¿Religiosidad popular de otra época o fe que se hace cultura en la nuestra?

"Ver a Jesús"
"Ver a Jesús"

se apostó demasiado a la "religiosidad o piedad popular" de otra época y poco al diálogo fe-razón en las últimas décadas

de la mano del clericalismo paternalista e infantilizador, se menoscabó la capacidad del "rebaño" para desarrollar un pensamiento cristiano que se hiciera cultura. Ha sido más fácil repetir y repetir lo mismo... Un proyecto absolutamente cómplice con un adormecimiento frente a las injusticias sociales dominantes

Las instituciones educativas católicas, que nacieron siendo verdaderos laboratorios del diálogo entre fe y cultura, especialmente en el mundo de los pobres, hoy no siempre hacen un ejercicio de este diálogo ni buscan sinodalmente unas renovadas razones para vivir la fe en el mundo actual

instituciones abrumadas y perplejas por una población formateada por la cultura dominante en la cual han perdido casi completamente capacidad de incidir desde la Fe... cerrándose... como si ser cristianos hoy fuera solo “resistir” en seguir siendo esos católicos “de toda la vida”.

se desaprovecha sistemáticamente a personas que experimentan profundos procesos de fe, como los sacerdotes casados...¡que son una cuarta parte del clero!, tienen una fuerte fe que ha desafiado formalidades disciplinares, para vivir desde la fe, el amor matrimonial, familiar, del trabajo, etc

Sabrán de qué están hablando cuando hablan de la fe y no tendrán necesidad de infantilizar al rebaño con religiosidades populares de otra época y que hoy ya dicen muy poco.

Estoy releyendo el libro de Ricciardi (La Iglesia que arde) donde percibe una posible extinción de esta forma de cristianismo “a la europea”, que estamos viviendo. Esperaba poder escribir algo sobre el tema que abarca tantas cosas. Pero el artículo de RD sobre ¿Los argentinos son cada vez menos religiosos?, me ha disparado en esta tarde. Veo que la sustancia del artículo no tiene que ver solo con un país, sino con muchos países occidentales y una forma decadente de vivir el cristianismo.

Creo que se apostó demasiado a la "religiosidad o piedad popular" de otra época y poco al diálogo fe-razón en las últimas décadas en que el mundo ha cambiado tanto. Es un cristianismo que se parece a esas series interminables, donde después de desarrollar en los primeros capítulos un argumento interesante, se estiran y estiran hasta cansar.

Así, de la mano del clericalismo paternalista e infantilizador, se menoscabó la capacidad del "rebaño" para desarrollar un pensamiento cristiano que se hiciera cultura. Ha sido más fácil repetir y repetir lo mismo que ponerse a discernir. Ha sido un proyecto absolutamente cómplice con un adormecimiento frente a las injusticias sociales dominantes. Pocas veces se alienta la labor del laico para ser levadura en el mundo y se cree que un buen cristiano es el de sacristía, que le hace la pelota al cura de turno.

el silencio de la gente

Voy a desarrollar esta problemática brevemente, tan solo refiriéndome a dos de los ambientes en los cuales he vivido. En primer lugar, las instituciones educativas católicas, que nacieron siendo verdaderos laboratorios del diálogo entre fe y cultura, especialmente en el mundo de los pobres, no siempre hacen un ejercicio de este diálogo ni buscan sinodalmente unas renovadas razones para vivir la fe en el mundo actual.

Tampoco son generadoras de una comunión donde tal experiencia pueda hacerse carne, ya que el cristianismo no es una hermosa teoría, sino una vida nueva que se comparte a lo largo de las pequeñas historias y de la gran Historia de Salvación. Sentirse pueblo, un pueblo que vive, que siente, que se preocupa por buscar el Reino de Dios y su Justicia, que está atento tanto al Evangelio como al periódico del día, que discierne la verdad en el aquí y ahora y puede denunciar las fake news del mundo...y de la iglesia!.

En la mayoría de los casos, tales instituciones están abrumadas y perplejas por una población formateada por la cultura dominante en la cual han perdido casi completamente capacidad de incidir desde la Fe. Ante esto, suelen cerrarse más y repetir esquemas del pasado, como si ciertas formas culturales de religiosidad o piedad popular, forjadas en otro momento de la historia fuera el único camino, como si ser cristianos hoy fuera solo “resistir” en seguir siendo esos católicos “de toda la vida”.

No veo nada malo en las devociones a la virgencita o las romerías de los grupetes y cofradías. Pero suelen estar totalmente desvinculados de un crecimiento en el conocimiento de las enseñanzas del Evangelio y la Iglesia. La fe te tiene que ayudar a crecer en todos los aspectos, no dejarte solo repitiendo mecánicamente actos de piedad.

Los papas y obispos han llenado bibliotecas enteras de excelentes documentos, pero son letra muerta desconocida para la mayoría de los cristianos, que no los analizan, sobre los cuales no reflexionan para buscar criterios cristianos en el mundo. Baste mencionar el desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, tan abundante en conceptos fundamentales para posicionarse racionalmente en la vida. No la conocen ni los curas, que fieles a creerse que lo saben todo, no ahondan ni se dejan enseñar por el magisterio vivo de la Iglesia, en continuo movimiento y crecimiento.

El obispo Jerónimo Podestá y su esposa Clelia Luro, un matrimonio que nunca renunció a ejercer el sacerdocio. Cuando Clelia quedó viuda y muy enferma, el entonces cardenal Bergoglio la llamaba por teléfono todos los domingos, incluso cuando fue elegido Papa. Esto lo hacía como solidaridad a su hermano en el episcopado, a quien valoraba por sus profundas convicciones cristianas.

Jerónimo_Podestá_y_Clelia_Luro_-_Panorama1969

También se desaprovecha sistemáticamente a personas que experimentan profundos procesos de fe, como son entre otros, los sacerdotes casados. Muchos de ellos (¡que son una cuarta parte del clero!), tienen una fuerte fe que ha desafiado formalidades disciplinares, para vivir desde la fe, el amor matrimonial, familiar, del trabajo, etc. No se han quedado dentro del privilegiado mundo clerical para subsistir o vivir dobles vidas, como lo hace un número considerable.

¿Cómo puede una institución decir que los “gozos y esperanzas del mundo son los suyos” (Gaudium et Spes) cuando su elite gobernante no ha experimentado cotidianamente -por sistema- estas realidades esenciales de la vida? Sin anular lo que ya hay, habría que buscar en los curas casados esa experiencia de puente entre la fe y el mundo, porque han estado en los dos mundos. Solo se puede ser puente, según la teología de la Encarnación, si se une ambas orillas.

¿Qué esperan para reintegrarlos a aquellos que aman la Iglesia, en instituciones formales de la misma, acordes a su modus vivendi (no para “competir” con los párrocos célibes), en vez de ser secretamente vapuleados y descartados por resistirse a la “disciplina del celibato obligatorio” inventada por clérigos y que es considerada en la práctica como algo superior a aquella realidad que quiere “disciplinar”? Lamentablemente, el celibato obligatorio, rémora de períodos maniqueos, es defendido como algo más importante que el mismo sacramento del Orden Sagrado, restando a la Iglesia un don tan importante, por lo menos en el culto romano.

Quienes han experimentado qué es ganarse el pan de verdad, educar hijos adolescentes, renovar el amor matrimonial cada día porque compartes de verdad la vida con esa persona, pueden aportar un cambio relevante en la religiosidad de la sociedad. Sabrán de qué están hablando cuando hablan de la fe y no tendrán necesidad de infantilizar al rebaño con religiosidades populares de otra época y que hoy dicen ya muy poco. Alguien que está en el mundo sin ser del mundo, no tendrá cara para estafar a la gente sencilla con prácticas piadosas esclerotizantes, pergeñadas para domesticar en vez de hacer crecer.

Guillermo Jesús

Poliedroyperiferia@gmail.com

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