LA ESTAMPA DE LA VAQUILLA EN LAS CAMPANADAS DE NOCHEVIEJA
Hay personas y asociaciones "católicas" que ven pecado donde no lo hay y,
sin embargo, donde hay pecado no lo ven.
| Fernando Bermúdez López
Después de leer y escuchar comentarios sobre la estampa con la cara de la vaquilla del Grand Prix presentada por Lalachus durante las campanadas de Nochevieja, no se me ocurre otra cosa que emitir un breve juicio a la luz de la fe cristiana. Un principio ético indiscutible es el respeto sagrado que toda persona y confesión religiosa se merece, sea cristiana, musulmana, judía o de cualquier otra religión. Ahora bien, el respeto no está afectado por simples estampas o imágenes inofensivas de carácter humorístico. Hay asociaciones como Hazte Oir, Abogados Cristianos y otros grupos de extrema derecha que se han escandalizado sobremanera afirmando que la televisión pública española ha atentado contra la identidad religiosa de los españoles, riéndose del Sagrado Corazón de Jesús y que esta actividad fue una burla de los católicos. Están en su derecho de emitir su opinión. Sin embargo, considero que están creando un problema de algo que no lo es.
En verdad, desde hace tiempo estamos viendo estampas o imágenes con caras de cantantes, deportistas, políticos y políticas con coronas de santos e imágenes de Jesús y de María, con resplandores divinos sobre el pecho, y nadie los ha considerado como una falta de respeto. Todo esto me lleva a pensar que aquellos que hoy se escandalizan por esta estampilla de Nochevieja no son motivados por el respeto a Jesucristo sino por una ideología extremista y fanática que irradia odio.
Me impacta poderosamente la hipocresía de algunas personas y asociaciones de la extrema derecha y medios de comunicación que guardan silencio o permanecen indiferentes ante la humanidad sufriente, sobre todo por el genocidio en Gaza y por los más de 10.000 migrantes muertos en el mar en el último año en su intento de llegar a España. Son hombres, mujeres y niños que salieron huyendo de su tierra a causa de las guerras y del hambre, y perecieron ahogados en el mar. Estas personas no son “estampitas” sino imágenes vivientes de Jesucristo, quien dijo: “Tuve hambre y me disteis de comer…, fui forastero, migrante, y me acogisteis”. “Todo lo que hagáis por uno de estos mis hermanos necesitados conmigo lo hacéis”.
Siento que hay mucha hipocresía en ciertos grupos que se autoproclaman “católicos”. Esa actitud me recuerda a la de los fariseos a quienes Jesús censuró llamándolos “Raza de víboras y sepulcros blanqueados que por fuera aparecen justos y limpios, pero por dentro están llenos de corrupción”. El respeto a todo credo religioso comienza con la coherencia, el amor y servicio a los más vulnerables, que son las imágenes reales de Cristo.
Hay personas y asociaciones “católicas” que ven pecado donde no lo hay y, sin embargo, donde hay pecado no lo ven.