Teresa nos invita a vivir las cuartas moradas:
En medio de vuestra vida agitada, como lo fue la mía,
necesitáis momentos de descanso para vivir en paz interior
y para aliviar las tensiones de la vida.
Dios nos acerca el cielo mediante la vida de su Hijo Jesús.
Nos acerca su reino, el cielo en nuestro interior,
porque el propio corazón es el cielo.
Las primicias del reino ya están tanto dentro de vosotros,
como en la vida comunitaria que lleváis viviendo tantos años juntos.
Recordad que Agustín decía:
Te buscaba fuera y Tú estabas dentro de mí.
Pero no podéis caer en la tentación de quedarnos en el Tabor
y abandonar la vida de Jesús: su compromiso de amor
por los demás hasta la muerte.
Debéis hacer vuestra su propia vida.
Vivimos siempre una historia de amor y amistad íntima con Dios,
que nos va dilatando y ensanchando todo nuestro interior.
Lo que más os despertare a amar, eso haced.
Pues no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho.
Ah, y vivid en continuo agradecimiento.