André Kórkochkin, responsable de la Iglesia Ortodoxa Rusa en España Ortodoxos rusos: tan cerca, tan lejos

(Antonio Aradillas).- Andréy Kórdochkin es el párroco de la "Parroquia de la Natividad de Cristo- Iglesia Ortodoxa Rusa- Patriarcado de Moscú" en Madrid. Recientemente se hizo noticia internacional su templo espectacular ubicado en la Gran Vía de Hortaleza de Madrid. Andrey está casado con Alexandra, y la hija de ambos se llama Seraphina. Lleva ocho años en España y una buena parte de ellos los ha empleado en tareas administrativas para poder llevar a cabo las obras del templo.

La Iglesia Ortodoxa Rusa se diferencia poco de la Iglesia a la que también pertenecieran los católicos en el primer milenio de su fundación por Cristo Jesús. Su Credo es idéntico. La única y fundamental diferencia radica en que nosotros no reconocemos el primado del Papa ni, por supuesto, lo consideramos cabeza universal de la Iglesia. La diversidad de idiomas, formas y liturgias entre las Iglesias ortodoxas -búlgara, griega, rusa y otras- tan solo responde a las culturas en cuyos marcos se fundaron y viven. La devoción a determinados santos y santas es común a católicos y a ortodoxos en los tiempos citados, en los que, por ejemplo, el rito visigótico, el mozárabe y rupestre de España tanta similitud tienen entre sí y con los de las Iglesias ortodoxas. Cristo es igual para todos, y la Virgen, al margen de apellidos y advocaciones, como Lourdes, Fátima, Guadalupe y tantas otras, es igualmente invocada como Virgen y Madre por los ortodoxos. La Inmaculada no es para nosotros dogma de fe ni verdad revelada.

SALVACIÓN E INFIERNO

-¿Salvación para todos?

La respuesta está en los evangelios y así lo quiso y lo sigue queriendo Dios. El principio que les sirve de base a la mayoría de los ortodoxos se expresa con la fórmula expresada por uno de nuestros obispos: "No sé si fuera de la Iglesia hay salvación, pero lo que sí sé es que la hay dentro de ella".

-¿Infierno?

Sí, pero siempre y cuando se tenga en cuenta que el hombre -los seres humanos- estamos compuestos -es decir, somos- alma y cuerpo, y que el pecado exige la correspondiente purificación. Para muchos, el infierno- infierno está, o estuvo, en la tierra, por lo que, antes de la muerte repararon todos sus pecados. Más que de "culpa", lo correcto es hablar de "responsabilidad". La última palabra la tiene Dios y este es misericordioso por definición. Hay no pocas expresiones bíblicas que ni pueden, ni deben ser interpretadas al pie de la letra. El infierno no es un lugar, en conformidad con la doctrina patrística.

-¿Práctica del perdón de los pecados?

- La confesión oral está vigente en la Iglesia ortodoxa. En esto pensamos y actuamos igual que los católicos. Los sucesores de los Apóstoles, y los sacerdotes tienen facultad para perdonar los pecados. Es tradición constante, con la distinción además, de que más que de "pecados", sería procedente y correcto referirse a "enfermedades del alma" a las que la confesión oral ayudará a curar. En ocasiones difíciles e insalvables en las que la práctica de esta confesión no sea posible, entonces es admisible absolución colectiva.

-¿Algún ejemplo?

Una de las situaciones más dramáticas que vivió la Iglesia fue la de la revolución soviética, cuando el culto estuvo rigurosamente prohibido. Las reuniones entre los cristianos se aprovechaban para impartir la absolución colectiva.

LA MUJER

¿Cuál el comportamiento de la Iglesia ortodoxa en relación con la mujer?

Esta no tiene por qué sentirse discriminada en nuestra Iglesia, aunque no haya alcanzado el grado de sacerdote, ni tenga responsabilidades activas en su organización. Hombre y mujer tienen su propia misión que cumplir y para ellas el hogar es su templo, con posibilidad de atender la catequesis y otras tareas eclesiales: La mujer no podrá ser ni diácono, ni sacerdote, ni obispo. Estos ministerios les están reservados en exclusiva a los hombres. Tal es el plan de Dios, que hay que respetar con devoción y puntualidad. Querer imitar o suplantar la mujer al hombre, desquicia el plan divino en el mundo. El grito de "igualdad, libertad y fraternidad" está mal redactado, o hay que administrarlo cuidadosamente y además, en no pocas ocasiones, carece de lógica y de aplicación.

- ¿Cómo se subvenciona Iglesia Ortodoxa Rusa?

El Estado está y estará siempre ausente de la financiación. De la financiación son sus valedores los fieles. Insisto en que no se recibe ayuda estatal, salvo en los casos en los que los templos estén considerados patrimonio nacional y como bien cultural. Como en España, y más en Madrid, la mayoría de nuestros feligreses pertenecen a la clase obrera, sus limosnas no pueden ser pingües, sino todo lo contrario. Pero, entre unas cosas y otras, es posible mantenernos, conservando la libertad por encima de todo y en bien de la Iglesia La venta de objetos y recuerdos de culto, es otra fuente, aunque muy precaria, del sostenimiento económico.

¿Es joven la Iglesia ortodoxa?

En la misma ocurre más o menos como en las demás Iglesias, con inclusión de la católica. Los practicantes- asistentes a los actos de culto son en gran parte personas mayores. Últimamente da la impresión de que también los jóvenes tienen interés por los temas y prácticas religiosas. Dios quiera que sepamos responderles con precisión y modernidad. Algo similar acontece con las vocaciones sacerdotales.

SEXUALIDAD Y SEXUALIDADES

El párroco Andrey me comenta que una de sus actividades a la que en mayor proporción dedica su acción pastoral es a los encarcelados. Les presta ayuda en todo orden de cosas, interesándose también por el curso de sus procesos y su posible agilización. Los drogadictos y otros marginados/as de la sociedad, son tarea del responsable máximo de la parroquia ortodoxa de la Natividad de Cristo en Madrid.

- El tema de la sexualidad está de flagrante actualidad en la sociedad y en las confesiones y creencias religiosas, lo que quiere decir que sus capítulos principales se siguen escribiendo a lo largo y ancho de la historia. Circunstancias de lugar y de tiempo le confieren relieves singulares a unas materias u otras, aunque hoy, a consecuencia de la libertad de expresión inherente la homosexualidad, apenas si se le presta atención en los medios de comunicación social. Las soluciones ético-morales que aportan las Iglesias pasan sistemáticamente desapercibidas.

- La Iglesia ortodoxa rusa, prosigue mi interlocutor, fundamenta el tema en la consideración siguiente: la homosexualidad como "inclinación hacia la relación erótica con individuos del mismo sexo", de por sí no es pecado y, por tanto, el homosexual podrá seguir dentro de la Iglesia. No obstante, la práctica de esa inclinación jamás podrá ser admitida, por constituir un grave pecado, lo que automáticamente expulsará a los homosexuales de los actos de culto y, en general, de la Iglesia y de la participación en sus sacramentos. En este contexto, huelga destacar la gravedad de la homosexualidad como pecado, y aún más si se pretendiera legalizar la unión entre individuos del mismo sexo, con carácter y denominación "matrimoniales". Esto no obstante, el perdón por parte de Dios es uno de sus dones más característicos y definitorios, permaneciendo sempiternamente en disposición de impartirlo a quienes hagan lo posible, y algo más, por abandonar tales prácticas, obligados siempre a evitarle a la comunidad esta clase de escándalos.

- Otros pecados, añade el párroco ruso, como la paidofilia, por sí solos, extrañan y excluyen de la Iglesia a quienes se ejercitan en ellos. El listado de estos pecados, estuvo, y está desdichadamente vivo y abierto, también en estamentos clericales en los que se revisten aún de mayor gravedad, aunque del conocimiento de los mismos apenas si antes se tuviera constancia. El cuerpo humano forma parte del "Cuerpo Místico de Cristo" y es algo tan sagrado, que no podrá envilecerse.

¿Qué ocurre con los matrimonios rotos -divorcio- en la Iglesia?

- Para nosotros, el matrimonio es un sacramento, y además, indisoluble, que ni los obispos ni los sacerdotes podrán disolver, ni darlos por disueltos. Nos obstante, cuando es patente, y se demuestra con argumentos serios que la ruptura de la convivencia entre la pareja es irreversible, por una o por las dos partes "de facto", el obispo acepta su ruptura con posibilidad cristiana y misericordiosa de que cada uno de ellos rehaga su vida con otra pareja, también "en el nombre de Dios" y sin dejar de pertenecer a la Iglesia. En este sentido es lícito y obligatorio reconocer que la Iglesia ortodoxa, al menos canónicamente, es más liberal que la Iglesia católica, en la que eso de las de las "nulidades" matrimoniales está a la orden del día y es una trampa. El matrimonio podrá disolverse, de por sí, una sola vez. La segunda, en el caso que se volviera a presentar, tendría dificultades muy serias eclesiásticamente.

-Hijos, ¿cuantos?

Los que el matrimonio crea en conciencia, sin emitir ahora juicio alguno para su consecución, con excepción del aborto.

¿Qué opina sobre el celibato sacerdotal en la Iglesia católica?

El párroco de la parroquia ortodoxa de la Natividad de Cristo de Madrid renuncia a interferirse y a interpretar cánones y normas de otras Iglesias, como la católica y responde a mi pregunta de esta manera:

Nosotros, los sacerdotes ortodoxos, no estamos obligados a guardar la práctica del celibato, pero siempre y cuando se contraiga el matrimonio después de haber recibido el Orden sacerdotal. Ya sacerdotes, no podemos casarnos. Los monjes- monjes serán siempre célibes.

¿Vida monástica?

La Iglesia ortodoxa rusa cuenta con muchos monasterios. La tradición monástica es rica y piadosa. Muy sabia y muy santa en teología. Nuestro santoral está pletórico de Santos Padres, que tanta doctrina, gloria y sabiduría impartieron a la Iglesia de Cristo, con inclusión de la católica. Sus escritos perduran y enriquecen la verdadera doctrina cristiana. Nuestros monjes son conocidos como "sacerdotes negros", a consecuencia del color del hábito que visten dentro y fuera de los monasterios. Estos no están sobrados de vocaciones, pero estas todavía no faltan. Algo similar ocurre con los monasterios de monjas, de tan feliz y tan recordable historia en la Iglesia ortodoxa.

¿Relaciones con la Iglesia católica?

Frecuentes y a todos los niveles, también jerárquicos, y además fraternales. Ciertamente fraternales. Sin problemas de ninguna clase. En ocasiones, hasta nos han facilitado lugares propios para la celebración de nuestros actos de culto y prácticas religiosas, si hemos carecido de ellos. En las catedrales de Toledo, Oviedo y otras, hemos celebrado las Iglesias actos conjuntos, que educan y acrecientan la fe en nuestras comunidades y en todo el pueblo de Dios.

ECUMENISMO

¿Qué pensar sobre el ecumenismo?

A nosotros nos convencen y complacen el término y la buena intención. Pero pensamos que su concepto y fórmula adecuada, más que "ecumenismo", habría de ser "interconfesionalidad". Tal fórmula es como más fraterna e igualitaria y automáticamente se evitaría el riesgo de que pensaran algunos que la Iglesia, sobre todo, la católica, pretendiera que fueran las demás las que se unieran a ella. El ecumenismo, así formulado y expuesto, es fuente de susceptibilidades. Con tantas reuniones habidas, y por haber, pocos pasos se están dando en ninguna dirección, y tan sacrosanta idea apenas si tiene verdaderos devotos en la jerarquía y en los fieles. Hasta es posible que las dificultades procedan más de los sacerdotes, obispos y Papas, que del resto del pueblo de Dios. El pueblo-pueblo, en sus relaciones profesionales, laborales y de amistad, con la misma naturalidad y sin escrúpulo alguno, trata a los fieles y devotos de cualquier Iglesia y religión, fraternalmente y sin discriminación alguna. Para ello no existen las discriminaciones o, existen, son llevaderas y sin anatemas por parte de nadie.

Los fieles ortodoxos rusos, me sigue informado el párroco de la Iglesia Rusa -Patriarcado de Moscú-, según los cálculos "religiosos", la mitad pueden ser de alguna manera "practicantes" , resultando extremamente difícil -imposible- analizar la realidad de su pertenencia efectiva a la Iglesia ortodoxa. El secreto es de Dios, que es preciso aceptar y atender con humildad y responsabilidad, tanto personal como colectivamente, en los caminos de la "común-unión" familiar y social, es decir, "religiosa".

En la despedida, Andrey me subraya que en la Iglesia católica española se echa de menos la sagrada y regeneradora experiencia librada con el Estado, y entre los países centroeuropeos, en las últimas contiendas, en los que la verdadera Iglesia salió reforzada y modernizada.

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