Auge y caída del Virreinato del Sur de los Pirineos

Tras dos años de gobierno ultraneoliberal en este país y con los presupuestos generales del Estado sobre la mesa para el tercer año del Virreinato del Sur de los Pirineos, podemos establecer las líneas maestras establecidas por los gobernantes de este, de facto, Virreinato en que se ha convertido España. Líneas maestras que solo persiguen, para cualquiera con dos dedos de frente, destruir la capacidad productiva de la colonia de modo que pase a depender de modo absoluto de su metrópolis, en esta caso una metrópolis ubicua, sita en todos aquellos lugares donde reside el dinero que gestionan los fondos de inversión, los grupos financieros y los capitales internacionales vinculados a las políticas del Marco-Euro. Estos capitales residen principalmente el Alemania y sus satélites, Suiza, Dinamarca, Luxemburgo, pero también se sitúan en Londres y Wall Street.

La construcción del Euro y la zona del tratado de Maastrich puso los pilares para el salvamento de un modelo de capitalismo europeo con base en el Marco alemán. El diseño de la política financiera benefició con toda claridad los intereses de los financieros y empresarios alemanes, necesitados de un espacio vital más amplio para sus exportaciones y asegurarse un ejército en reserva de trabajadores para competir con los poderosos sindicatos alemanes. A principios de los noventa la nueva Alemania reunificada estaba dando signos de fatiga financiera. A la RFA se le había atragantado la RDA y necesitaba ampliar capitales, de ahí surge Maastrich y la propuesta de una moneda única, trasunto europeo del todopoderoso Marco alemán. Los capitales ociosos alemanes corrían riesgo de una deflacción intensa de sus beneficios con lo que había que colocarlos a buen interés en algún sitio y ahí llegó la ocasión para los espabilados financieros españoles. Con la victoria de Aznar vieron la luz de la nueva Arcadia iluminar sus cuentas bancarias. Dos medidas se dieron prisa en adoptar: liberalización del suelo y permisividad hipotecaria. Fue un verdadero boom financiero: los capitales alemanes fluían con avidez hacia España, con rentabilidades de dos dígitos. Con este alivio financiero Alemania prosiguió su época dorada, pero aplicando políticas de ajuste laboral mediante el espantajo del fontanero polaco y el currito español que podrían quitar el empleo a un alemán con demasiados derechos. Los sindicatos firmaron cuanto el chantaje político del gobierno socilademócrata quiso conseguir.


Pasados cinco años, los capitales alemanes ya no tenían donde situar sus enormes beneficios. Portugal, Irlanda, Grecia y las hipotecas basura americanas no daban para más y llegó lo que tenía que llegar. El emperador, el kaiser, estaba desnudo y todos esos capitales eran puro humo especulativo que no tenía base real. Alemania hubo de rescatar a sus bancos por casi el billón de euros del desastre de las hipotecas subprime y apenas tenía liquidez para proseguir con su actividad. Entonces llegó la solución: convertir la zona euro en una gran colonia para salvar a la metrópoli. Grecia, Portugal y después España, empezaron a pagar los platos rotos del modelo capitalista alemán. Impusieron una reforma de la Constitución para asegurar que los bancos alemanes cobraban sus especulativas, y por tanto arriesgadas, inversiones hipotecarias en España. En cualquier manual capitalista se enseña que quien corre un riesgo puede ganar o perder, pero este capitalismo está trucado y la banca siempre gana. A partir de ahí, España se ha convertido en una colonia que debe aplicar las políticas impuestas.

El actual gobierno, de forma especial, es un alumno ejemplar y aplica de forma sistemática las imposiciones alemanas. En dos años ha conseguido impedir que nuestro país tenga industria energética propia que pueda darnos independencia. Ha conseguido que la estructura social del Estado se vea reducida a lo anecdótico. Ha conseguido que nuestras universidades generen trabajadores altamente cualificados que pueden ser moderadamente remunerados en Alemania y además convertir a todos los posibles trabajadores en carne de cañón de la explotación laboral. La legislación laboral española nada se diferencia de la aplicada en países subdesarrollados, donde una pequeña porción se beneficia de unos derechos que se niegan a la inmensa mayoría. Los derechos sociales básicos están siendo transformados en privilegios que deben ser pagados. La población española está siendo segregada en grupos muy bien diferenciados. De un lado los que se podrán permitir una vida de calidad y de otro los que se verán arrastrados a la miseria y la explotación, una porción cada vez más amplia de la sociedad.

El Virreinato del Sur de los Pirineos ha tenido una escasa vida. Apenas nació en 2010 y está a punto de fenecer por no poder mantener su misma estructura. Los presupuesto del Estado del próximo año son la partida de defunción de España como un país moderno occidental. Tras 2014 será necesario traer tropas extranjeras para contener una situación social convulsa y explosiva. El colchón familiar se acaba a pasos agigantados, la atención sanitaria excluye a una parte importante de la población, la educación es una parodia de lo que fue y el Estado social y de derecho ha pasado a la historia. Es hora de que nos tomemos esto en serio y seamos de verdad patriotas. Salvemos España de la destrucción sistemática a la que nos llevan estas políticas. Que la Virgen del Pilar nos dé la fuerza necesaria para expulsar hogaño, como antaño, de nuestra patria a los ladrones y vendepatrias varios.

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