad nacional que se requiere en esta crisis"
"Las confesiones religiosas están llamadas a desempeñar un importante papel en la sanación de esas heridas, en el cese de esta guerra ilegal e inmoral, y en la promoción de una paz justa para los pueblos de Ucrania, de la región y del mundo"
"Las confesiones religiosas están llamadas a desempeñar un importante papel en la sanación de esas heridas, en el cese de esta guerra ilegal e inmoral, y en la promoción de una paz justa para los pueblos de Ucrania, de la región y del mundo"
Mientras el Papa Francisco continúa, en secreto, sus conversaciones de cara a un 'plan de paz' en Ucrania, con avances y retrocesos (como lo demuestra su último encuentro con Zelenski), representantes de otras religiones también tratan de hacer todo lo posible por lograr el fin de la invasión rusa y una paz justa para la región. En esta ocasión, ha sido el Consejo Mundial de las Iglesias, que la pasada semana viajó a Kiev para encontrarse con líderes políticos y religiosos, y que en los próximos días podría enviar una delegación, de primer nivel, para encontrarse con el patriarca de Moscú, Kirill.
Tal y como confirma el CMI, el secretario general del organismo, Jerry Pillay, encabezó la delegación que se reunió "con altos dirigentes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania", dos iglesias "cuya larga disputa se ha intensificado desde la invasión rusa", sostiene en un comunicado.
Como se recordará, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana declaró su independencia del Patriarcado de Moscú, al que antes estaba afiliada, mientras que la Iglesia Ortodoxa de Ucrania —a la cual el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla ha concedido la autocefalia— ha solicitado la adhesión al CMI. "La delegación confirmó la disposición del CMI para organizar encuentros entre ambas iglesias para resolver sus desavenencias", señala el comunicado.
Antonio y Epifanio, por el diálogo
"Tanto el metropolitano Antonio, canciller de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, como el metropolitano Epifanio, primado de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, han dado muestras claras de su voluntad de diálogo", insiste el CMI, quien ve en esta apertura al diálogo "una señal de esperanza en la sanación de una de las numerosas heridas y divisiones que este trágico conflicto ha profundizado".
Y es que, tal y como subraya el Consejo Mundial de las Iglesias, las confesiones religiosas "están llamadas a desempeñar un importante papel en la sanación de esas heridas, en el cese de esta guerra ilegal e inmoral, y en la promoción de una paz justa para los pueblos de Ucrania, de la región y del mundo".
"El pueblo ucraniano necesita unión, no división, especialmente en estos tiempos de guerra en que Ucrania se enfrenta a la invasión de su territorio por parte de las fuerzas rusas", constata el CMI, que añade que "la armonía entre las comunidades religiosas de Ucrania es un factor esencial de la unidad nacional que se requiere en esta crisis".
"El CMI espera trabajar con las iglesias y con el Gobierno de Ucrania para fomentar esa unidad y reducir las divisiones y la desunión entre los fieles", concluye la nota.
¿Viaje a Moscú?
Al tiempo, como apunta el obispo Bedford-Strohm, Jerry Pillary podría viajar mañana hasta Moscú para encontrarse con el patriarca Kirill para "intentar" que el líder ruso pueda implicarse en caminos de reconciliación que, aunque el CMI considera difíciles, se debren proponer.
De hecho, el secretario general de la CMI reveló hace unas semanas, tras encontrarse con el Papa Francisco, que estaba trabajando para reuniur, en Ginebra, a representantes de las distintas iglesias ortodoxas ucranianas, el Patriarcado de Moscú y la Iglesia de Roma. La iniciativa contaría con la bendición de Bergoglio.
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