La lucha contra la riqueza como servicio al Dios de Jesús
Pues bien, creo que falta dar un giro radical a las posiciones eclesiales, tanto de la jerarquía como de las instituciones mal llamadas de caridad de la Iglesia. Hemos de embarcar a toda la comunidad cristiana, al menos a los más de 1.000 millones de católicos, en una lucha sin cuartel contra la riqueza, no contra la pobreza, como medio para construir una realidad verdaderamente humana, que será a la vez el Reino de Dios predicado por Jesús, reflejado en los Evangelios y motor de un verdadero cristianismo.
De los cinco libros que he publicado, tres están dedicados a este fin. Se trata de un proyecto personal e intelectual en el que llevo trabajando más de diez años y con el que pretendo dar a los que me escuchan y leen las armas intelectuales y morales para poder enfrentar la transformación radical que nuestras vidas y nuestro mundo necesitan. El último de estos libros, No podéis servir a dos amos. Crisis del mundo, crisis en la Iglesia, publicado por Herder en su colección de Religión Digital, está dedicado plenamente a este proyecto. Es un análisis de las causas que han llevado al mundo hasta esta situación y de las causas que hacen que la Iglesia no sepa responder a la misma. En la segunda parte se aportan posibles salidas, tanto eclesiales como sociales, porque creo que la labor de la Iglesia y de los cristianos en general va a ser determinante en que este mundo camine hacia otra forma de organizarnos. Una de las propuestas que creo que son fundamentales es dejar de hacer el juego al neoliberalismo imperante y abandonar su retórica de lucha contra la pobreza, bajo la que esconden una nueva forma de enriquecerse los de siempre. Cuando las organizaciones de caridad eclesial luchan contra la pobreza hacen el juego a los que se enriquecen con el modelo económico. No, hay que dejar de hacer eso y empezar a luchar contra la riqueza y contra los ricos que la generan, amparan y producen. Porque son ellos los responsables de la situación de hambruna mundial que mata a millones de personas. Son ellos los responsables de que los océanos mueran por exterminio y la naturaleza esté agonizando para poder reproducir constantemente su riqueza obscena. Se trata de un cambio de paradigma que creo que está bien fundamentado en el libro, al que remito para confirmar lo que digo.
No son pocos los que se han dirigido a mí para agradecer una forma tan clara de decir lo que hay que hacer, con referencia clara en Jesús de Nazaret y su propuesta programática evangélica. Otros, defendiendo sus privilegios agreden verbalmente, pero lo acepto como los estertores de unos moribundos que se aferran al escaso hálito vital que les queda, hálito vital que han cifrado en mantener sus privilegios. Sé que el libro puede hacer mucho bien y sé que no dejará indiferente a nadie. Si esto puede ayudar a cambiar la situación, me daré por satisfecho.
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