Dudosa moción de censura
Se está proponiendo por algunos medios la urgente moción de censura al Presidente del Gobierno. Nadie discutirá que es un procedimiento contemplado en las leyes parlamentarias y absolutamente justo, y necesario, ante la situación crítica que atraviesa España.
Pero, hay ciertos peros.
Por ejemplo, la mayoría socialista en el Congreso de los Diputados. Una realidad opuesta a la moción traducida en rechazo por los votos seguros que tiene el PSOE. La democracia inorgánica tiene este fundamento. Si en una convocatoria electoral el pueblo da su favor a un partido éste sólo puede perder su representación mediante votación parlamentaria, cosa que la mayoría actual, como es de cajón, no va a aplicar para hacerse el harakiri. Tienen el mandato y están obligados a agotarlo, y nosotros a aguantarlo. Y disponernos a aprender de la experiencia.
Solamente una situación de extrema destrucción del sistema democrático, atención a esto, democrático, daría ocasión a que el Jefe del Estado interviniera disolviendo las Cortes y convocara elecciones. Este tipo de intervenciones, como la que se produjo cuando la toma del Congreso por la fuerza, el 23 de febrero de 1981, no lo fue sin embargo en el caso, también de extrema alarma, de 11 de marzo de 2004. Pero éste es otro asunto.
Por tanto, bienvenida sea la moción, al menos para registrar por una vez un buen alarde del Partido Popular, que no hay duda sabrá hacerla. Pero eso no cambiará las cosas. Por lo que el señor Rajoy no anda equivocado en su renuencia pues sabe que su esfuerzo se traduciría en fracaso. Y un fracaso trae siempre mal fario. Es necesario respetar la regla no escrita de que el que está en el poder por los votos del "pueblo soberano" lo estará para máximo ocho años como norma de alternancia entre los partidos que, en general y en todo el mundo son casi siempre dos, excepto algún que otro bisagra.
Ahora será oportuno explicar algo de esta ley desconocida, pero fuertemente aceptada, de las dos legislaturas. Cuando los próceres - o padres de la patria - de los Estados Unidos discutían o estudiaban las bases del Estado y del sistema democrático a utilizar, muchas de sus reuniones previas se tuvieron en el "lobby" de un hotel. De ahí la palabra "lobby" para designar grupos de poder fuera de los estamentos oficiales. Por eso se llama "lobby" a todo grupo con influencia en cualquier organismo o cúpula de poder. El "lobby" del cine, el de los obispos, el de la energía... donde unos pocos nombres influyen en su futuro. Otro ejemplo puede ser los consejillos previos a una Junta General de Accionistas entre aquellos pocos que ostentan una mayoría substantiva de acciones.
El hotel del que eran asíduos aquellos pro-hombres americanos es el Willard, que sigue activo en Washington, en la Pennsylvania Avenue. En sus salones de recepción se reunían hombres tales que George Washington, Benjamin Franklin o, más tarde, Abraham Lincoln, entre otros. Y ahí es donde se fijó la norma de las dos legislaturas, a ser posible de cuatro años cada una, obligándose a que ningún grupo monopolice el Estado. El mundo globalizado tiene sus deberes y el que no lo vea es que es ciego.
Por tanto, y con todo mi respeto a los promotores de la moción a nuestro Presidente de Gobierno, creo que lo mejor que podemos hacer es no menear demasiado la cucharilla porque en la taza del PP casi no hay café ni suficiente azúcar. La convocatoria de 2012 será la oportunidad para una moción de censura apoteósica, si se sabe rentabilizar los errores socialistas. Y yo creo que incluso sin saber.
La fotografía que les adjunto muestra el antiguo edificio del Hotel Willard y la multitud que acude a ver salir de él a Abraham Lincoln.
Pero, hay ciertos peros.
Solamente una situación de extrema destrucción del sistema democrático, atención a esto, democrático, daría ocasión a que el Jefe del Estado interviniera disolviendo las Cortes y convocara elecciones. Este tipo de intervenciones, como la que se produjo cuando la toma del Congreso por la fuerza, el 23 de febrero de 1981, no lo fue sin embargo en el caso, también de extrema alarma, de 11 de marzo de 2004. Pero éste es otro asunto.
Por tanto, bienvenida sea la moción, al menos para registrar por una vez un buen alarde del Partido Popular, que no hay duda sabrá hacerla. Pero eso no cambiará las cosas. Por lo que el señor Rajoy no anda equivocado en su renuencia pues sabe que su esfuerzo se traduciría en fracaso. Y un fracaso trae siempre mal fario. Es necesario respetar la regla no escrita de que el que está en el poder por los votos del "pueblo soberano" lo estará para máximo ocho años como norma de alternancia entre los partidos que, en general y en todo el mundo son casi siempre dos, excepto algún que otro bisagra.
Ahora será oportuno explicar algo de esta ley desconocida, pero fuertemente aceptada, de las dos legislaturas. Cuando los próceres - o padres de la patria - de los Estados Unidos discutían o estudiaban las bases del Estado y del sistema democrático a utilizar, muchas de sus reuniones previas se tuvieron en el "lobby" de un hotel. De ahí la palabra "lobby" para designar grupos de poder fuera de los estamentos oficiales. Por eso se llama "lobby" a todo grupo con influencia en cualquier organismo o cúpula de poder. El "lobby" del cine, el de los obispos, el de la energía... donde unos pocos nombres influyen en su futuro. Otro ejemplo puede ser los consejillos previos a una Junta General de Accionistas entre aquellos pocos que ostentan una mayoría substantiva de acciones.
El hotel del que eran asíduos aquellos pro-hombres americanos es el Willard, que sigue activo en Washington, en la Pennsylvania Avenue. En sus salones de recepción se reunían hombres tales que George Washington, Benjamin Franklin o, más tarde, Abraham Lincoln, entre otros. Y ahí es donde se fijó la norma de las dos legislaturas, a ser posible de cuatro años cada una, obligándose a que ningún grupo monopolice el Estado. El mundo globalizado tiene sus deberes y el que no lo vea es que es ciego.
Por tanto, y con todo mi respeto a los promotores de la moción a nuestro Presidente de Gobierno, creo que lo mejor que podemos hacer es no menear demasiado la cucharilla porque en la taza del PP casi no hay café ni suficiente azúcar. La convocatoria de 2012 será la oportunidad para una moción de censura apoteósica, si se sabe rentabilizar los errores socialistas. Y yo creo que incluso sin saber.
La fotografía que les adjunto muestra el antiguo edificio del Hotel Willard y la multitud que acude a ver salir de él a Abraham Lincoln.