El Sínodo y el progreso de la homosexualidad ©

Extracto y adaptación de un trabajo del blogger publicado el verano de 2004 en el núm. 83 de la Revista ARBIL. "IV Congreso Católicos y Vida Pública".- Durante la lectura no olviden la fecha de su publicación.

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Las campañas en pro de los homosexuales forman parte del plan marxista de destrucción de la "sociedad burguesa" (en realidad, de la sociedad cristiana).
El amor de sí mismo aparta al homosexual de la salvación cristiana.
No es caridad que por compasión hacia el alma del homosexual se haya de justificar la tolerancia de su enfermedad.


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«Narciso y la homosexualidad masculina»

«Para hablar de homosexualidad será mejor centrarnos en la masculina. Su inclusión en la lucha de clases tiene el mismo sentido en ambos sexos y es de igual violencia.»

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«La edad infantil»

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«Desde luego, nacer homosexual porque le toque a uno la casualidad de ese insignificante "tanto por cien mil" de la Naturaleza (si los índices son ciertos) es cosa tan inocente como nacer con seis dedos. Las primeras anomalías suelen surgir entre la niñez y la adolescencia. Freud nos descubrió que una relación irregular entre nuestros progenitores, o nuestra con ellos, puede originar peligros en la formación de nuestra personalidad. Y antes que Freud lo expresó el teatro griego.»

«No es raro el muchacho o muchacha que "se enamora de su madre-padre", la hija-hijo que quisiera encontrar un hombre-mujer como su padre o madre, o que rechaza al pretendiente porque no iguala el modelo de aquellos. Y de la misma manera para el tema que tratamos el hijo o hija que anida en su corazón aborrecimiento al progenitor de género contrario. También se puede prevenir un futuro de homosexualidad en el niño que sufre rechazo, por ejemplo, cuando los padres quisieron que fuera niña, o viceversa; o cuando por cualquier motivo los padres desertan de su educación evitándole todo disgusto con el paradójico origen de real desapego.»

«Pero lo normal es que estos casos se superen, que los hijos se hagan adultos y amen a sus padres "a pesar de sus muchos defectos", incluso por tenerlos. Millones de hombres y mujeres hemos ido descubriendo las realidades de nuestros padres, muy superiores -si en bien si en mal- a lo que imaginábamos, y hemos pasado a amarles tal y como son, o fueron; verdadera manera de amar.»

«Nuestro amor ya consolidado hacia la pareja hombre-mujer de nuestros padres es muy importante —porque no se les idealiza con ilusiones que terminan reclamándose como verdad. Idealizar no es amar; es amar sólo-lo-que-a-mí-me-gusta, ya muy mal principio para casi todo. Por lo que idealizar a los padres se vuelve en una forma de egolatría. Por eso yo creo que la primera gimnasia del amor y la primera protección contra los problemas de personalidad es aprender a "descubrir" el amor de, y a, nuestros padres.»

«Generalmente la perturbación desviadora de la atracción sexual se produce desde la relación de los padres entre ellos, y muy poco, es mi opinión, por defectos o errores en el trato al hijo. Si hay casos en que el daño se recibe por el desprecio hacia el hijo de un progenitor, yo creo que es más frecuente el de la toma de partido del hijo a favor de uno de los cónyuges en conflicto. Ese conflicto entre los progenitores es lo que incita en el hijo espectador (y víctima potencial) un deseo de redención inconsciente de aquél que él juzga más noble. La injusticia contemplada, imaginada o malinterpretada, produce en el hijo una herida interna por la que, sin confesárselo, estaría dispuesto a "sacrificar" la definición de su propio género.»

«Diferenciemos también que esta presión en la psique de un niño o muchacho no proviene de disgustos o peleas entre sus padres pues, como es sabido, si entre ellos hay amor éste finalmente predomina; los padres que se quieren transmiten un fondo de mutuo entendimiento que a los ojos del hijo ilumina al sexo opuesto. El problema surge, o puede llegar, cuando aun sin riñas, o con trato de exquisita educación, el hijo ve que sus padres no se quieren.»

(…)

Los intensos y no ejemplares amores de la homosexualidad.

«El narcisismo no es solamente contemplarse en el agua de un estanque y extasiarse hasta morir antes que apartarse del propio reflejo. Hay otros narcisismos perniciosos, tales que la arrogancia de una fingida nobleza, el endiosamiento del triunfador nuevo rico, o la vanidad del líder halagado por sus seguidores... pero que no llevan a la homosexualidad. Son espejos zalameros amenazantes de hedonismo y de exaltación "del Yo". En mi opinión, esta exaltación del "yo" es el iceberg oculto de la homosexualidad. El mito griego no dice que el despreciativo muchacho llegara a la homosexualidad activa; tampoco que se convirtiera en narciso porque en el fondo era homosexual. Sólo apunta que por idolatrarse podría llegar a serlo. »

«Lo perturbador fue que por aquel reflejo el muchacho se volcó en sí mismo, se enamoró de sí mismo, se en-si-mismó, es decir, se “in-virtió”, se hizo invertido en sí. La homosexualidad anida muy corrientemente en un alma desorientada que anda por la vida con andamiajes de autoafirmación anclados en un "otro" que es igual a él.»

«Si se examina, la pareja homosexual no existe como una unidad sino como unión de dos individualidades que hacen del amor de pareja un amar solamente al que es igual: homo-sexual. Diciéndolo de otra manera, las parejas homo no son unidades formadas por dos complementariedades que se ofrecen en su diferenciación sino la unión de dos individualidades que se necesitan por sufrir ambos un mismo problema... sexual, psicológico y social.»

«De la relación de las parejas homo-sexuales surgen proyecciones del subconsciente: papel de mujer, ropa interior femenina, actitud pasiva, etc.; o papel de hombre e iconos machistas, músculos, ídolos, etc. Necesariamente el amor heterosexual funda "unidades" y la desviación homosexual forma sólo "parejas"; que las parejas heterosexuales se llaman "medias naranjas", con cuya unión se completan, y las homosexuales se reconocen "almas gemelas", es decir, "homo-logables entre sí". (…)»

«Desde un enfoque psíquico deberían ser llamados ego-sexuales porque se vuelcan en sí mismos a través de la exacerbación y dependencia de una lujuria patológica: su imagen, su placer, sus entornos. Lo cual corona conn la eliminación definitiva del sexo contrario. Justo por eso, porque el sexo contrario no es “yo” mismo. .



Si en el amor de matrimonio la individualidad de cada cónyuge permanece diferente, y esto más se afirma según pasan los años y se avanza en la renuncia en favor del proyecto familiar, en los homosexuales la individualidad exige homologarse constantemente con "ese-otro-que-es-como-yo". Así su experiencia sexual es dominante, tiránica y en singular, y lo que parece amor es mucho más una búsqueda de sí mismo en el reflejo homólogo de su pareja. Sus amores más intensos surgen del placer que sienten por sí mismos, no trascendentes. Una egolatría que se duplica, se potencia, por la semejanza... No sólo morfológica sino ontológica.»

«El homosexual toma la infidelidad de su pareja como el desprecio a su propia identidad. Algo que no puede soportar, que le pierde, le desespera, le empuja a la venganza hasta dar muerte al traidor. Diferente a los amores heterosexuales donde lo normal es que el rechazado no deje de amar a quien quiso, puesto que no se quiso a sí mismo sino que fue emisor de amor hacia lo distinto o polo opuesto. Así vemos que al contrario que el enamorado hetero, el homosexual cometerá el homicidio más sanguinario —cuarenta puñaladas, amputación de miembros, etc.— de aquél de quien no soporta la humillación de su repudio.»

«La literatura universal nos muestra que para el heterosexual la pérdida del bien que representa la amada (o el amado) se ilustra en los suicidios de Romeo y Julieta, en oposición al amor a sí mismo de los celos de Otelo (el capitán envanecido) que mata a Desdémona. Incluso la envidia asfixiante, asesina, de Yago es una pasión escondida hacia su señor. Véase así en los celos heterosexuales exagerados, enfermizos, que muchas basados en la reprimida tendencia hacia las perversiones sexuales que imaginan que el otro, o la otra, realiza en su adulterio.»

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«En consecuencia, no es sólo el razonamiento del catecismo lo que nos impide a los católicos aceptar la homosexualidad. Es que en sí misma evidencia formas de egoísmo que alejan del seno de Cristo, Señor de la Iglesia, cuya enseñanza se resume en alcanzar la vida eterna negándonos a nosotros mismos por amor al reino de Dios. Y en amar al prójimo por amor a Dios. Cristo nos señala el camino de salvación precisamente en los antípodas del narcisismo homosexual: saliendo de nosotros hacia los demás, dándonos. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por mi evangelio, la salvará. (Mc 8, 35)»

(…)

«Ahora que el progresismo nos propone una pastoral para homosexuales con el objetivo, claro como el agua, de que tarde o temprano se llegue a su admisión de derecho en la Iglesia, deberíamos saber sobre la homosexualidad algo más que chistes, siempre horrendos y sin caridad. Yo tuve amistad de alguno de ellos, personas con dotes de honradez y nobleza. Les guardo gran recuerdo aun cuando no sepa de ellos. Excepto de uno que se pegó un tiro. No obstante, las virtudes sociales o personales que pueda enfrentar en su problema como trágica y permanente dicotomía.

«La estadística no es consuelo»

«Nadie en su sano juicio tomará por evangélico que este desorden mental y físico, destructor de la persona humana diseñada por el Creador, sea admisible en la Iglesia sólo por el argumento de que sus cifras se asemejen a las del mundo. Decir que sus índices son los mismos que se registran en la vida seglar es ya una confesión de desidia y, consecuentemente, de permisividad. Porque la Iglesia es santificadora del mundo y no un apéndice que se califica frente a las estadísticas del mundo. ¿Cómo puede satisfacer a ninguna jerarquía que los casos internos de homosexualidad y pederastia hayan alcanzado niveles similares a los del resto de la sociedad? Pues vaya un fracaso. ¡Vaya fruto de un Concilio... llamado pastoral!

Y no digamos de la hipocresía de los que dicen: "En la Iglesia no rechazamos al que es homosexual sino al que practica la homosexualidad". Qué ingenuidad. Algo parecido a un Banco que dijera: "Admitiremos a todo cleptómano que nos pida empleo... en la confianza de que no se le ocurrirá desvalijarnos."

«Los “evangelios homosexuales” según el marxismo progresista»

«Los teólogos - ¿homosexuales?- del progresismo no sólo apoyan la homosexualidad sino que hasta se atreven a exigir que la Iglesia canonice este mal esgrimiendo, en audaz exégesis, que los Evangelios admiten la homosexualidad. Cosa que merece comentario puntual.»

«Los eunucos de nacimiento.» (Mt 19, 12) .-
En San Mateo se recoge: Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno... Pero de ello no se deduce que sea referencia de homosexualidad. Tratándose de eunucos sería más propio hablar de esterilidad que, además, parece lo más ajustado al celibato que se quiere defender. (Y, por cierto, ¿por qué se ha de suponer que a los eunucos no les gustan las mujeres...?) Lo mejor es limitarse a lo escrito y esto es que Jesús premia al que sin serlo se hace eunuco por amor al reino de los cielos. Jesús eligió a éste y no al eunuco de nacimiento, por inocente que fuera.»

«Un joven seguidor de Jesús escapó desnudo.» (Mc 14, 51).-
Los soldados en el huerto quieren prender a un joven que logra escapar gracias a que iba desnudo debajo de su túnica. Se quedaron con la túnica en las manos. Se supone que era San Marcos, muy probablemente hijo de los dueños del huerto. Lo que hace suponer que quisieran prenderle para implicar a su familia. De este episodio los progresistas deducen que aquel joven era homosexual. Sin embargo, el evangelista sólo nos relata algo muy común entre los habitantes de aquel tiempo en aquellas tierras, ir desnudos debajo de un simple cobertor. Recuerdo a un amigo, judío, que vivió dos años en Israel y participó en la Guerra de los Seis Días. De entre las anécdotas que acumuló contaba que en el puerto de Haifa los turistas tiraban al agua monedas de medio dólar para que los muchachos que merodeaban por el muelle se quitasen la ropa y se arrojasen desnudos al agua, o con sólo el calzón. También en muchos pueblos se entiende que 'se está desnudo' por ir en paños menores, herencia de los antiguos romanos que cuando sentían pudor tapaban sus genitales con unos paños como los que a Jesús se le recuerdan en la cruz… Y esto lo entendían como “estar desnudos”. Además, todavía hoy, pescadores de algunos lugares de Grecia y de Turquía faenan semi-desnudos. (Pedro se tiró desnudo al agua para encontrarse con Jesús resucitado.) Y completamente "desnudos” van, todavía hoy, muchos escoceses debajo de su kilt tradicional. No por eso, desde luego, escoceses o pescadores han de ser tomados por homosexuales.»

«Los Apóstoles y los cristianos se besaban con un beso de amor.» (Mt 26, 49; Lc 7, 45; 1 Co 16, 20; 2 Co 13, 12; 1 Tes 5, 26; 1 Pe 5, 14).-.-
Que San Pedro en su primera carta salude a sus discípulos con el beso de amor no tiene otro sentido que el de fraternidad. Además, es sabido que entre judíos, árabes y otros pueblos de Oriente, incluida Rusia, los hombres se besan en signo de amistad; los amigos se toman de la mano para andar... Hace unos años el Presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, visitó España y todos vimos las fotografías de su encuentro con nuestro Presidente Adolfo Suárez dándose un beso en los labios

«Juan era el joven discípulo al que Jesús amaba». (Jn 21, 20).- Los traductores que interpretan la idea real y no la mera literalidad prefieren decir: "El discípulo preferido". Por otra parte poco de raro hay en que un maestro o líder tenga un discípulo predilecto por la completa adhesión a sus enseñanzas, por su pureza de intenciones, por la evidencia de su aprendizaje... Más aún si le conoce desde bebé y si, posiblemente, lo meciera en sus brazos. Siendo San Juan el más sublime y el más teológico de los evangelistas, para los enemigos del cristianismo sería gran avance descalificarle y eliminarle.
En nuestros días la homosexualidad se ha extendido tanto que, por desgracia, en muchos países un padre no puede besar o abrazar en público a su hijo desde que cumple catorce años; el vestuario y las duchas de un gimnasio son sospechosos porque sí, y lo mismo el compañerismo entre soldados o deportistas. Aberración abominable parece que de toda muestra de amistad entre hombres haya de recelarse homosexualidad.»

«Reclinó (San Juan) la cabeza en el pecho del Señor.» (Jn 13, 25).-
Y seguimos con San Juan. Sabemos que la fidelidad al texto original no siempre se ajusta al hecho relatado pues, como ya dije y repito, las traducciones literales muchas veces sugieren cosas que realmente no sucedieron como se leen porque se desertó de su interpretación en el tiempo histórico. Para este enunciado tenemos, además, la influencia artística de la Cena de Leonardo en la que más quiso representar la institución de la Eucaristía que la historicidad ambiental. El pintor parte de la idea de mesa, y nos coloca a Jesús sentado con los Apóstoles a la usanza renacentista y no a la manera oriental genuina. Así, reclinar la cabeza sobre el pecho de Jesús lo entenderíamos mejor comparando varias versiones como la de: [...] estaba reclinado a su derecha. La versión más aceptada señala a San Juan recostado cerca del pecho de Jesús.

Si nos ceñimos al dato histórico, como es obligado, repararemos en que los comensales estaban reclinados al modo usual de entonces, en Roma sobre divanes (triclinium) o, en Oriente, sobre almohadones. Precisamente por estas posturas los pueblos orientales aceptaban -y aceptan- el desahogo del eructo. Los estudios más serios y reconocidos demuestran que [...] Juan estaba a la derecha o delante de Jesús [2] (de manera que) apoyándose sobre el codo izquierdo tenía el rostro vuelto al Maestro.[3] Y la versión de los profesores Nacar y Colunga interpreta más claramente que (el discípulo) estaba recostado ante el pecho de Jesús...».

«El lobby»


«En todo caso, y por más que los homosexuales y sus “teólogos” hagan elucubraciones fantásticas, los discípulos de Jesús nada tenían que ver con la homosexualidad. Frente a esta venal propuesta es categórico el texto de las Epístolas, el relato de los Hechos y la Tradición apostólica —San Pedro, San Juan, San Judas, Santiago y no digamos San Pablo— pues todos condenan de forma rotunda e indudable lo que los Padres Apostólicos coincidieron en llamar vicio contranatura.[4] Del Apóstol tenemos esta advertencia de actualidad redoblada: No os forjéis ilusiones. Ni fornicaros, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni sodomitas, ni borrachos, ni ultrajadores, ni salteadores heredarán el reino de Dios. Una advertencia terrible, ¿despiadada?, que se apresura a dulcificar: Y eso erais algunos; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. (1 Co 6, 9)»

«No hay posibilidad de casar la vejación del hombre creado por Dios con el Evangelio de Jesús que nos enseña a sobrenaturalizar todo nuestro soporte material. Esta es la gran tarea que justifica a la Iglesia en el mundo. Sobrenaturalizarnos no significa abandonar nuestra naturaleza sino, todo lo contrario, ligarla con su origen y enaltecerla en su hermosa verdad. Ni mucho menos esquivar el mandato de que dominemos la tierra aceptando toda su consecuencia científica, filosófica y tecnológica. Mas, se mire como se mire, la Iglesia, tal y como desde su nacimiento supo justificarse, no está para avalar conductas por usuales o establecidas que se presenten sino para enseñarnos a conducirnos según los deseos de Dios expresados en los Evangelios… »

Las asociaciones gay y de lesbianas se quieren imponer diciendo que es de lo más normal... desviar de su fin natural el mecanismo procreador. (¡) Por esto quizá el bibliófilo André Gide, premio Nobel de Literatura (¡?), defendió la homosexualidad y llenó su obra, cómo no, de títulos cristianos (La puerta estrecha, Si el grano no muere, Las cuevas del Vaticano, El regreso del hijo pródigo, etc.) En un estudio titulado Corydon, le regaló a la homosexualidad estos argumentos: "La práctica homosexual no es un vicio sino una conducta natural", porque en las calles de París vio a los perros seguir sus instintos (¡Oh, la ciencia!); "No es un desequilibrio psíquico ni una enfermedad sino sólo un disturbio hormonal"; "No es amoral y, por lo tanto, los homosexuales deben tener los mismos derechos que los heterosexuales: casarse, adoptar niños..." ¡Pobre Gide! Una sola manifestación pública del Orgullo Gay le descalifica terminantemente.»

«Sumémoslo a que al lobby homosexual le conviene la excitación del erotismo en toda la sociedad por lo que, al amparo de la libertad, nuestra sociedad antes cristiana acepta su embrutecimiento con la divulgación – en la Televisión estatal, en cine, radio y prensa - de técnicas "eróticas" degradantes. Porque no sólo atentan contra la santidad del matrimonio, sacramento en los contrayentes católicos, sino contra la dignidad de cualquier ser humano. Recordemos que cuando los romanos decían de los cristianos: "Miradles cómo se aman", no señalaban sólo una fraternidad sino que confirmaban un más elevado modo de amarse hombres y mujeres, en contraste con, por ejemplo, corintios y pompeyanos.» (Y no olvidemos que los ejércitos griegos sodomizaban a los vencidos para anularles la rebeldía.)

«En la Roma heroica el sexo oral, propio de la homosexualidad, era socialmente intolerable. Y San Pablo exhortaba: Tened entre vosotros en gran honor el matrimonio y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. (Heb 13, 4) Pero es tan machacona la insistencia de los mass-media, muchos de ellos sometidos al lobby gay, que parece que a los homosexuales hemos de considerarlos seres superiores, sensibles, artistas —"exquisitos" se llaman— dignos de admiración y hasta de envidia. Portadas de semanarios, televisión basura, columnas de opinión... suelen alabarnos a determinados hombres y mujeres actores, escritores, modistos o políticos reconocidos públicamente como homosexuales. Muchas veces aportando más méritos de primera plana por ser homosexuales que por el ejercicio de su profesión... »

«La homosexualidad es una calamidad tan letal para la sociedad, y al mismo tiempo tan humillante y penosa para quienes la sufren, que debería enfrentarse con aquel rigor que merecieron las pestes de la Edad Media. Aparte de que, evidentemente, ser homosexual no paga; es una desgracia para el mismo sujeto. Burla cruel es que estos desdichados se apliquen el término inglés gay que significa "alegre" porque, aun buscadas como refugio de una soledad, o justificadas en un origen no culpable, lo irrefutable es que las prácticas homosexuales son en sí mismas ruinosas para la vida, de lo que es prueba su índice de suicidios.»

(...)

«Es difícil sustraerse a la realidad de que en la homosexualidad, con sus variantes de pederastia y sodomía proselitista, subyacen otras patologías tales como el bestialismo o la coprofilia, por ejemplo. [5] Por eso la homosexualidad, como el vampirismo o la drogadicción, es tratada en clínicas especializadas... Reveladores son los informes de la policía sobre la existencia de ritos homosexuales en casi la mitad de las sectas satánicas. [6] De ellas hay clasificadas en el mundo más de cuatro mil, de las que cerca de mil ochocientas practican la homosexualidad; en no pocos casos incluyendo burlas y sacrilegios contra el Santo Sacrificio de la Misa, su liturgia y sus símbolos, especialmente hacia el rito tridentino. Gran argumento en su defensa.»

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«Es por todo lo dicho que no se puede seguir a los marxistas progresistas en su farisaico humanitarismo hacia los homosexuales. ¿Quién puede proponer comprensiones "cristianas" hacia lo que es externa e intrínsecamente malo? Ninguna empresa aceptaría a quien es ludópata o padece de tuberculosis. ¿Por qué el mandamiento de no juzgar que, obviamente, corresponde a Dios, ha de implicar que estas inclinaciones se toleren dentro de la Iglesia? ¿Cruzaríamos la calle "sin juzgar" que nos puede atropellar el camión que se acerca? ¿Es que somos tontos? Siempre se entendió que la caridad con el pecador no puede disminuir el aborrecimiento al pecado.

No sé por qué imagino que la misericordia hacia los homosexuales contenga componentes financieros en los que el Vaticano vea promesa de solución a su crisis económica, por ejemplo, en el Instituto para las Obras de Religión, IOR. El lobby gay es muy rico y con tentáculos de poder en muchos ámbitos internacionales.»

(...)

Hoy en la Iglesia este asunto se ha desbordado con el "Sínodo sobre la familia" y, muchísimo antes, desde que las vocaciones sacerdotales bajaron a grados de extinción. No puedo dejar de execrar con todo énfasis como, ante la crisis de los seminarios, hubo pastores que captaban" vocaciones (?) ridiculizando a la mujer o minusvalorando el matrimonio. («Si no puedes encontrar una mujer como la Virgen, o un hombre como San José, lo mejor es que no te cases»; «El matrimonio es para la clase de tropa»; «A esa chica tan mona imagínatela en el retrete, o excusado…»)

«Hemos oído a algún obispos disentir de la doctrina tradicional de la Iglesia en cuestiones tan graves como el reconocimiento de las parejas homosexuales, o sobre la bendición de las parejas de homosexuales. (Qué raro, ¿verdad?, que a esos tales sacerdotes y obispos, cuyo número se multiplica, no se les suspenda "a divinis". ¿Sólo se reserva para los tradicionalistas?) Nadie comprende cómo se puede desviar el Magisterio acerca de este mal con el argumento de que hay que ser misericordiosos. ¡Qué vil e hipócrita instrumentación para adjetivo tan excelso! ¿Y por qué no serlo antes con la Iglesia...? ¿No merecemos defensa y "misericordia"...? En contraste con esta moda de ser estúpidos por decreto San Juan Crisóstomo, en su Homilía IV sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos, argumentaba de forma admirable y terminante sobre este asunto.»

«Dios, que se hizo igual a nosotros en todo menos en el pecado, es el único que conoce conciencias y valora circunstancias. Él sabe el qué de cada cual. Pero nosotros, aquí, mientras somos sus peregrinos, por observación desapasionada sabemos que la homosexualidad y la destrucción de la familia cristiana son caminos que nos llevan a la repetición de los más terribles castigos bíblicos. Por eso hemos de subrayar y señalar que la publicidad, directa o sublimimal, la oficial y la privada, desatada en apoyo de la homosexualidad descubre un proyecto de destrucción de la conciencia colectiva cristiana que arrastra inexorablemente a la aniquilación de su civilización.»

(…)


Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rom 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (CDF, decl. Persona humana 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. (CATECISMO, cf 2357) «Un número apreciable de hombres y mujeres presenta tendencias homosexuales profundamente radicadas. Esta inclinación es objetivamente desordenada... (Ibid 2358)

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[1] PHILIP LERSCH, La estructura de la personalidad.
[2] JOSÉ MARÍA BOVER, Santa Biblia, nota al texto Jn 13, 23
[3] STRAUBINGER, La Santa Biblia, nota a Jn 13, 23-24
[4] San Pablo, en Rom 1, 24 - 27; San Judas en 0, 7.
[5] Existe un estudio realizado en los EE.UU., por el CENTER FOR DISEASE CONTROL, con datos escalofriantes respecto a la realidad de las prácticas homosexuales. (Internet: www.prefvalencia.org)
[6] Sólo en España: Hijos de Satán, Amantes de Belcebú, Theleitas New Age, El Macho Cabrío, Death Metal, Caballeros del fuego, Amigos de Lucifer, Ocinatas Otluc, Hijos de Egon, Hijos del Diablo, Hijos de Lucifer, Toro-Vaca, La Gomera, Los hijos de Adonais, Grupo Astarot, Tarotistas Natur, La Culebra Negra, Espíritu del Gran Águila, Hermanos de Changó, Bambini de Satanás, La Iglesia de Satán, Satán azul, Pirámide de Seth, Adoradores de Seth, Hijas de las Tinieblas, Las hermanas del halo de Belcebú, Hijas de Isis, Sáficas luciferinas, Sufragistas de Lesbos.


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