BREVE ANÁLISIS DE LA CRISIS ÉTICA EN LA POLÍTICA Y RETOS
Se asume la guerra como camino para la paz. Esto es un gran error desde la ética. La paz no se construye con armas sino con el diálogo, que es la única vía para la resolución de conflictos. La Unión Europea, junto con Estados Unidos, nos está llevando a una polarización y degradación de valores humanos.
Esta realidad nos plante una serie de retos a todos los ciudadanos y ciudadanas que soñamos en otro mundo más humano.
| Fernando Bermúdez
Vivimos en un mundo cada vez más convulsivo. Percibo que estamos envueltos en una profunda crisis de humanidad de carácter multidimensional que afecta no solamente a la política, sino que abarca a toda la realidad humana. Están en crisis las mismas estructuras de la sociedad, la democracia y su sistema cultural.
Esta crisis tiene causas profundas y muy variadas. Siendo las más sobresalientes la falta de conciencia crítica en las bases y la degradación de valores humanos que el sistema capitalista ultraneoliberal está generando.
Estamos inmersos en una crisis ética, en una desertización del espíritu humano, que alcanza a toda la sociedad y de una manera particular a la política. Esta crisis se ha extendido como una oscura nube por todo el planeta. Un fantasma recorre el mundo. La ideología trumpista, populista, ultra-extremista y negacionista, está incidiendo en ello. Se abren caminos hacia un darwinismo social. El bombardeo de noticias negativas en los medios de información y redes sociales, está creando un ambiente angustioso en mucha gente.
Aparecen por diversos lugares del planeta movimientos supremacistas, racistas, xenófobos, aporofóbicos, machistas y ultranacionalistas e incluso violentos, que utilizan la mentira para alcanzar el poder político. Lo vimos en Estados Unidos con Trump y en Brasil con Bolsonaro y ahora amenaza en Argentina. Asimismo, en Europa va creciendo esta corriente, en Italia, Hungría, Polonia, Ucrania…. Estos nubarrones también se están haciendo presentes en España.
Es triste que el pobre, el simple trabajador, sea absorbido por esta marea. Paulo Freire decía que “El sistema no teme al pobre que tiene hambre sino al pobre que no sabe pensar”. No hay peor enfermedad que la ignorancia y la falta de conciencia crítica. Esta realidad golpea la esperanza de encauzar nuestra vida hacia espacios y horizontes de liberación integral. Cuando se pierde la esperanza la gente vota sin conciencia a sus mismos opresores y explotadores, decía Franz Hinkelammert.
De ahí que la palabra “política” esté cada vez más desprestigiada. Se la entiende solo como lógica de partido. En la actualidad sufre una alarmante falta de credibilidad por parte de la población. La razón es, precisamente, la carencia de ética reflejada, concretamente en España, en los múltiples y escandalosos casos corrupción de altas personalidades de la vida pública, en la falta de respeto al diferente, en la intolerancia, en los insultos y estigmatización de los adversarios para descalificarlos, en las luchas de poder, en la injusta distribución de la riqueza, en la tendencia a las privatizaciones de los servicios públicos, en los continuos desahucios, en la carencia de sensibilidad frente al sufrimiento de los pobres, en el rechazo a los migrantes y refugiados, en la indiferencia cuando estos mueren n los desiertos o ahogados en el mar tratando de llegar a Europa y en el persistente olvido de los derechos humanos, sociales, económicos y ambientales.
En la política internacional impera la ley del más fuerte, se viola el derecho internacional y el más elemental sentido de humanidad. Ahí tenemos, como prueba de ello, la guerra de Ucrania y los conflictos palestino-israelí, Afganistán, Irak, Libia, Siria, Etiopía, Somalia, Sudán, etc. Se impone la guerra como medio de solución de conflictos, desconociendo el sentido de la razón y del diálogo. Aumenta la desigualdad y el hambre en los países del Sur Global, se agudiza las consecuencias del cambio climático, así como los fenómenos migratorios. Hay un incremento escandaloso de la producción armamentista, con el riesgo de un conflicto nuclear.
La invasión de Ucrania por Rusia, que es una violación del derecho internacional y un acto criminal contra la población civil, se podía haber evitado si la OTAN no hubiera rodeado a Rusia con misiles tal como se acordó en 1991 con Gorbachov al suprimir el Pacto de Varsovia.
Al desaparecer la Unión Soviética, Estados Unidos se erige como la única superpotencia global, pretendiendo construir un “mundo unipolar” que lleve las riendas del mundo. Instaura con fuerza el modelo socio-económico de la globalización neoliberal. Amplió su zona de influencia, tratando de integrar en esta globalización a todas la Repúblicas de la antigua URSS e instalando misiles y ampliando la OTAN hasta las mismas fronteras de Rusia.
Ante esta crítica situación la Unión Europea no supo o no quiso mediar. Le faltó capacidad y voluntad política para favorecer el diálogo en el conflicto. Todos los países europeos ahora están enviando armamento a Ucrania. Se asume la guerra como camino para la paz. Esto es un gran error desde el punto de vista ético. La paz no se construye con armas sino con el diálogo, que es la única vía para la resolución de conflictos.
Ante la escalada armamentista, el Papa Francisco dijo: “Me avergüenzo de los Estados que incrementan el gasto militar al 2%. La verdadera respuesta no está en más armas, sino en una actitud diferente de gestionar un mundo globalizado. El único camino para la resolución de conflictos es el diálogo y la negociación diplomática”. Es lamentable que en el mundo se destine 200 veces más dinero para armas que para inversiones sociales.
Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que dejó una Europa destrozada con casi 60 millones de muertos y un mundo herido mortalmente, se funda la ONU. Representantes de 50 países se reunieron en San Francisco y fundaron la organización Internacional de Naciones Unidas con el objetivo de que nunca más se recurriera a la guerra para resolver los conflictos. La ONU fue una esperanza. Después, en 1948 Naciones Unidas elaboró y aprobó la Declaración Universal de DDHH, que es uno de los grandes logros de la humanidad,
Han pasado más de 78 años de la creación de la ONU, sin embargo, las guerras y las intervenciones militares no han cesado y hoy vivimos el riesgo a de un nuevo conflicto mundial.
Naciones Unidas no tiene la autoridad moral, ni poder para resolver los conflictos que hay en el mundo. Su organización está controlada por el Consejo de Seguridad, en donde cinco grandes países (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) tienen poder de veto. Así no se puede garantizar la paz. La ONU necesita con urgencia una refundación, tal como la propuso en su día Miguel D’Escoto Brockmann, siendo presidente de la asamblea general de Naciones Unidas en 2008. D`Escoto comprobó con gran decepción que esta organización resultaba frustrante e inoperante y que estaba siendo utilizada por las grandes potencias en función de sus intereses.
En el año 2011 D´Escoto publica la Propuesta de Reinvención de la ONU. Casi la totalidad de los países del mundo la aprobaron. Sin embargo, los más poderosos, los cinco que integran el Consejo de Seguridad, la rechazaron. D´Escoto defendía que ningún país, por poderoso que sea, debe mandar en el mundo. Tomó conciencia de que la ONU no tiene capacidad para velar por la paz internacional, ni por el desarrollo de los pueblos, ni por el cuidado del Planeta. D´Escoto murió y ahí quedo su Propuesta en el aire.
RETOS.
Es apremiante realizar una campaña mundial por la refundación de la ONU, que parta de abajo hacia arriba, desde las organizaciones sociales, populares, intelectuales, artísticas, religiosas…, haciendo incidencia política en las instituciones públicas, municipales, regionales, nacionales e internacionales.
El papa Francisco señala la urgencia de una verdadera Autoridad política mundial para que la ONU sea un organismo que promueva el diálogo como medio de resolución de conflictos, vele para que nunca más haya guerras, controle la industria armamentista, prohíba las armas nucleares y promueva el desarrollo de todos los pueblos, y vele por el cuidado del Planeta, nuestra casa común (Laudato si, 175 y Fratelli Tutti,173).
La iniciativa de Refundación de Naciones Unidas se presenta como un rayo de luz y de esperanza. Tal vez no veamos los resultados, pero merece la pena sembrar estas semillas para que un día pueda lograrse un mundo verdaderamente democrático, sin bloques imperiales, multipolar, desprovisto de armas nucleares, justo, fraterno, pacífico y respetuoso de la Naturaleza, la Casa Común.
La ética en la política tiene un objetivo global estratégico: la construcción de una nueva sociedad de justicia y fraternidad, alternativa a la globalización del capitalismo neoliberal que es el principal causante de la pobreza, del cambio climático y de las guerras que campean por el mundo. Este sistema ha desplazado del centro a la persona y a la naturaleza y en su lugar ha colocado al dios dinero.
Necesitamos fortalecer la mística y la utopía, que son la energía del espíritu que nos desafía a caminar en esperanza hacia un nuevo amanecer. Se nos presenta el reto de contribuir, sin afán de protagonismos, a la organización consciente de la ciudadanía, a todos los niveles, asociaciones de vecinos, movimientos feministas, sindicales, LGTBI, ecologistas, pacifistas, antiimperialistas, defensores de derechos humanos, sindicatos, asociaciones de diálogo intercultural e interreligioso, ONGs, plataformas en defensa de los desahuciados, organizaciones solidarias con los pueblos del Sur Global.
Es preciso vivir el compromiso desde el servicio, la entrega, la generosidad y la gratuidad. No buscar protagonismos sino aliviar el sufrimiento humano desde la sencillez, la humildad y las convicciones profundas, sabiendo reconocer los errores, pedir perdón y saber perdonar.
Buscar informaciones, noticias y análisis de la realidad social, económica y política a través de medios alternativos, para desentrañar las mentiras, las manipulaciones y los engaños que nos llegan por los medios oficiales y redes sociales. Un medio alternativo importante son los libros. Ayudan a pensar, analizar y buscar propuestas de cambio. Leer, pensar y actuar es un buen método para caminar y crear una humanidad nueva.
Identificar y señalar los bulos y las noticias falsas. Sobre todo en los whatsapp que fomentan racismo, xenofobia, homofobia, rechazo al pobre, odio, desacreditando a las personas y movimientos sociales comprometidos con los derechos humanos y la justicia social.
Eliminar los “egos” y luchas de poder entre líderes sociales. El mundo nuevo que soñamos comienza por la transformación de la conciencia y del corazón. Empezar en lo personal a vivir ya un estilo de vida que responda al ideal que soñamos y anhelamos para todo el mundo.
No absolutizar los proyectos de los partidos políticos, sean del signo que fueren. Son mediaciones. Lo que importa es la creación de una nueva sociedad donde la justicia social y distributiva caminen de la mano de la libertad, en orden de construcción de la fraternidad humana y con la naturaleza.
Fomentar el diálogo intercultural e interreligioso, el conocimiento mutuo, el respeto a la diversidad cultural y religiosa más allá de dogmas y ritos, unidos en una espiritualidad universal. Y de esta manera, centrarse en el compromiso de trabajar juntos en la consolidación de la paz que nace de la justicia y en la humanización de este mundo (Laudato Si ,201).
Desarrollar la cultura de la paz y del desarme, creando una conciencia antimilitarista y antiarmamentista y que el dinero que se invierte en la industria y el comercio de armas se destine al desarrollo de los pueblos, a la educación, sanidad y demás servicios sociales. No son las bocas de los cañones las que hay que alimentar, sino las de los hambrientos. El armamentismo es una blasfemia contra el Dios de la Vida, que nos ha creado para que vivíamos como hermanos y hermanas.
Rechazar todo tipo de bloques militares imperiales y totalitarios, sean del signo que fuere. Ni OTAN ni ninguno otro.
Sumarnos a la campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, impulsada también por Justicia y Paz. Sensibilizar a la población sobre los riesgos de este tipo de armamento y la necesidad urgente de su abolición. Y exigir al gobierno de España que se adhiera al Tratado sobre Prohibición de Armas Nucleares (TPAN).
Superar los nacionalismos fanáticos. Las fronteras dividen, discriminan, excluyen y hacen que la vida de las personas valga según el lugar donde han nacido. Las fronteras deben ser lugar de encuentro y de acogida. Porque antes de ser ciudadanos de este o aquel país somos ciudadanos del mundo, ciudadanos del universo, ciudadanos del reino de Dios. De ahí el compromiso por desarrollar la conciencia de ciudadanía universal frente a los nacionalismos y supremacismos.
Defender el derecho que todo ser humano tiene a buscar refugio y una vida digna en otro país, tal como está contemplado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Exigir a los gobiernos de la Unión Europea, y concretamente al gobierno español, que abran las puertas a las personas migrantes y refugiadas que huyen de la violencia y del hambre, estableciendo cauces legales y humanitarios para su acogida, protección, promoción e integración, como señala el papa Francisco. Si los gobiernos asumen esta actitud se evitaría que las mafias se aprovechen de los migrantes y refugiados.
Contribuir al desarrollo de la cultura de la solidaridad que tenga como principal objetivo la promoción de la justicia social, para que todos los pueblos -hoy excluidos y marginados- entren en el círculo del desarrollo económico y humano como protagonistas y sujetos responsables de su propia historia. Promover la solidaridad con las organizaciones de derechos humanos y pueblos originarios del Sur global, particularmente de África y América Latina.
Profundizar en la conciencia de que el clamor de los pobres es también el clamor de la Tierra, como señala Francisco en la Laudato Si. De ahí surge el urgente compromiso de abandonar los combustibles fósiles y acelerar la transición a energías limpias y seguras. Asumir en nuestra vida personal y social la justicia climática y el cuidado del Planeta.
Promover el camino del diálogo y de la negociación diplomática como forma de resolución de conflictos personales, sociales, políticos, a nivel nacional e internacional. Nunca la fuerza de las armas. El armamentismo destruye y mata.
Denunciar valientemente, proféticamente, todo abuso de poder y corrupción que se perciba en los gobiernos y personalidades políticas. Intolerancia frente a toda forma de corrupción.
Valorar a las personas mayores frente a una sociedad que concibe a los jubilados y pensionistas como improductivos y, por tanto, como un gasto social insoportable, que hay que reducir.
No dejarse llevar jamás por la desesperanza. La fe en la utopía del reino del Amor revelado por Jesús de Nazaret es una fuerza espiritual para confiar en que la última palabra sobre la historia no la tienen los monstruos de este mundo sino el Dios de la Vida. Tenemos la misión de ser agente de esperanza.
Nuestro paso por la historia es breve. Lo que importa es pasar por ella haciendo el bien, aliviando el sufrimiento de la gente en la medida de nuestras posibilidades y contribuir a un cambio de sistema que humanice este mundo. Los creyentes creemos que el reino de Dios comienza en la historia y es tarea nuestra. No podemos esperar de Dios la solución de problemas que Él nos ha confiado a nosotros solucionar. Contamos con la fuerza del Espíritu para caminar sin desfallecer.
Los cristianos escuchamos la voz de Jesús: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo… Yo he vencido al mundo». Fortalecidos con estas palabras seguimos soñando y luchando por otro mundo alternativo.