Recomendaciones de lectura para las fiestas La semilla es un verbo
Akiara Books suma dos nuevos títulos a su colección Akiparla: la fuerza de la palabra. Dirigida a adolescentes y a todas aquellas personas interesadas por los grandes temas del mundo actual, la colección recoge discursos inspiradores de personajes cuyas causas son un ejemplo para la humanidad. Steve Jobs y Wangari Maathai protagonizan las dos últimas obras de esta bella colección.
| Santiago Gorgas
Tuvo que pasar mucho tiempo hasta darse cuenta de la conexión entre la higuera y el arroyo. Cuando las lluvias caen, las gotas son atrapadas por millones de hojas. A través de las raíces, el agua alcanza la tierra profunda, húmeda y fértil, penetrando el subsuelo y alimentando las reservas de agua a gran profundidad. Wangari Maathai (Kenia, 1940-2011) tuvo que ir a la universidad y graduarse en biología para entender la razón por la cual su madre le decía que no recogiera leña del árbol del arroyo. Años después nació el Movimiento Cinturón Verde, que desde su fundación ha plantado alrededor de 51 millones de árboles en Kenia.
En su discurso de aceptación del premio Nobel de la Paz del año 2004, la activista ecologista y feminista Wangari Maathai apunta la necesidad de reconocer a todas aquellas personas que silenciosamente contribuyen a la protección del medio ambiente, a promover la democracia y a defender los derechos humanos. La editorial Akiara Books recoge este y otros discursos inspiradores en la colección Akiparla: la fuerza de la palabra. Dirigida especialmente a adolescentes y a toda persona interesada por las grandes cuestiones de hoy, esta colección bilingüe e ilustrada a dos tintas se completa con una sección final en que un experto analiza las claves del discurso comentando la figura del autor y su contexto, explicando qué es lo que da fuerza al discurso y analizando sus implicaciones para el mundo de hoy.
A miles de kilómetros de distancia, con un océano de por medio, la figura de Steve Jobs se yergue como otro estandarte digno de destacar dentro de las personalidades significativas de nuestro siglo. El libro Steve Jobs: atrévete a seguir tu intuición presenta otra fórmula de inspiración. El creador de Apple realiza un discurso en el acto de graduación de la Universidad de Stanford, una de las universidades más prestigiosas de EEUU, y alienta a los estudiantes a buscar aquello que realmente los moviliza, utilizando como referente sus propias vivencias. A pesar de las distancias entre Jobs y Maathai, ambos comparten la idea de la necesidad de tener una visión de futuro.
Perseguir los sueños requiere de un gran valor. Steve Jobs y Wangari Maathai nos ofrecen sendas perspectivas diferentes del mundo desde una posición muy cercana. Sus palabras promueven la reflexión. Lejos de los dogmas y la persecución de una utopía heroica propias de las tragedias griegas o los héroes cinematográficos, Jobs o Maathai se presentan con honestidad y humildad para transmitir sus propias interpretaciones del mundo y ayudar al lector a reflexionar desde su propia posición. Ninguno es un héroe en el sentido tradicional. Simplemente son personas que buscan su proyecto de vida y se niegan a dejar el mundo tal como lo han encontrado. Personas que tienen el valor de dar un paso adelante.
“Si nunca me hubiese metido en aquella clase de caligrafía posiblemente los ordenadores personales nunca hubieran tenido tipografías tan bonitas”, contó Steve Jobs en su discurso, instando a la audiencia a confiar en el instinto, en la vida, en el Karma
Realizar un discurso a partir de vivencias personales es una excelente forma de llegar a la audiencia. El relato de Jobs comienza junto antes de su nacimiento. Su madre biológica lo da en adopción bajo la condición de que la familia que lo acoja le brinde una educación universitaria. Lo que podría haberse transformado en un estigma se convierte en una historia de superación. Los primeros seis meses, los únicos que estudia en la universidad, le sirven para reformular su proyecto vital. Abandona todas las clases obligatorias y comienza a asistir únicamente a las que más le interesan. Guiado por la curiosidad y el deseo de hacer solo aquello que le gusta, se apunta a clases de caligrafía. Aquello que a priori parece no tener ninguna aplicación en su vida acaba siendo una característica diferenciadora del ordenador Macintosh que acabaría revolucionando el mercado. “Si nunca me hubiese metido en esa clase de caligrafía posiblemente los ordenadores personales nunca hubieran tenido tipografías tan bonitas”, explicó Jobs en su discurso, instando a la audiencia a confiar en el instinto, en la vida, en el Karma o como lo queramos llamar.
La colección Akiparla propone una serie de discursos capaces de inspirar a los lectoresdesde la perspectiva de personas de diversas partes del mundo. Contribución que no solo sirve para alentar la diversidad, sino también para fomentar la heterogeneidad como virtud. Más allá de buscar un nivel de empatía, fomenta identificación entre las personas, la responsabilidad y el compromiso que comporta vivir en un planeta común.
Cuando miremos la higuera pensaremos que ha pasado años hundiendo sus raíces en la profundidad de la tierra. Y recordaremos las reservas subterráneas de las que nos ha hablado Watari Maathai. Sabremos que de aquellas reservas subirá nuevamente al agua hasta la superficie para formar el arroyo. Igual que el joven Steve Jobs estudió caligrafía movido por la pasión, un día miraremos hacia atrás y entenderemos que las semillas de los libros que plantamos crecieron gracias al agua pura del arroyo.