La Comunidad Ahmadía del Islam en España denuncia graves delitos de odio contra sus miembros en Pakistán Pakistán: Tayyab Ahmad, musulmán ahmadí, asesinado a hachazos en Rawalpindi por su fe
Este brutal asesinato es el resultado de la impunidad que gozan los extremistas implicados en actividades anti-ahmadíes y la falta de medidas adecuadas. Los ahmadíes ya no se sienten seguros en ningún lugar de Pakistán
La violencia religiosa generalizada es una mancha en la reputación y la imagen de Pakistán, que profesa ser un Estado democrático islámico
Rogamos encarecidamente a la comunidad internacional que insista ante el Gobierno de Pakistán para que cumpla con su responsabilidad y proporcione protección efectiva y libertad de práctica religiosa a los ahmadíes
Rogamos encarecidamente a la comunidad internacional que insista ante el Gobierno de Pakistán para que cumpla con su responsabilidad y proporcione protección efectiva y libertad de práctica religiosa a los ahmadíes
(Al Islam).- El 5 de diciembre de 2024, un asaltante asesinó a hachazos a Tayyab Ahmad, un musulmán ahmadí, a plena luz del día, tras proferir la siguiente amenaza: «¡Qadianis! ¡Os advertimos que abandonarais este lugar y desalojarais la zona!».
Este brutal asesinato es el resultado de la impunidad que gozan los extremistas implicados en actividades anti-ahmadíes y la falta de medidas adecuadas. Los ahmadíes ya no se sienten seguros en ningún lugar de Pakistán.
En la zona de Dhamial Camp, en Rawalpindi, dos hermanos ahmadíes, Tahir Ahmad Qamar y Tayyab Ahmad, se encontraban en su tienda alrededor de la una de la tarde, cuando un individuo no identificado se les acercó empuñando un hacha. «¡Qadianis! (¡Ahmadíes!) ¡Os habíamos advertido que abandonarais este lugar y desalojárais la zona!», gritó antes atacarles brutalmente con el hacha. Tayyab Ahmad murió en el acto. El agresor, de unos 30 años, huyó del lugar sin dejar de proferir amenazas.
El fallecido había viajado recientemente de Rajanpur a Rawalpindi para visitar a su hermano. A pesar de tratar de explicar que era un invitado, no residente en la zona, el agresor asestó a Tayyab varios hachazos en la parte superior del cuerpo.
Tayyab, de 40 años, era conocido por su nobleza y humildad. Anteriormente, su familia había sufrido persecución religiosa en Rajanpur. Su hermano de Rawalpindi también sufría la hostilidad de fanáticos por causa de su fe, y recibía continuas amenazas de muerte. Pocos días antes del ataque, se había celebrado una asamblea religiosa cerca de su tienda, tras la cual los participantes apedrearon su local.
«Es lamentable que un extremista religioso haya asesinado a un ahmadí a plena luz del día. Se trata de una consecuencia directa del odio que alimentan los extremistas contra los ahmadíes, dejándolos totalmente desprotegidos. No existe liderazgo moral contra el odio religioso, ni una aplicación efectiva de la ley contra los delitos de odio», declaró el IHRC (Comité Internacional de Derechos Humanos).
«Las identidades de quienes promueven los actos de extremismo contra los musulmanes ahmadíes no son ningún secreto. ¿Por qué el Gobierno no emprende acciones legales contra ellos? Si los que incitan al odio y a la violencia rindieran cuentas ante la ley, podrán evitarse estos asesinatos basados en el odio religioso y la anarquía.»
El IHRC exige que se emprendan acciones legales contra quienes, bajo el disfraz de la religión, crean impunemente miedo y terror en la sociedad. Esto es esencial para establecer una sociedad pacífica y armoniosa.
"La violencia religiosa generalizada es una mancha en la reputación y la imagen de Pakistán, que profesa ser un Estado democrático islámico"
Existe un alarmante aumento de las campañas de odio contra la Comunidad Ahmadía en Pakistán. El asesinato de ahmadíes se ha convertido en una norma, mientras el Gobierno apenas se da por enterado. Las amenazas e intentos de asesinato de ahmadíes han aumentado prácticamente en todo el país.
Todos los gobiernos y organizaciones pertinentes de la sociedad civil deben presionar al Gobierno de Pakistán para que procese a todos los que han están alimentando el odio, incitando a la violencia y provocando los brutales asesinatos selectivos de ahmadíes. La violencia religiosa generalizada es una mancha en la reputación y la imagen de Pakistán, que profesa ser un Estado democrático islámico.
Esta grave situación requiere una intervención internacional urgente. En 2023 se reunieron en Londres líderes políticos y religiosos de todo el mundo para garantizar la libertad de religión y credo para todos en todos los países. Sin embargo, en Pakistán no se respetan estos valores. Por respeto a las resoluciones de esta conferencia internacional, el mundo debe tomar medidas inmediatas y urgentes para garantizar que los ahmadíes de Pakistán disfruten de su pleno derecho a seguir su religión y a poder practicar libremente su fe.
Por tanto, rogamos encarecidamente a la comunidad internacional que insista ante el Gobierno de Pakistán para que cumpla con su responsabilidad y proporcione protección efectiva y libertad de práctica religiosa a los ahmadíes, para que lleve ante la justicia a los autores de estos ataques atroces, y ajuste sus leyes y prácticas a las normas internacionales, tal y como ordena el artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y los artículos 25 y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).
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